Till Death Do Us Part

31. Retratos

¿Cómo paso tan rápido el tiempo? Otra vez hacía frío. Agosto se llevo lo último de un cálido verano. Septiembre y Octubre le robaron las hojas a los árboles haciendo que muchos comerciantes embarcaran y fueran a expandir nuestro comercio en las colonias. Noviembre termino de teñir el jardín con sus tonos rojos, marrones y dorados.

De vez en cuando tenía noticias sobre la guerra. Al parecer los franceses iban ganando y su bando había invadido Holanda. Me había reunido con el gobernante de Suiza y me entere de que casi los habían invadido. Su ejercito estaba haciendo rondas casuales cerca de la frontera cuando descubrieron que estaban luchando en tierra suiza. Por las dudas, convencí al rey de Milán para que su ejercito y el mio trabajen juntos y vigilen las fronteras. Los Alpes nos protegeran, pero es mejor tomar precauciones.

Después de que intentaran matarme en mi cumpleaños, me había vuelto algo obsesiva durante el primer mes y antes de cada comida, le pedía al cocinero que probara la comida delante de mi, para asegurarme de que no estaba envenenada. Luego me di cuenta de que era algo rídiculo. Esas personas que me atendían me vieron nacer y crecer, jamás se atreverían a hacerme daño. Mi tío no volvió a verme, al parecer su interés por ayudarme se esfumó luego de rechazar su ayuda. Thomas estaba muy ocupado en su guerra y jamás me envio una carta. Por mi parte, jamás le envíe nada ya que mi orgullo me lo impedía. Lo bueno es que inventi mi tiempo en reuniones con los reyes de los estados independientes y también visite a diferentes nobles para ver cual era el estado real de mi reino.

Termine de peinarme cuando Makenna entro a mi cuarto.

-Ni creas que usaras eso -me dijo mientras empezaba a buscar un vestido.

-¿Qué tiene de malo?

-Es un poco serio, necesitas algo que resalte tu figura -tomo un vestido celeste con un poco de escote- este es perfecto.

-¿Por qué debería cambiarme?

-Porque tu esposo acaba de llegar y con lo orgullosa que eres, estoy segura de que querras algo llamativo para demostrarle que no lo necesitas -rodo lo ojos.

-¿Thomas esta aquí? -abrí los ojos y tome el vestido.

-Sí.

Rápidamente tome el vestido que me dio y me lo puse. Solte mi cabello y lo adorne con unas delgadas cadenas. Vi la caja con el lapislázuli y por alguna razón decidí usarlo.

-¿Qué tal?

-Perfecta.

Salí de mi habitación y camine casualmente hasta el salón. Vi a Thomas bebiendo y mirando por la ventana.

-Es muy temprano para beber milord.

-Jane -dio media vuelta y me miro a los ojos un instante, luego, comenzo a mirarme detenidamente, como sí estuviera contemplando una obra de arte- Te ves hermosa.

-Lo se, soy una mujer muy hermosa. ¿Se puede saber que haces aquí?

-Estoy cumpliendo mi palabra. Ya vine a verte en tu cumpleaños y ahora estoy aquí para celebrar nuestro aniversario.

-¿Es hoy? -dije sorprendida antes de cruzar los brazos- Ya se porque vienes, utilizas la escusa del aniversario cuando en realidad quieres satisfacer tus necesidades. ¿Qué paso? ¿Ninguna fue tan tonta para hacerlo y por eso vienes a mi?

-Sí... Viene a marcar territorio y a sembrar mi semilla. Estoy por cumplir 30 años, un abrir y cerrar de ojos más y estare a la mitad de mi vida, ya es hora de sentar cabeza y tener descendencia.

-Haha. Yo soy muy joven y no voy a tener un hijo tuyo mientras estes en la guerra.

-Esa guerra ya casi termina, puedo volver y me das la sorpresa.