Capítulo 9 ┋ Adicción.

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Abro mis ojos cuando el despertador retumba en mis oídos y me fijo que son las seis de la mañana. Pesadamente, me levanto de mi cama y en ese momento recuerdo lo sucedido anoche. Olvide llamar a Dan para preguntarle como está. Lo haré más tarde, ahora tengo que ir al hospital a ver a mi hermano.

Una vez arreglada, salgo de mi habitación y me dirijo a la de mi madre. Ella no está, en su lugar, encuentro una carta perfectamente acomodada en la almohada. Me acerco, la tomo y al abrirla, leo lo su contenido.

«Maggie, tuve que salir a hacer unas cosas de último momento. Vendré más tarde. Te quiero y ten cuidado cuando regreses a la noche.»

La vuelvo a guardar y salgo de mi casa. Al llegar al hospital, me dejan pasar a ver a mi hermano. Caminando por los pasillos hasta su habitación, no puedo dejar de preguntarme como se encontrará. Al llegar, desde el umbral de la puerta puedo verlo jugar con una diminuta pelota de plástico. La pasea de una mano a la otra. Su expresión es de seriedad y no aparta la vista de sus movimientos. Golpeo suavemente la madera y esta vez, su mirada se encuentra con la mía.

—¡Hola! —le sonrío, animadamente y él hace un esfuerzo por devolverme el gesto. Me acerco, sentándome a su lado—. ¿Cómo estás?

—No tengo ganas de salir. —lo oigo murmurar.

—Descuida, iremos a tu tiempo. —contesto.

—Lo siento... —dice, apartando su mirada y frunzo el ceño.

—¿Qué cosa?

—Siento haberte hecho pasar vergüenza frente a tu novio. —puedo sentir que lo dice sinceramente y eso me enoja, pero no con él.

—Franco, no digas eso. No tienes que disculparte, tampoco tienes que avergonzarte porque yo no lo estoy. Deja de sentirte así porque estas equivocado. Nunca me harías pasar vergüenza. —él me sonríe sin ganas, pero no me mira.

—¿Él dijo algo?

—Espera que te recuperes pronto.

—Y... ¿La hermana? ¿Dijo algo? —lo miro intentando adivinar sus pensamientos y una sonrisa se asoma en mi rostro cuando veo un rubor asomarse en sus mejillas.

—Bueno... —sonrío—. Ella estaba muy preocupada. Me pidió que te dijera que te manda muchos besos.

Él no responde y creo estar sabiendo que es lo que le pasa. Al ver que sigue manteniéndose en silencio, continúo hablando.

—Si quieres un día de estos la traigo para que se conozcan mejor. Empezaron mal y pueden volver a verse para seguir hablando, o jugando, o lo que sea. Incluso podríamos volver al parque si así lo deseas.

—Claro, porque no. —alza sus hombros con indiferencia fingida. Pasamos el resto de las horas hablando de mi trabajo, de como está mamá, con quien no tuve el tiempo de hablar tranquilamente, y de cosas sin sentido. Cuando llega la hora de irme, me despido prometiendo que volveré pronto. Salgo del hospital y me encamino hasta mi trabajo. Al subirme al transporte público, un mensaje me llega al buzón, pero lo ignoro. Debe de ser de Dan o de Laura. Cuando llego a la esquina, camino las pocas cuadras que me quedan y saco mi celular, recordando el mensaje de antes. Leo lo que dicta, frunciendo el ceño extrañada.

«El sábado a la noche te espero en la esquina de la fuente de la plaza principal de la ciudad. ¡No te olvides!»

El sábado es la fiesta de beneficencia a la que Anabell me invitó. El que me envió el mensaje debe de haberse equivocado, por lo que no le tomo importancia y lo dejo ahí. Vuelvo a guardar el celular y al llegar, me dejan entrar sin más. Ya me siento con más confianza que las primeras veces que vine. Cambio mi ropa y al salir, Ashton se acerca a mí.

INFERNAL © ┋ ¿En quién confías? [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora