Los días pasaban pasaban rápidamente y sin darse cuenta, ya había llegado enero, mes del cumpleaños de Marck, aunque este no lo celebraba mucho, solo recibía regalos y un poco más de cariño de parte de su amigas ese día, a pesar de que no pudieron estar con él el año pasado debido a ciertas razones.
Solo le enviaron el suéter rosa pastel que el guardaba y cuidaba en el fondo de su armario, pero este año sería diferente, especialmente porque tendría a otro amigo a su lado.
Llegó al colegio muy contento y emocionado, después de todo, era un dia muy especial. Rápidamente llegó al lado de sus dos mejores amigas con una sonrisa de oreja a oreja, esperando la emoción y las felicitaciones.
—Hola Laura, hola Sam—Dijo sin poder quitar su tono de emoción.
—¡Hola Marcie!—Respondió Sam con el característico sobrenombre que le habían dado sus dos mejores amigas—¡A que no adivinas que día es hoy!
—No me digas eso, ¡Yo más que nadie se que día es hoy!
—Wow, no creí que te gustará tanto el ramen—dijo esta vez Laura.
—Esperen ¿Qué?—Preguntó Marck perplejo.
—¿Qué no lo recuerdas? Hoy viene el puesto coreano que cocina el mejor ramen del mundo mundial, vamos todos los años cuando viene a la ciudad y ¡Es hoy! —La expresión de Marck decayó por completo.
—Ah claro, jamás podría olvidarlo—A Marck se le bajaron los ánimos, y se vió obligado a fingir una sonrisa para no preocuparlas.
El timbre sonó y Marck no pudo evitar buscar a Noah con la mirada, tenía una semana sin poder conversar bien con el contrario ya que este estaba ocupado.
Pero no lo encontró en los pasillos, si no, solo en su pupitre, dormido profundamente; al llegar el profesor, Marck como buen compañero, lo despertó, este le dio las gracias pero ni una mísera felicitación, aunque Marck ignoró esto último ya que el chico lucía cansado.
Las horas de clase fueron como una eternidad para el castaño, pero al fin y al cabo, estas terminaron. Sam y Laura (en especial Sam) estaban emocionadas por ir al puesto de ramen ambulante que visitaban todos los años, así que salieron del colegio casi corriendo.
—¡Esperen un momento!—dijo Laura y empezó a revisar su bolso—¡Dejé mi cartera en el salón! Adelántense, los llamaré cuando vaya.
Los chicos siguieron las instrucciones y llegaron al enorme puesto hecho de lonas de donde provenía un exquisito olor al característico ramen del lugar. Se sentaron en una mesa, donde los atendieron y pidieron 4 tazones de ramen.
—Oye, Laura dice que viene en camino, espérame, voy a ir afuera a esperarla ¿Esta bien?—la chica hizo lo dicho, dejando al cumpleañero solo en la mesa, unos pocos minutos después, llegaron los platos que ordenaron.
—Oye ¿y tu amiga?—preguntó el coreano que trabajaba ahí y que trajo los platos.
—Se fue a recibir a buscar a mi otra amiga.
— Un momento, ¿Tu no eres Marck?
—Si ¿Como lo sabes?—el chico hizo un gesto de como si hubiera acertado algo.
—Sabia que te había visto en algún lado, eres ese chico que siempre viene con sus dos amigas, han venido a este puesto por años, pero ¿Por que estás tan triste esta vez?
—¿Que? No estoy triste—dijo Marck mientras daba una sonrisa, que a causa de la tristeza, se convirtió en una mueca.
—¿Entonces eso es un lágrima de felicidad?—Marck se tocó su mejilla algo húmeda debido a una escurridiza lágrima que se escapó de sus ojos—Cuenta, cuenta.
—Solo estoy algo triste por que mis amigos olvidaron mi cumpleaños, y el año pasado no lo celebré y quería que fuera un día especial—el chico se quedó esperando unos segundos.
—¿Sabes? El ramen que ordenaron es mi favorito ¿Sabes por que? Por que mi abuelo decía que era mágico, que cuando lo comías, no importa que tan malo sea el día, si lo comías, algo bueno iba a pasar; el ramen es común y corriente, solo una vieja receta, pero lo que me quería enseñar mi abuelo era que no importa que tan malo sea el día, todo iba a mejorar si tu lo creías—Marck escuchaba atentamente al joven, por lo que empezó a comer y se sintió un poco mejor.
—¡Está muy bueno!
—¡Lo sé! ¿Verdad?, pero ya en serio, no creo que tus amigos se hayan olvidado de tu cumpleaños.
—¿Por que lo dices?
—Voltea y lo verás por ti mismo—Marck acató las ordenes, encontrándose con su dos amigas con bolsas en las manos y a Noah con un cupcake con una velita encima, sin esperar más, empezaron a cantar la típica canción de cumpleaños, Marck se cubrió su rostro para que no vieran las traviesas lágrimas que salían debido a la alegría y a la sorpresa. Dejaron las cosas en la mesa y los tres se lanzaron a abrazar al castaño.
El chico asiático se retiró para seguir trabajando y vió de nuevo hacia la mesa donde se encontraba el castaño regañando a sus amigos por engañarlo así aún con lágrimas en los ojos.
Desvió su mirada a un plato de ramen que contenía la especial sopa, se le acercó con nostalgia.
—Tenías razón abuelo, esta sopa si que es mágica—musitó para el mismo y volver a servirle deliciosa comida a los clientes.
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Fecha de edición: 09/06/18
¡Llegó su lodo, puercas!
Ahre no :v Ahora que lo pienso, mis notas siempre son disculpas por tardar en actualizar :v
Pero ustedes saben que yo amo a los poquitos lectores que aman esta basurita de historia que escribo, en el próximo capitulo se viene lo intenso y se alborota lo verdaderamente interesante.
Hasta el próximo cap, bye~
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Él es Hermosa
Подростковая литератураMark Cowell es un chico talentoso, estudioso y que amaba el boxeo, bueno, asi lo veían todos. Pero lo que nadie sabía, es que Mark, un chico con un fuerte temperamento, tenía una vida problemática y dolorosa, y el hecho de que pasaba algunos de sus...