Especial: Él es Hermosa

286 22 2
                                    

11 años de edad

Un pequeño jovencito castaño se encontraba solo en el recreo como de costumbre, aquel ya era su último año en la primaria, pero jamás había podido hacer amigos. Era demasiado tímido para eso, sin mencionar que era un poco más pequeño y delgado que sus compañeros, lucía como un niño escuálido y débil. No le gustaba eso de si mismo, el quería amigos como cualquier niño normal. 

El quería ser normal.

—¡Cuidado!—le gritó una voz femenina, pero no le dio tiempo de reaccionar cuando un libro se estampó contra su nuca y lo hizo caer al piso.

Dos niñas se acercaron corriendo a ver al niño.

—¡Se murió, Laura! La maestra nos matará a nosotras por asesinato—le dijo una niña con ropas muy coloridas a otra vestida de colores opacos y oscuros con cabello negro, liso y largo.

—No estoy muerto—respondió el niño bastante bajo, casi inaudible, levantándose del piso.

—Lo siento mucho—lloriqueó la niña colorida—¿Estás bien?

El castaño se limitó a asentir con timidez y la niña pelinegra habló—¿Que pasa? ¿Eres mudo?

El niño se sonrojó y bajó su mirada, por inercia empezó a jugar con los dedos de sus manos, con nerviosismo y timidez.

—Aw, eres tan lindo—dijo la niña colorida enternecida por el sonrojo y la timidez del niño—Pareces una niña muy linda.

Laura estuvo a punto de comentarle que eso pudo ofender al chico al compararlo con una niña, pero se sorprendió al ver que este subía la mirada con sus ojitos marrones brillando.

—¿En serio lo crees?—preguntó el castaño y la niña colorida asintió.

—Sip, eres muy bonito—el jovencito sonrió—Soy Sam, ella es Laura—dijo y la niña de negro saludó con su libro en brazos.

—Soy Marck—se limitó a decir este.

Los tres jovencitos pasaron hablando todo el receso, a Marck se sintió muy cómodo y feliz, incluso ya no se sentía tan solo después de varias semanas desde la ida de su hermana. Al final, sonó la campana y los tres niños se fueron a sus respectivos salones. Pero quedaron en verse en la salida.

Al llegar el final de clases, los niños se sentaron en la acera en la entrada de la escuela.

—¿Y que suelen hacer sentadas aquí?—preguntó Marck.

—Solemos esperar a que nos vengan a buscar—habló Sam—A mi me viene a buscar mi mamá y a Laura... bueno, no lo sé, solo viene un gran auto negro y se la llevan—los dos niños voltearon a la pelinegra, esperando una respuesta, la cual no llegó—La vida de Laura siempre será un misterio ¿Y a ti quién te viene a buscar?

Marck bajó la mirada—A mi nadie me viene a buscar, me voy solo.

—¿Y tu mamá?—preguntó Sam descuidadamente.

—Yo no tengo mamá—respondió el niño, Laura lo miró y le acarició la espalda.

—Lo siento—respondió Sam—No pensé que tampoco tuvieras mamá.

—¿Tampoco?

—Laura tampoco tiene mamá.

Los niños quedaron en un largo silencio, y Sam se sintió un poco mal, pero se le ocurrió una idea.

—Oigan, mi mamá me va a llevar a un puesto de ramen el fin de semana ¿Quieren venir?—los dos jovenes asintieron sin pensar. Segundos después llegó una enorme camioneta negra y como dijo Sam, se estacionó al frente.

Él es HermosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora