Capítulo 30 ┋ Impulsividad.

1.2K 135 32
                                    



Liam se encuentra frente a mí. Tan... ¿distinto? Lleva el cabello un poco más corto que de la última vez que lo vi, aunque no ha pasado mucho tiempo, en su rostro puedo ver que los meses le dieron la bienvenida. Lleva unas ojeras apenas notables por debajo de sus ojos cristalinos, los cuáles siempre supe mirar a través de ellos. Una sombra de barba que le está creciendo se pinta desde su mejilla, por toda su barbilla, y que, en sus labios pálidos, en el labio inferior, lleva un arito que antes había mencionado. No sé por cuánto tiempo lo estuve observando, quizás analizando la situación de que está en la puerta de mi casa, a unos cuántos centímetros, o que me encuentro mirándolo sorprendida, un poco horrorizada, y hasta emocionada. Puedo sentir una presión desde mi estómago, que electrifica todo mi cuerpo con solo mirarlo y no sé con exactitud sí esto se trata de otro de mis sueños nocturnos en los que pronto me despertaré y me desvelaré pensando en ello, o realmente está sucediendo. Desciendo de una nube de silencio y añoranza cuando él abre su boca para hablarme y despertarme nuevamente.

 —Hola. —su voz suena más grave, más ronca, como sí todo este tiempo hubiera sido un sufrimiento para su vida.

Y, aunque en él ciertas cosas se vean diferentes y extrañas, puedo ver más allá en su mirada que sigue siendo el mismo que siempre, quizás ya no tan destruido, pero siempre llevándome a los viejos tiempos solo con mirarme, y lograr que me ponga nerviosa.

—Ho...Hola... —respondo. Me hago a un lado, permitiendo que se adentre a mi hogar, y es lo que hace. Siempre manteniendo sus manos dentro de los bolsillos de su chaqueta. No sé si es que no lo veo hace tiempo, pero pareciera que se encuentra más alto que de costumbre. Ambos nos sumergimos en silencio, sin saber bien que decir. Puedo escuchar los latidos de nuestros corazones, y como su respiración pareciera acelerada. Cierro la puerta, ocultando mi rostro, mirando a la madera frente a mí. Respiro hondo todo el oxígeno que necesito para voltear a enfrentarlo y lo hago. Me giro, volviendo a ver su rostro frente a mí. Sus verdosos ojos me recorren de arriba a abajo, volviendo a ponerlos sobre mi mirada que espera a que diga algo, porque claramente yo no podré hacerlo.

—Estás... —traga saliva—. Estás diferente... Estás más cambiada.

—Supongo que gracias, sí el cambio es para bien. —sonrío de lado, relamiendo mis secos labios.

—Siempre fuiste hermosa, pero ahora lo estás el doble. —me sonrojo violentamente como él nunca había logrado. Siempre intentaba que sus halagos pasaran por alto sobre mí para no dejarme notar avergonzada, pero ahora, que no me esperaba volver a verlo, me encuentro con las defensas bajas, y las paredes derrumbadas dejándome notar que sigo siendo una persona ante él.

—¿Quieres algo de beber? —pregunto cambiando de tema—. Yo... realmente no te esperaba aquí... Creí que...

—Me gustaría un té. —me pide y una parte de mí se sorprende al ver sus facciones tan maduras. Realmente pareciera haber cambiado más de lo que note a simple vista.

—Claro. —paso por su lado, aspirando su aroma, y sigo de largo hasta llegar a la cocina. Siento sus pasos seguirme por detrás y la ansiedad crece enormemente en mí interior. Cuando llego, intento disimular el temblor en mis manos porque siento como si él fuera un completo desconocido para mí. Un desconocido con el que claramente viví miles de momentos que estuve intentando olvidar y ahora se me reaparecen de manera abrupta, como inimaginable. Coloco el agua a hervir y los minutos en los que espero a que ya este listo, ninguno de los dos dice nada. Mantengo mi mirada en cualquier parte que no sea él, y siento que me está mirando muy atentamente, casi esperando a que yo también lo mire, pero simplemente no me animo a hacerlo.

INFERNAL © ┋ ¿En quién confías? [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora