2. A solas

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Entre lentamente a la habitación, a pesar de ser fuerte, lo cierto es que estaba algo asustada y que hubieran personas que escucharían todo no me ayudaba.

Lo primero que vi fue la cama, era enorme y muy alta. Tenía una manta púrpura con detalles en hilo dorado y muchas almohadas, la gran mayoría era para decorar. En el medio de las almohadas había una rosa roja. Igual que la habitación donde me habían vestido, esta también tenía un aire frío que hizo que me abrazara.

-Tiene frío princesa?- me sorprendi al escucharlo y lo vi de pie al lado de la ventana con un vaso de vino. Igual que yo, también tenía ropa para dormir.

-No Alteza. Solo estaba viendo que esta habitación posee un espiritu frío y desagradable como el resto de este maldito castillo.

-Que palabras tan dulces para una dama- se dio vuelta para verme y vi que su camisa estaba abierta y su rostro tenía una mirada traviesa.

-Gracias- dije con sarcasmo.

-No estais tan nerviosa y tímida como lo imagine, al contrario, pareceis una mujer bastante altanera.

-Es mi sangre italiana, no soy una sumisa como las damas inglesas.

-¿Como sabe como son si usted solo tiene 3 días aquí?

-Una dama no revela sus secretos.

-Soy su esposo así que deberá decirmelos.

-Un esposo que yo no elegí- lo mire desafiantemente a los ojos.

-Tampoco la elegí como esposa, prefiero a las morenas, sin embargo fue algo que se nos impuso.

Rode los ojos y susurre- idiota.

-Oí eso y déjeme decirle que se equivoca.

-¿Podríamos dejar la charla Alteza? Hagamos lo que debemos hacer de una vez. Quisiera dormir de una vez.

-Veo que estais desesperada.

-Se equivoca, si por mi fuera no dejaría que me pongáis un dedo encima. Lamentablemente tenemos un público que espera ver como perdi mi castidad.

-¿La pone nerviosa el publico?

-Considero que es una falta de respeto e invasión de la privacidad. Nosotros no tenemos costumbres tan raras.

-¿Y que hacen ustedes?

-Lo mismo pero sin espectadores y en un área alejada para no molestar a nadie ni ser molestados.

-Interesante- me di cuenta por su mirada que estaba analizandome, retrocedi y lo mire.

-¿Por qué me veis así?

-Intento saber que clase de dama sois.

-¿Llego a una deducción señor?

-No. Solo conocí 2 tipos de mujer: la dama y la ramera. La dama es tímida, elegante recatada, es como una flor frágil. La ramera es fuerte, sensual, atrevida y le encantan las altanerias. Diría que sois uns ramera pero sus gestos son delicados y elegantes a pesar de su caracter fuerte.

-¿Significa que soy una mezcla?

-Así es.

-Ah- fui a la cama y tome la rosa.

-Antes de que diga algo tonto como "oh Alteza, gracias por esta flor", dejeme aclararle que no fui yo quien puso la rosa en ese lugar, cuando llegue ya estaba.

-Jamás diría una cosa tan tonta, no soy una dulce y sumisa niña. Además ya se que no fue usted.

-¿Como lo dedujo señora?

Till Death Do Us PartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora