22. Entra en mi palacio

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Después de una merecida ducha y de vestirme de negro, fui al mausoleo familiar y mire los nombres. Toda mi familia estaba en esas criptas. Mi madre. Mi padre. Mi hermano. Era la ultima Vulturi y ni siquiera podría pasar el nombre a mis hijos. Vagamente era consciente de que Renesmee y mi tío estaban en alguna parte del palacio pero no me importaba. Lo unico en lo que podía pensar era en el vacío en mi interior y en la debilidad que sentía.

¿Porqué te fuiste Alec? ¿Porqué me abandonaste?

En un momento llego Renesmee y la mire. Realmente era bonita con sus ojos marrones y su largo y ondulado cabello cobrizo. Parecía la hermanita menor que siempre quise tener y jamás tendré. Ambas lloramos y hablamos de Alec.

Sabía que estaba haciendome daño. Era consciente de eso y en algún momento lo pagaría. Durante los próximos días desde mi llegada, apenas probaba bocado y no me importaba. Sentía deseos de morir para ir junto a mi hermano.

Renesmee me acompaño en la mañana del cuarto día para mi visita al mausoleo. Estaba tan perdida en mis pensamientos que me asuste al una voz familiar.

-Hola -lentamente, ambas nos dimos vuelta para verlo. Se veía bastante bien y no pude evitar compararlo con Athos. Ambos eran fuertes pero Athos tenía olor a hombre y una mirada salvaje. Thomas, por otra parte, era un niño arrogante y malo. Lo mire mejor y vi que tenía una cinta negra en el brazo.

-Creo que los dejare solos -vi a Renesmee levantarse y la imite.

-El es Thomas -le dije y ella asintio, luego lo mire- ella es Renesmee Cullen.

-Mucho gusto en conocerla señorita Cullen.

-El gusto es mio Alteza -hizo una reverencia y me miro con timidez, asenti y ella se fue.

-Estas peor de lo que imagine. Demasiado delgada para mi gusto. ¿Acaso no te estas alimentando?

-Pense que me consolarias un poco o me darías el pesame pero me equivoque -mire a otro lado y me abrace a mi misma.

-Me preocupo por ti aunque no lo demuestre muy seguido -se acerco y me abrazo.

-Prefiero más la versión que pelea pero en este momento no tengo fuerzas para pelear -lo mire a los ojos- dejare que seas el hombre y te encargues de todo, haz lo que quieras, no voy a quejarme. Por una vez sere la esposa sumisa y obediente -lo abrace mientras me escondía en su pecho.

-Realmente estas mal para decir eso. El dolor debe ser más profundo de lo que imagine. Esperaba encontrar a una mujer fuerte que se mostraría arrogante al estar en su terreno. No esperaba a una mujer deprimida, jamás imagine verte así.

-Era mi hermano, mi gemelo, es una parte de mi que ya no esta más -no pude evitarlo y volví a llorar.

-No lo conocí mucho pero estoy seguro de que a el no le gustaría verte así. Seguramente a el le gustaría que fueras fuerte. Se que duele. Jamás perdí a alguien que me importe así que no se que se siente, imagino que no es agradable ahora que te veo, pero debes luchar. Yo estaré aquí para que tu puedas apoyarte en mi, sere tu roca cuando te sientas perdida, sere lo que necesites.

-¿De verdad? -lo mire y el acaricio mi mejilla.

-Sí -sonreí y me quede a su lado sintiéndome un poco mejor.

El me llevo hasta una mesa con sillas que estaba afuera del palacio. Recorde los desayunos al aire libre que compartí con Alec y tuve que ser fuerte para no llorar de nuevo. Aparto una silla para mi y me sente. Mire las flores y luego el paisaje. Metros y metros y metros de verde hasta unirse con el azul del cielo en una línea perfecta. Era muy diferente de Londres donde todo era gris y muerto. Aquí la naturaleza era pura y estaba viva. Recorde las horas que pasaba en el verano corriendo como una pequeña salvaje. La suave caricia me hizo distraerme y mire a mi esposo.

Till Death Do Us PartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora