Capítulo 10 ┋ Desconocido.

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Camino apurada intentando alejarme de quien me estuviera siguiendo y me sofoco. Estoy siendo consumida por la noche, y no entiendo como llegue hasta aquí. Siento los pasos caminar más cerca de mí, queriendo atraparme, queriéndome destruir. Mi respiración es caótica y siento como si estuviera por llegar al final de mi vida. Si sea quien sea me atrapa, estaré perdida, será mi último aliento.

Ya no camino, corro. Me abro paso entre ramas, piedras y demás objetos contundentes que se clavan en mi piel. El perfecto vestido de gala que llevo puesto, a estas alturas está desgarrado y sucio. Ya no se ve brillante como en el momento en que Anabell me lo entregó. Siento a flor de piel el miedo e intento no respirar por temor a que esa persona logre localizarme. Puedo oír los chillidos de los animales de la oscura noche, y la luz de la luna que alumbra mi camino. Si no fuera por eso, a estás alturas ya no sabría por dónde estoy andando.

Salgo del bosque, y todo a mi alrededor es un gran descampado. Miro a todas partes sin saber bien a donde ir y a unos cuántos metros de mí veo lo que parece ser un galpón. Me acerco con cautela, mirando a mis espaldas.

Cuando llego a la puerta de chapa, en ese momento una gran mano se apodera de mi muñeca, jala mi brazo y nos mete a ambos dentro del galpón. La puerta se cierra frente a mis ojos.

23 horas antes.

Había transcurrido una semana desde lo sucedido. Miles de veces intente volver a entrar a su cuarto pero esas miles de veces Liam puso la puerta bajo llave. A pesar de que su madre le insistía en que la abriera para así yo pudiera hacer mis deberes, él hacía oídos sordos y mantenía la privacidad de sus objetos bajo cerradura. No me quiero imaginar el desastre impenetrable que debe ser su habitación.

Fuera del tema del anillo, no pude dejar de pensar en esta semana lo que pasó entre nosotros. El insomnio fue mi único acompañante para desvelarme recordándolo. Claro que eso no era bueno ya que cuando hacía mi trabajo, me contaba concentrarme debido a la falta de sueño. Para mi suerte, él no se volvió a acercar a mí, y estoy casi segura de que cree que si intenta algo más, atentaré contra su vida, o su entre pierna. Mejor así.

Ahora, que mi madre se está bañando, yo me encuentro sobre su cama, revisando viejas fotos antes de irme a trabajar. Son las cinco de la mañana y en media hora tendré que salir hacía la mansión, ya que esta noche es la fiesta a beneficio de la que Anabell me habló anteriormente. Tendré que estar ahí más temprano para seguir sus órdenes y que todo salga más que perfecto.

Mis pupilas se mueven inquietas por las fotos que tomo con mis manos y dirijo mi vista a un solo lugar en especial: las fotos en las que sale mi padre y se ve su mano. En ninguna de ellas logro localizar el anillo que vi en el cuarto de Liam, pero estoy segura de mis recuerdos. Si realmente es el anillo original de mi padre, eso significa que Liam tuvo contacto con él. Algo que yo no. Perdí contacto con mi progenitor el día en que se marchó de mi casa. Luego de esa lluviosa noche, no volví a saber de él. Más a allá de que mi madre lo necesitaba para la manutención, a él no le intereso y nos abandonó. Algunas veces creía que se había ido del país. Otras que tenía una familia oculta por lo que prefirió quedarse con ellos. Al tiempo, comencé a creer que él se habría suicidado. Miles de teorías cruzaban mi cabeza por las noches y algunas veces me hacía creer a mí misma que algo le había pasado como para dejarnos a mí y a Franco.

Hasta que crecí, y me di cuenta de que mi padre nos dejó porque nunca nos quiso. No fuimos importantes para él, solo éramos una carga. Yo antes lo extrañaba, ahora ya no. Agradezco que Franco no tenga recuerdos de él. Me evito tener que explicarle por qué nuestro padre fue un imbécil.

INFERNAL © ┋ ¿En quién confías? [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora