Capítulo 11 ┋ Anillo.

2.2K 207 17
                                    




—¿Qué es lo que te sucede? —pregunto, un tanto aturdida.

—Necesito ese anillo, Magali. Es importante. Tú no lo entiendes... —me alejo un poco de él. Decir que me encuentro desconcertada es poco. Sin embargo, él volvió a dar un paso más cerca de mí.

—Yo... —miro a mis manos, y todo mi cuerpo se paraliza. No llevo mi cartera. ¡Mi cartera en donde estaba mi celular, el anillo y la foto, ya no está conmigo!

—¿Dónde está? —vuelve a preguntar.

—Lo tenía conmigo. —confieso—. Lo tenía con mi cartera, la perdí.

—¡Tiene que ser una broma! —grita, haciendo eco por el lugar, logrando sobresaltarme un poco.

—No entiendo... —hablo—. ¿Todo esto... todo esto de que me estaban siguiendo...?

—Era para traerte aquí. ¡Necesito ese puto anillo! —todas las inseguridades y el temor se van de mí, reemplazándolo por furia y odio que me carcome.

—¡Eres un idiota! ¡Me estuviste enviando mensajes, persiguiéndome en la noche, asustándome, solo por un puto anillo que no entiendo de donde mierda lo sacaste, y por qué es tan importante! —grito, notablemente molesta.

—¡No sé de qué mensajes me hablas! Yo no te envié nada, como tampoco te estuve siguiendo. Te encontré cuando volvía para mi casa y decidí hacerte creer que alguien realmente te estaba siguiendo para traerte aquí. Necesito hablar contigo, y no te tiene que importar que tan especial sea ese anillo. —no logro terminar de entender como puede ser tan imbécil.

—¿Sabes qué? ¡Eres un demente, estás loco! No quiero hablar contigo, no te me acerques, no me hables ni me molestes. Pero antes de irme, quiero saber si el perro en la carretera lo mataste tú. —me mira desentendido, perdido a mis palabras.

—¿De qué perro me estás hablando? —en ese momento, la puerta del galpón se abre y por ella entra una luz que nos deslumbra a ambos.

—¡Son ellos! ¡Aquí están, los tengo! —grita alguien, que no puedo ver debido a la luz cegadora. Seguido de eso, varios hombres uniformados entran y nos toman a ambos.

—¿Que hacen? ¡Suéltenme! —chillo, queriendo liberarme, pero no tengo éxito.

—Están arrestados por venta de drogas. Usted tiene derecho a permanecer en silencio. Cualquier cosa que diga podrá ser usada en su contra ante un tribunal. Tiene derecho a consultar a un abogado y/o a tener a uno presente cuando sea interrogado por la policía. Si no puede contratar a un abogado, le será designado para representarlo.

—¡¿De qué mierda me están hablando?! ¡Suéltenme! —exijo, pero me ignoran, prácticamente arrastrándome hasta la salida.

—¡Maggie! —me giro a la voz de Liam—. Cállate.

Parece resignado y no muestra las mismas ganas por defenderse que yo.

—¡Cállate tú, idiota! ¡Qué me suelten, no tengo nada que ver con lo que hablan! —nos sacan del galpón y nos meten a ambos dentro de una misma patrulla. Es la peor pesadilla que puedo estar teniendo en mi vida y comienzo a sentirme mareada. Puedo asegurar que mi rostro palideció.

—Sí tú tienes algo que ver con esto, juro que te mataré. —le hablo por lo bajo a quien está sentado a mi lado y este no se molesta en mirarme.

—Y a ti te conviene encontrar ese anillo, o juro que seré yo quien acabe contigo. —me amenaza y deseo poder liberar mis manos para realmente matarlo. El auto comienza a moverse. Cuando pasamos por la ruta, mi ventana da a donde anteriormente estaba el perro muerto, pero en su lugar, solo se encuentra la campera que lo cubría. ¿La policía lo habrá sacado?

INFERNAL © ┋ ¿En quién confías? [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora