39. Ayudame

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No se porque tuve que irme tan lejos. Era de noche y me perdí bastantes veces en medio del bosque hasta que logre encontrar, milagrosamente, el camino correcto y volver a casa. Luego de esto, nunca más iría al bosque de noche. Lo mejor era que no había tenido que usar la pistola ya que ningún ladrón se cruzo por mi camino.

Cuando estaba llegando a palacio, vi una gran cantidad de guardias custodiando la puerta, también pude ver un carruaje con emblemas ingleses frente a la puerta y maldije para mi misma mientras me acercaba lentamente. Thomas salió de su carruaje al verme llegar y se cruzo de brazos. Conte mentalmente hasta diez antes de bajar del caballo y encararlo.

-Al fin llegas.

-Es mi palacio y hago lo que quiera. Creí que todo había quedado claro.

-No es para hablar de nosotros, es sobre otra cosa.

-Es un poco tarde. Vuelve mañana -dije mientras pasaba cerca de el.

-Jane...

-¿Qué? -pregunte irritada.

-Amnistía.

-Hasta donde yo se, amnistía significa "olvido de los delitos políticos, otorgado por quien tiene la potestad de hacer las leyes". A menos que tus abusos hacía mi persona signifiquen delitos políticos, no creo que necesites amnistía

-¿Eres un diccionario andante?

-En mis ratos libres sí -sonreí mientras pasaba a su lado.

-Jamás creí que las rubias fuesen tan inteligentes, creí que eran vanidosas y frívolas.

-Ya ves que no todas somos así, algunas podemos retener algo en nuestras hermosas y doradas cabezas.

-No necesito amnistía, pero no se que pedir para que me dejes quedarme aquí. No tengo a donde ir.

-Hay algunas posadas que son muy buenas.

-No se hablar italiano y no aceptan dinero inglés. Si hubiera sabido que mi dulce y frígida esposa no me iba a dejar estar aquí, hubiese venido con un intérprete.

-¿Dulce y frígida? -abrí los ojos por la sorpresa ya que me sentí ofendida. Lo mire con cierto rencor- Una interesante contradicción aunque claramente puedo ser todo menos frígida. Cruel y fogosa me describiría mejor.

-No recuerdo que seas fogosa, creo que quiza necesito que me refresques la memoria.

-Hombres... -rode los ojos y lo mire con desprecio- solo piensan con los pantalones... Volviendo a tu incomprensión de mi hermoso idioma... La educación es para ustedes y no la aprovechan. Se nota que solo saben demostrar que tan machos son.

-Disculpad milady por no hablar vuestro idioma y por creer ciegamente en vuestra dulce y vil palabra.

-¡Vete de aquí! -dije furiosa mientras los guardias me dejaban pasar para entrar al palacio.

-Espera por favor -lo ignore y seguí caminando- por favor.

-¿Qué?

-Realmente necesito hablar...

-Lo que sea que quieras hablar puede esperar hasta mañana.

-Entonces... ¿puedo quedarme aquí? -lo mire y sonreí malignamente.

-Si quieres quedarte puedes usar el establo, al palacio no entras.

-¿Qué? ¿Tienes idea de con quien hablas mujer? Aún eres mi esposa y no permitiré que me humilles enviandome al establo.

-Aquí eres un simple consorte así que tus ordenes no son nada para mi. Acabas de venir de una guerra, tengo entendido que ahí duermen como y donde pueden. ¿Tan rápido se te subieron los aires de lord para exigir un lugar digno? Que pena que aquí no funciona. -me di vuelta para caminar y antes de cruzar la puerta sonreí- El establo o el carruaje, tu decides. Arrivederci mio amore.

Till Death Do Us PartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora