Capítulo 3: Atrapados

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Había pasado toda la clase incómodo y nervioso debido a la penetrante mirada del extraño chico que había conocido la noche anterior. Su rostro era sereno, inocente y curioso, como si no pasara nada, y era eso lo que más me alteraba.

Al llegar la hora del almuerzo, de manera muy predecible el chico nuevo era el centro de atención; pero aún así seguía demasiado pendiente de mi, sin dejar pasar algún detalle. Solo podía pensar "¡Deja de mirarme imbécil!" ¿Por que simplemente no podía ignorarme como la demás personas?

Salí de ahí lo más rápido que pude al patio del colegio, donde nunca solía haber gente (La gente siempre preferirá el aire acondicionado). 

Aún estaba algo irritado, nunca fui una persona paciente. Siempre tan nervioso, ansioso, perdiendo el control de mis emociones, como odiaba aquello, y ahora todo empeoraba con una persona no planeada con tal información en sus manos, podría colapsar en cualquier segundo, tan sofocado y asfixiante era no saber como manejarte a ti mismo.

Al sentir unos pasos acercarse mis sensibles e irritados sentidos se pusieron alerta; me volteé lo más rápido que pude, solo para encontrarme con el chico de ojos grandes, oscuros y rasgados.

No podía evitar mirarlos y detallarlos cada vez que lo veía, me ponían tan nervioso.

—¿Que haces aquí?— dije sin pensarlo ni un segundo,  estar a la defensiva era lo único que me quedaba.

—¿Acaso no puedo estar aquí?— preguntó con tono retador.

—¿Que quieres, entonces?— no quería tener nada que ver con el, no es como si me agradara el hecho de que el sospechara lo que hago y que eso me dejara en desventaja.

—Voy a ser directo, se que eres la chica de aquel bar— mis ojos se abrieron con preocupación al escucharlo hablar en voz alta como si fuera algo de todos los días.

—Hay muchas chicas en los bares, estabas borracho y por ello me debiste confundir con otra persona.

—Yo nunca mencioné que estaba borracho— respondió con una sonrisa triunfante. Y ahí estaba, yo cavando mi propia tumba, era un boca floja de primera sin dudar, bien hecho Marck, MUY bien hecho.

— Dime de una vez que quieres— dije completamente a la defensiva nuevamente, tenía que salir de esa situación lo antes posible. Debía irme, correr, esconderme, huir, lo más mínimo para no enfrentar lo que sea que se avecinara. Me sentía pequeñito ante sus ojos, esos que conectaban con los míos.

—Verás, soy una persona algo ocupada por los momentos, por lo que quiero que hagas mis tareas por un tiempo, sin mencionar unos favores que pediré mas adelante ¿Vale?— terminó él con una sonrisa divertida y convincente, y tal vez un poco coqueta. Quedé perplejo ante eso ¿Acaso tengo cara de esclavo para que haga cosas como esas?

—¡Claro que no! ¿Por quien carajos me tomas? No perderé la dignidad por que un borracho extranjero me lo diga ¿Vale?— dije remarcando la última palabra, tal como el la dijo.

—Las chicas bonitas no deberían hablar tan groseramente, especialmente cuando fuiste tan amable conmigo ayer.

Me hirvió la sangre al escucharlo hablar de esa manera. Tan irritante, me hacía perder mi poca paciencia con facilidad, y lo peor de todo es que parecía disfrutarlo.

—Escúchame imbécil, yo lo único que hice fue tenerte lastima y hacerte un favor, mas nada— sin darme cuenta, había tomado el cuello de su camisa, a pesar de que el era un poco mas alto que yo. Justo en este instante le había perdido el miedo, así que no importa que tan grande, intimidante o musculoso fuese, solo quedaba enojo e irritación en mi.

Al carajo mi autocontrol.

—No querrás meterte en una pelea conmigo, practico boxeo; así que relájate— dijo el con ese fastidioso tono burlesco. Racalcándolo, tirándole leña al fuego con disimulada culpa.

Y eso fue la gota que derramó el vaso, me abalancé sobre él, lo que rápidamente se convirtió en una pelea; hubo tirones, puñetazos, creo que hasta lo mordí.

No se en que parte del patio fuimos a parar, pero antes de continuar, un profesor nos detuvo.

Mis huesos helaron, sin embargo, agradecí en mis adentros que fue el profesor Iván, uno de los profesores mas jóvenes del instituto, y mi único profesor de confianza.

Pero igual seguía siendo un profesor, y no lo iba a dejar pasar.


Fecha de public: 04/11/17

Fecha de edición: 15/02/19

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