Capítulo 53 ┋ Presente.

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Miro a todos con atención. Desde una esquina, sentado en uno de los bancos de cemento, los veo reunidos. Puedo adivinar sus pensamientos. No tienen ni un gramo de amor en sus corazones. Tomo la cajetilla de cigarro, lo abro y descubro en su interior que solo me queda un cilindro blanco, listo para ser consumido. Lo agarro sin dudar y lo enciendo cuando lo tengo entre mis labios, rozando delicadamente el arito que aún llevo en mi boca.

Muchos dicen que el pasado puede ser doloroso, pero no hay nada peor que sentir el presente. Vivir el ahora. Dentro de algunos años puedes, quizás, olvidarte de lo que viviste hace mucho tiempo atrás, pero el ahora, el vivir el presente, el estar acá puede llegar a calarte el alma con mucho dolor.

Todos lloran. Algunos ya no lo hacen. Otros están al borde de romperse. Pero los miro y los miro, barriendo con la mirada todo mis alrededores, y no logro localizarla. Maggie decidió no asistir. La entiendo. Más difícil que enfrentar la muerte de un ser querido es tener que ver como lo entierran. Algunos deciden canalizar el sufrimiento de la pérdida estando en soledad. Soy muy capaz de comprender ese sentimiento de mierda. De sentir como te arrancan un pedazo de tu alma. Un pedazo de ti mismo. Así sin más. Así sin anestesia. Sin compasión. La vida es una mierda, pero la muerte ya es de otro nivel. Es incomprensible como una persona, un ser querido, quién sea, pueda desaparecer de tu vida así como así. De un día para el otro, de un segundo al otro, en un instante la dejas de ver, ya no lo vuelves a ver, ya no te sonríe, ya no te habla, ya no escuchas su voz, el sonido de su risa, sus penas y sus alegrías. Y no hay nada más horroroso que tener que aceptarlo, que tener que enfrentaron. Se puede superar, la herida se puede cerrar, pero la cicatriz nunca se borra. Siempre, de alguna u otra forma, la terminas recordando con mucha melancolía.

A lo lejos lo veo a quién dicen que es mi padre. De pie. De traje negro y corbata. Con la mirada en el suelo y el sufrimiento en el cielo. Isaac está canalizando su dolor en silencio, Maggie en soledad, yo fumando un cigarro y la madre de Franco y Magali en los brazos de los que vinieron a presenciar el entierro. Cada persona tiene diferentes formas de ser.

Yo, a diferencia de todos los demás, me mantengo alejado de la multitud, con la cabeza agachada, tragando todas mis ganas de demostrar lo mucho que me duele su partida. Era mi hermano. Y no tuve el tiempo suficiente para actuar como un hermano para él. Isabella también está aquí, caminando entre las tumbas, viéndolo todo, pero pensando en nada. Por su cabeza puede estar proyectando todo lo que vivió con Franco, o quizás este pensando en el juicio de mañana. Quizás para la semana que viene ya este viajando a Alemania, o estará preparándose para seguir sus clases de piano en este país. Deduzco que en lo que más debe estar pensando es en lo mucho que ella quería a Franco. Ojalá se lo haya hecho saber.

Le doy una fuerte calada al cigarro, expulsando el humo, y en ese instante siento la mano de alguien posándose sobre mi hombro. Cuando volteo curioso, la veo a la madre de Magali ante mí. ¿Cómo era su nombre? Ah, ya lo recuerdo:

—¿Cómo estás, Julia? —le pregunto, haciéndome a un lado para que pueda sentarse junto a mí.

—Sabes perfectamente como estoy. —veo sus claros ojos hinchados, y es respuesta suficiente para mí—. Pero me importa saber como estás tú.

Suspiro, tirando el cigarro a un costado en el verde y fresco pasto. —Sobreviviendo.

—Maggie está de la misma forma. —le presto atención cuando pronuncia ese nombre y ella lo nota—. Está mañana fui a buscarla a su habitación. Una puerta trabada con llave fue lo que me recibió, y un débil sollozo fue su respuesta. Entendí que ella no iba a querer venir. Siempre fue así: Refugiase en el primer escondite que encuentre para poder convivir con todos esos sentimientos acumulados que la abruman. La conozco tan bien. ¿Cómo no hacerlo? Es mi hija. Por más que intente demostrar que no siente emoción alguna, noto que guarda más en su corazón de lo que quiere revelar.

INFERNAL © ┋ ¿En quién confías? [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora