Capítulo 14 ┋ Desasosiego.

1.9K 185 6
                                    


Esa misma noche actúe como si nada hubiera sucedido, como si no hubiera visto ese brazalete, como si todo estuviera más que bien. Seguí con mi trabajo, intentando olvidarme de eso, pero me resulto casi imposible y más cuando mi camino coincidía con el de Liam, o mis ojos se encontraban con los suyos.

Más tarde, cuando la noche finalizó, y todos abandonaron la fiesta, por fin me pude ir cuando mi amigo vino por mí. Claro está que no pude dormir ya que las preguntas y el desasosiego tomaron forma de insomnio y no me abandono por el resto de las horas nocturnas.

Ahora puedo incluso sentir las ojeras debajo de mis ojos, por suerte hoy no trabajo. Es mi glorioso día libre que aprovecharé para desayunar con mi madre, tomar un café con Laura, y luego ir a ver a Franco al hospital. Cuando llego a la sala, la veo sentada con un humeante café en sus manos y mi boca se llena de agua. Realmente necesito uno de esos. Anabell ya había depositado el sueldo del mes en mi cuenta y pude pagar las deudas que teníamos pendientes y de paso comprar las cosas necesarias para la casa.

—Buenos días. —la saludo, sentándome a su lado, sirviéndome un poco de café en mi taza. Ella me saluda de la misma forma y recuerdo el suceso de ayer por la tarde, pero decido esperar para preguntarle.

—¿Hoy irás a ver a Franco? —asiento a su pregunta—. Tengo buenas noticias. Quería comentártelo antes pero no tuve oportunidad ya que estás siempre en el trabajo.

La miro expectante.

—Conseguí empleo. ¿Recuerdas que yo había terminado la carrera como profesora, pero desde la enfermedad de Franco nunca pude empezar a trabajar? —asiento, sorprendida por lo que deduzco que me dirá—. Bien, ya conseguí trabajo. Es un colegio secundario. La paga es buena, pero es de horario completo. Nos servirá que ambas trabajemos.

—¡Wow! —es lo único que atino a decir—. ¡Felicidades!

Ninguna de las dos vuelve a decir algo. Tomo un poco del café y me aclaro la garganta para hablar.

—¿Puedo preguntarte algo? —ella asiente mirándome—. ¿Quién es Isaac?

Ella alza una ceja.

—¿Qué Isaac?

—No sé, solo sé su nombre. —muerdo el interior de mi mejilla—. Ayer por la tarde me detuvo en la calle. Pronuncio mi nombre y el de Franco. También te envió saludos a ti. Solo me dijo su nombre. Su cabello es rubio, con algunos reflejos castaños. Ojos celestes, así como los de Franco...

Parece nerviosa, pero solo carraspea. —¡Oh, sí, Isaac! Es solo un viejo amigo. Este último tiempo me lo estuve cruzando mucho e íbamos a tomar un café...

Su manera de hablar es indiferente, pero su actitud es contradictoria.

—Le conté de ti, de Franco. Incluso le enseñe fotos de ustedes que tengo guardadas ya que él quería conocerlos. —asiento, apretando mis labios levemente—. Qué... ¿qué más te preguntó? ¿Te dijo algo más?

Niego con la cabeza. —No, nada. Solo eso y me dio curiosidad de saber ya que nunca antes lo había visto en mi vida como para que supiera de mi nombre.

Decido olvidar el tema. Solo es un amigo, si ella me lo afirma, debo de creer que es cierto. Pero ¿por qué se puso así de nerviosa?

Ella, como si quisiera relajar el ambiente que se formó, prende la televisión y puedo ver las noticias. Sigue la búsqueda de respuestas al homicidio que ocurrió hace días. Varías personas divagan asegurando que vieron miles de cosas esa noche, pero todas son contadas de diferentes maneras. Algunas dicen haber encontrado el famoso brazalete, pero siempre la policía termina descubriendo que mienten solo para aparecer en cámaras.

INFERNAL © ┋ ¿En quién confías? [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora