Capítulo 26 ┋ Frío.

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No me había dado cuenta de que salí de mi casa, sino hasta que ya estuve en la puerta de la mansión. Puedo sentir el frío de la nieve que poco a poco va cubriendo las calles de la ciudad. El aire helado se mezcla con la calidez de mi aliento, provocando que salga humo de mis labios y todo mi cuerpo se torna del color del suelo, sabiendo que necesito golpear a la puerta. Cuanto antes, mejor. Beatriz es quien sale a recibirme y la expresión en su rostro no indica nada bueno, lo que genera nauseas en mí con solo imaginarme que es lo que impulso a Liam para que salieran huyendo de su hogar.

Ella me abre la puerta, brindándome el aliento de adentrarme, y eso hago. La calidez del hogar no tarda en envolver mi temblante cuerpo y es algo que agradezco. No creí que afuera haría tanto frío, creo que más bien, con la llamada de urgencia por parte de Anabell olvidé por completo las noticias. La paciencia es algo que se aleja de mi vida en el momento en que tengo que esperar a que la dueña de la casa haga acto de presencia y me diga que es lo que está sucediendo. Miles de teorías nacen en mi cabeza, martillando mis ideas, creyendo que, como Liam no está en sus mejores momentos, quizás se haya ido a consumir lo que yo alguna vez le vi ingerir en esta misma casa, más especialmente, en su sala personal.

Al verla bajar las escaleras, recuerdo el primer día en que llegué a esta mansión, me senté en esta misma sala principal a esperar por ella, la vi bajar esas mismas escaleras con toda la seguridad de mundo, sin ningún peso sobre sus hombros, ahora parece diferente, ahora parece tener todo el peso del mundo sobre ella, un mundo que fácilmente se puede entender como Liam. Las cosas no andan del todo bien cuando la veo llegar hasta mí. Dos grandes ojeras decoran por debajo de sus ojos, no lleva maquillaje, pareciera haber estado llorando, quizás vomitando, ya que las pequeñas pecas rojas que decoran su rostro me lo indican, el esfuerzo provoca esas marcas.

—Liam me ha escuchado hablar con su padre por teléfono, le dije toda la verdad y Liam lo escuchó. —es lo primero que me dice. Estática, la veo tomar asiento en el sillón, como sí fuera lo único que necesitará en estos momentos. Las palabras dichas por mí pasan a segundo plano cuando me atraganto con mi propia saliva—. Yo... Yo no quise que las cosas se dieran así, él no quiso escucharme, prefirió gritarme, prefirió culparme de toda la mierda que nos está pasando como familia... —ríe, sin gracia—. A veces llego a creer que esto ya no es una familia, somos sólo un conjunto de personas que conviven. No quiero que Isabella crezca con la miseria atormentada que cada uno de nosotros cargamos.

Me siento a su lado.

—Él... ¿él sabe qué yo? —niega.

—No, no sé lo he dicho. —asegura—. Y tampoco lo haré, tú no mereces caer en mis errores. No quisiera que él te comenzará a ver de la misma forma en la que me mira a mí. Te llamé porque eres a la única persona a la que pude recurrir. Supuse que él se iría a tu casa.

—No, él no apareció por ahí, pero creo tener una idea de por dónde puede llegar a estar. Voy a fijarme sí estoy en lo cierto, te aseguro que él volverá, sí lo hace, me avisas. —ella asiente repetidas veces. Tomo la chaqueta que había dejado sobre la mesa cuando entre y salgo nuevamente disparada de la mansión. Tomando el primer taxi que se cruza por mi camino, le indico la dirección.

«Dan, soy Maggie. No preguntes, pero necesito que me des la dirección del lugar al que me dijiste que solías ir en tu época pasada. Es urgente, luego te explicaré.»

Él parece entender mi desesperación a través del mensaje y me lo da sin problema alguno.

Por la ventanilla puedo ver todo lo que dejamos atrás. Las calles no están siendo muy transitadas y puedo escuchar por la radio encendida del conductor como aseguran que, entrada la medianoche, el clima helado empeorará. La ciudad se volverá más peligrosa por el cambio climático y recomiendan precaución al salir de sus hogares. Realmente no me importa sí puede pasarme algo, en este momento, en lo único que puedo pensar es en Liam y su salud. Él puede llegar a ser una bomba de tiempo cuando se trata de perder su auto control.

INFERNAL © ┋ ¿En quién confías? [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora