42. Las confesiones de Elle

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Ambas nos miramos fijamente, examinandonos mutuamente. No pensaba ser la que hablara primero, sin embargo, el silencio era insoportable.

-Se que no soy lo que esperabais...

-Una mujer vestida de hombre -dijo asombrada- a nosotras nos juzgan por la profesión que elegimos pero vestir de hombre es peor.

-No tuve elección y no es tan malo -me cruce de brazos y me defendí- usar pantalones es mil veces más cómodo y práctico que usar faldas. Las mujeres no podemos entrar aquí, por lo que tuve que vestir así para acompañar a mi marido.

-¿Vuestro marido os dejo vestir así? -pregunto escandalizada.

-Sí, de hecho Thomas me pidio venir así vestida.

-¿Thomas? ¿El rey Thomas es vuestro esposo?

-Sí -dije inocentemente. Ella, asustada se arrodilló frente a mi.

-Majestad perdonadme por mi impertinencia -la mire confundida un segundo antes de recordar que también era reina de Inglaterra. Tome sus manos y la levante del suelo.

-Por favor no lo hagas, no me recuerdes cual es mi posición.

-Por supuesto Majestad -ella me miro con timidez y mire la habitación. Las pinzas en el cabello me molestaban por lo que me las quite, abrí mi saco y la mire.

-¿Tove es tu cliente? -la mire y ella asintió- ¿Desde hace cuanto?

-Desde hace muchos años, casi 10 -abrí los ojos sorprendida y le mostré la bolsa que Thomas me dio.

-Te dare toda esta bolsa de monedas si me ayudas.

-¿De verdad? Muchas gracias, majestad -ella se acerco y miro la bolsa con deseo.

-Dije "si me ayudas" -la mire seriamente y me aleje- Recuerdas si Tove actuó de forma extraña cuando mi esposo y yo fuimos coronados.

-Mm... -ella se sentó y se puso a pensar- eso fue hace mucho pero si, fue algo importante y todos recuerdan cuando un rey muere y el sucesor sube al trono. Tove estaba bastante enojado.

-¿Enojado? -la mire con interés.

-Sí. Creo que Tove no quería que su hermano fuera el rey, siempre decía cosas como que su esfuerzo había sido inútil o que todo había salido mal. Al parecer le pago a alguien pero no tuvo los resultados que querían.

-¿Sabes a quien le pago?

-No, nunca me lo dijo y jamás le pregunte. No es algo que me interese.

-Claro -respondí algo decepcionada aunque era obvio que no sabría nada- ni siquiera sabes si él tiene, no se... ¿amigos de otros reinos?

-No lo se.

-Que lástima.

-La que si puede saber es Annamaría.

-¿Annamaría? -pregunte con interes al haber escuchado el nombre de la sirvienta.

-Si. Ella antes trabajaba aquí pero Thomas pago por ella y se la llevo a palacio. De vez en cuando viene a visitarnos y nos cuenta rumores sobre la familia real.

-Annamaría... -susurré mientras daba vueltas por la habitación. Al parecer ella siempre sería una molestia -hablame sobre ella, dime todo lo que sepas sobre ella.

-Bueno... Ella llego aquí siendo muy joven, al parecer su familia murió y comenzo a vivir en la calle, nuestro amo la vio y la trajo hasta aquí. Al principio ella no sabía a que nos dedicabamos hasta que el amo empezo a darle ropa más provocativa y la llevo con un cliente. Generalmente nadie la quería porque siempre vivía llorando y eso irritaba al amo. Un día apareció vuestro esposo, el rey Thomas, y pidio estar con ella. No sabemos que fue lo que hizo él, pero luego de ese día Anna no volvío a llorar. Creímos que había caído en la fantasía de que el príncipe se enamoraría de ella y se la llevaría a palacio para convertirla en princesa... -por un momento ella se perdió en sus recuerdos y luego me miro- Vuestro esposo cumplió su promesa y se llevó a Annamaría a palacio pero no para convertirla en princesa, sino para convertirla en una sirvienta.

Till Death Do Us PartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora