Capítulo 7: Alan Bullock

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—¿Estás demente?—casi le gritó Samantha, atrayendo la atención de los estudiantes a su alrededor.

—No hace falta que lo grites, no es para tanto—dijo Laura tratando de que se calmara.

—¿Que no es para tanto? Va a ser un esclavo todo el año escolar, mira ¡Hasta la dignidad se le cayó!— replicó en cambio la pelirroja. Marck pensó que al parecer, no fue una buena idea contarle a sus amigas lo sucedido.

—Va a ser solo por un tiempo— se excusó el castaño y desvió la mirada avergonzado, miró al final del pasillo, donde se encontraba Noah conversando interesado con su nuevo grupo de amigos , entre ellos: Alan Bullock, un chico popular que de vez en cuando se robaba la mirada y la atención de Marck.

—¿Viendo a Alan Bullock otra vez?— Marck se sobresaltó al escuchar a Samantha, quién dijo esto con una voz insinuante y un poco pícara.

El palido negó, debía aceptar que le atraía Alan, era un chico simple y bien parecido, pero no hasta el punto de gustarle, apenas lo conocía; pero no sería malo cruzar algunas palabras con el antes de que se vaya; ya que este era su último año en el colegio, a diferencia de el, que era un año menor. Pero ahí radicaba el problema, Marck era demasiado inseguro, demasiado nervioso como para el tomar la riendas de una situación.

Así sea solo para ser su amigo, Marck jamás podría ser el primero en hablar.

El timbre sonó estridente y ensordecedor y los chicos arrastraron sus pies al aula de clases, igual que todos los demás para seguir la jornada escolar.

Esta pasaba lenta y aburridamente, con monotonía desapercibida, y sin darse cuenta, ya habían llegado a la hora del almuerzo. Laura y Sam iban a comer allí, sin embargo, Marck no las acompañaba esta vez.

En la cafetería siempre había bullicio, multitud formando alboroto, algo que Marck aborrecía, por ello, prefería evitarla y quedarse en el patio, donde el silencio, la paz y un poco de calor abundaba. Se sentó una vez más a las raíces de un viejo árbol.

Y suspiró.

A los pocos minutos, sintió la presencia de alguien a su lado, bufó al imaginarme quién era.

¿Es que ese estúpido chico no le dejaba en paz? Fijó su vista en su acompañante. Y se sorprendió al ver a Alan parado a su lado.

Sus mejillas tomaron un color rosado al saber que la primera persona en la que pensó fue en Noah, desvió un poco la mirada para que no fuese tan obvio (Aunque ya de que servía).

—¿Puedo... hablar contigo?— Marck se sorprendió ante sus palabras, lucía sereno y serio.

Marck se levantó del pie del árbol donde se encontraba, fijando más su vista en el chico.

—Claro ¿Que necesitas? 

—Me preguntaba si querrías salir conmigo, ya sabes, para conocernos.

El pálido quedó perplejo ante su propuesta ¿Hablaba en serio? ¿Siquiera le estaba hablando a el? Aquello era demasiado bueno para ser verdad.

—Tenía tiempo interesado en ti, pero no me atrevía a hablarte ¿Hoy podemos tomar un café después de clases en la cafetería que está cerca del colegio?

—Yo...sinceramente— se rascó la nuca nervioso, ¿Que le respondía? dijo que no sería malo sería malo conocerlo, pero no se esperaba esto.

—No necesitas responder ahora, te esperaré después de clases allí ¿Esta bien?— dijo y se fue antes de que el otro chico dijera algo.

¿Que debía hacer ahora? Tenía tiempo sin darse una oportunidad con alguien, es verdad que lo tomó desprevenido, ¿Aunque sea aquello lucía real?. Marck negó, debía de dejar de pensar en eso, debía aceptar lo bueno que le pasaba por una vez.

Y debía admitir, que el hecho de que le invitaran a salir le emocionaba demasiado. Además de que Alan es un buen chico. Realmente debía de dejar de ser un paranoico con esto. Siempre solía ser así. 

Se dispuso a ir en busca de Samantha y Laura para hablar con ellas de esto y que le pusieran las ideas en su lugar. En estos momentos, como desearía ser Emma, segura y confianzuda de lo que hace.

Dio algunos pasos, pero cuando volteó, chocó con alguien, exactamente: El chico de sus pesadillas. Noah lo miraba con una cara seria que nunca había visto en su rostro, reemplazando su usual sonrisa divertida y burlona. Sintió como su penetrante mirada oscura se posaba en la suya.

Cosa que le dio unos escalofríos que llegaron a cada rincón de su cuerpo.

Noah tenía una mirada tan fría y seria que helaba los huesos de solo sentirla. Y justo ahí se dio cuenta, de que algo no andaba bien.


Fecha de public: 06/11/18

Fecha de edición: 22/02/19

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