Capítulo 3. ┋ Odioso.

2.8K 262 20
                                    




A la mañana siguiente me desperté y su mano estaba sobre la mía. Intentando no despertarlo, salí de su habitación para volver a la mía. Una vez en ella, abrí los mensajes de Laura viendo lo que anoche me dijo.

«Del trabajo salgo a las doce.» Le contesto, en lo que comienzo a buscarme una nueva vestimenta.

«¡Es perfecto! Paso por tu casa a recoger tu ropa, luego por ti y vienes a mi casa. Sé que no podrás decirme que no.» Ella me envía.

Tiene razón. Es imposible discutir con ella ya que siempre termina ganando. Bloqueo mi celular y una vez que me doy una ducha, me arreglo con una simple remera lisa y unos jean azules. Al bajar las escaleras, me encuentro a mi madre sentada en el comedor con un cigarro entre sus dedos. Su mirada está perdida, lejana a todo y creo que ni se percató de mi presencia. Carraspeo y ella voltea.

—Buenos días. —me sonríe y noto unas cansadas bolsas oscuras debajo de sus ojos lo que me indica que no durmió como debía.

—¡Hola! ¿Hace cuánto llevas ahí? —pregunto dejando mi mochila sobre la mesa. Ella apaga lo que resta del cigarro.

—Toda la noche. No pude dejar de pensar como tampoco pude dormir. —hago una mueca y veo como se pasa las manos por el rostro—. De todas formas, estaré bien. ¿Ya te irás?

—Sí, ya es hora. Llegaré tarde. —asiente—. Por cierto, esta noche no vendré. Me quedaré con Laura. ¿No me necesitas?

—Claro que no. Diviértete. Quizás venga Alicia con su hijo. —dejo un beso en su frente para luego salir de mi casa. Un largo viaje después, ya estoy en la puerta por lo que enseguida me dejan entrar al saber que soy quien trabaja aquí. 

Cambio mi vestimenta y hago lo mismo que la vez anterior. Paso por las habitaciones encontrándolas a todas en perfecto estado. Sólo tuve que limpiar el polvo que se juntó, ordenar algunas cosas y pasar el trapo por el suelo. Me adentro en la última habitación y esta no está igual que las demás. No es que sea un desastre, pero hay prendas de vestir tiradas en el suelo, polvo en los muebles y colillas de cigarros juntos en un recipiente de cristal. Junto todas las remeras, dejándolas dentro de la canasta de ropa sucia junto a los pantalones. A estos últimos me fijo que no tengan nada dentro de los bolsillos ya que después no quiero que nada se arruine y terminar con un desastre. Luego de encontrar algunos billetes, los guardo perfectamente dentro de los cajones.

Limpio el polvo restante y en una de mis curiosidades, busco alguna foto que me deje ver el rostro del tal Liam. Al no tener éxito, salgo cerrando la puerta tras de mí.

Noto como la puerta de la habitación de Isabella se encuentra entre abierta con la luz encendida, por lo que me acerco con cautela viéndola sentada en su mesita de té. Sonrío notando lo dulce que se ve y recuerdo a Franco. Quizás, solo quizás, si algún día se conocen pueden llevarse bien. Al sentir mi presencia, ella voltea a verme.

—Lo siento, no quise interrumpirla. —me disculpo, pero antes de poder irme, su voz me detiene.

—¡Espera! —me giro—. ¿Quieres jugar conmigo?

—Tengo que seguir con mi trabajo. —respondo apenada.

—Sólo unos minutos. Acabo de llegar del colegio y nadie quiso venir a jugar conmigo. Mis hermanos siempre están ocupados. —hace una mueca que me da ternura al ver como sus ojos brillan. Dejo la canasta frente a la puerta y sacudo mis manos adentrándome a la habitación. No creo tener problemas por sólo unos simples minutos de distracción.

INFERNAL © ┋ ¿En quién confías? [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora