Habíamos llegado hace una semana a este país, el papeleo no fue tan complicado ya que en efecto, mi madre era de aquí, ella lucía feliz de volver, yo me estaba adaptado bastante bien a pesar de jamás haber pisado este país antes, pero todo iba sin problemas, incluso había conseguido un trabajo de medio tiempo en la ciudad.
Admito que voy a extrañar Nueva Zelanda, pero hay muchas cosas que agradezco dejar atrás, y estaba feliz de tener cerca el apoyo de la familia de mi madre.
Quedé con un primo para ir a un bar, mi madre me aconsejó que saliera con el, para ir teniendo más confianza con la familia, ella se preocupaba mucho de que no pudiera adaptarme, acepté sin inconvenientes.
Ahora mismo era de noche, había llegado al bar, pero no había señal de mi primo; por lo que simplemente pedí una bebida esperando que el llegara.
Los minutos pasaban velozmente, igual que los vasos de alcohol por mi garganta; tenía el estomago vacío debido a que olvidé comer antes de salir, a veces desearía no ser tan olvidadizo.
Me sentía cada vez mas mareado y confundido, el mundo a mi alrededor era opaco y cambiante, simplemente revuelto ante mi vista. Sentí como alguien se sentaba a mi lado, fijé mi vista en quien era, esperando que fuera mi primo, pero terminó siendo una chica muy bonita, no pude evitar pensar que ella tenía algo raro.
Sin importarme nada, me le quedé mirando buscando lo queme tenía inconforme, y después de analizarla y observarla por lo que para mi fueron unos minutos, me dí cuenta de que era un chico, me quedé perplejo, pero no por que fuera un travesti muy bien disimulado; sino, porque me seguía pareciendo igual de bonita, tal vez incluso mas.
Rápidamente negué, no podía llamarme la atención un chico, no ahora.
"No te pueden gustar los hombres"
"Eso está mal, tu eres un chico normal, a los niños normales no les gustan los chicos"
Las palabras que mi padre me repetía resonaron en mi cabeza muy claramente, rebotando y repitiéndose como si de un espejo se tratara, lo que hacía que hacía que me doliera esta misma.
Pensé una y otra vez que porque me pareciera bonito, no me hacía gay; pasaron los segundos y mis palabras salían solas si que pudiera detenerlas, al igual que mis acciones; no lo sé, todo era muy confuso y borroso. Hablé con él, tomó mi mano y me sacó del lugar, aquello era lo que recordaba y se guardaba en mi mente.
Sin darme cuenta, ya estaba en un taxi al lado de "la chica bonita". Definitivamente no miré por la ventana, esa luces moviéndose mareaban aún más mis ojos pesados por el sueño. Rendido ante mis impulsos, recosté mi cabeza en su hombro. A pesar de que yo olía fuertemente a alcohol, pude percibir su dulce aroma, a pesar de que él era sumamente delgado su hombro era realmente reconfortante, y a pesar de saber que aquello era solo un momento, realmente lo disfruté.
Agradecí que no me apartó de su hombro, era muy...reconfortante y cálido, era de ese tipo de sentimientos a los que te aferras, de los que no quieres apartarte, pensando y sintiendo que solo tu perteneces ahí.
Tal vez sea por el efecto del alcohol, pero por un momento no me sentí solo, que ya no era solo uno y que podía compartir algo con este chico. Definitivamente estaba delirando.
Cerré mis ojos, sintiendo como olvidaba lo que seguía haciendo.
(. . .)
Abrí mis ojos al sentir un chorro de agua en mi rostro lanzado por la manguera de mi madre.
—¡Levántate borracho! ¡Debes ir al colegio!— sentía un horrible dolor de cabeza ¿Que había pasado ayer, como para que terminara tirado en el porche de mi casa?
Lo único que recordaba era una chica bonita y a un primo que me debía una explicación.
Fecha de public: 04/11/17
Fecha de Edición: 16/02/19
ESTÁS LEYENDO
Él es Hermosa
Novela JuvenilMark Cowell es un chico talentoso, estudioso y que amaba el boxeo, bueno, asi lo veían todos. Pero lo que nadie sabía, es que Mark, un chico con un fuerte temperamento, tenía una vida problemática y dolorosa, y el hecho de que pasaba algunos de sus...