17. El castigo de la princesa rebelde

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Luego de un baño con agua caliente y de comer algo, me enfrente al rey. Por supuesto, no le gusto mi conducta y me dio un sermón acerca de lo que se espera de la futura reina. La reina también me dio otro sermón durante la cena y Makenna otro antes de dormir. Estaba preparada para algo peor pero me sorprendí al ver lo leves que fueron, mi padre hubiera sido peor. No vi a Thomas por ningún lado y eso era algo preocupante.

Me sentía inquieta y no podía dormir. Me puse un albornoz y salí de mi habitación para buscar algo para beber en la cocina. Estaba por bajar las escaleras cuando sentí que me tapaban fuertemente la boca y me sujetaban por la cintura. Trate de luchar pero me quede congelada al oir su voz en mi oido.

-Sera mejor que te quedes quieta una vez en la vida.

Trate de gritar y luchar pero era imposible. El era mucho más fuerte y alto que yo por lo que las posibilidades de ganar eran mínimas. Me llevo por unos pasillos por los que jamás estuve. Cuando llegamos a la habitación, me tiro al piso y puso un mueble delante de la puerta para evitar que saliera. Mire a todos lados pero la desesperanza me invadió. No había ventanas, adornos, muebles. Lo unico que había era una cama matrimonial sencilla, sin postes ni cabecera. Comencé a retroceder mientras pensaba en cuales serían mis probabilidades de mover el mueble, abrir la puerta y escapar mientras gritaba pidiendo ayuda. Vi sus ojos y sentí miedo, al ver el cuchillo en su mano supe que esta vez no habría escapatoria. Realmente estaba en peligro de muerte y ni siquiera mi ingenio me salvaría.

-Thomas... -empece en un tono dócil mientras retrocedía asustada, vi como avanzaba hacía mi de forma amenazante y se iba quitando el cinturón con cada paso que daba- por favor no...

-Mi paciencia se acabo. No voy a dejar que sigas con tus malditas rebeldías. Eres mi esposa y aprenderás a respetarme y obedecerme por las buenas o por las malas. Te di bastantes oportunidades pero las ignoraste así que tendra que ser por las malas.

-Por favor...

-Jamás creí que debería levantarle la mano a una mujer pero ese día llego y tu me obligaste.

-No lo hagas... -se acerco mas con el cinturón y me obligo a ponerme en cuatro patas, tomo mi cabello y me tiro fuerte, haciendome gritar por la oleada de dolor.

-Voy a azotarte y quiero que los cuentes, ¿entendido? -me tiro mas fuerte el pelo y chille.

-¡Sí!

-¿Sí que?

-¡Sí Alteza!

Solto mi cabello que cayó sobre mis hombros como una cortina dorada. Sabía que era una locura pero no me rendiría tan fácil. Antes de que levantara el cinturón, me puse de pie y comencé a correr. Escuche su gruñido mientras comenzaba a seguirme. No tenía muchos lugares para escapar así que salte sobre la cama pero el tomo mi tobillo y me hizo caer.

-¿Jamás te daras por vencida verdad? -me puso sobre su regazo y siento un golpe que llega sin previo aviso, que es más fuerte y peor de lo que temía. Grito sin querer- ¡Cuenta Jane!

-¡Uno! -me vuelve a pegar y el dolor resuena por toda la marca de su mano- ¡Dos! -nuestras respiraciones son agitadas y tengo la vista nublada a causa de las lágrimas. Jamás en mi vida me sentí tan indefensa y humillada como hasta ahora. Intento buscar alguna fuerza interna en mi mente cuando su mano otra vez me golpea- ¡Tres!

Estoy mordiendo mi labio esperando otro golpe cuando siento su mano acariciar mi carne dolorida. Chillo ya que el más leve contacto es doloroso. Me sostiene por la cintura y me tira a la cama. Antes de que pueda reaccionar, veo como se quita la camisa y se acuesta sobre mi, aplastandome con su peso.

-Creo que cambie de idea y ya se que hare.

Toma el cuchillo y con un rápido movimiento corta el albornoz y el camisón por la mitad dejandome completamente expuesta a el. Aturdida por el dolor tardo unos segundos en reaccionar y entender sus palabras y acciones.

-¡No! -nuevamente el miedo me domina y trato de escapar. Empujarlo es como empujar una pared. Comienzo a gritar pero el me da una bofetada que me hace rendirme unos segundos hasta que nuevamente trato de escapar. Escucho como esta bajando su pantalón y su mano trata de separar mis piernas a la fuerza.

-¡Deja de luchar! Hare lo que debí haber hecho el primer día y no lo evitaras.

-Por favor no lo hagas -comencé a temblar y me encogi como una niña pequeña mientras mis fuerzas me abandonaban y mi mente se rendía ante lo inevitable. Sentí como me tocaba y abría a su antojo mientras se preparaba para comenzar. En un último intento de desafio, aunque seguramente sería una suplica ya que no tenía fuerzas para luchar, busque sus ojos y lo mire mientras las lágrimas corrían libres por mis mejillas- por favor no...

Nos miramos fijamente a los ojos. Lo mire buscando algo, pero solo vi el odio y la rabia que sentía. Él me miraba como si estuviera buscando algo en lo más profundo de mi ser. No se si este intercambio de miradas duro segundos u horas pero el cerro sus ojos y aparto la mirada.

-¡No puedo! No puedo hacerlo -lo mire confundida y vi con alivio que el se alejaba de mi y acomodaba su pantalón. Me miro con dolor mientras apretaba sus puños- No puedo poseerte de esta forma. No puedo así.

Trate de cubrirme con los restos de mi ropa y tome la sabana para cubrirme mejor. Abrace fuerte mis piernas y lo vi golpear la pared con sus puños. Aparte la mirada y lentamente sentí como algo dentro de mi se rompía y tomaba verdadera consciencia de todo lo que paso. Su grito me hizo mirarlo y vi como la sangre empezaba a quedarse en la pared luego de cada golpe. Sentí frío en todo mi cuerpo y descubri que nada tenía sentido. Su furia y todo lo que me rodeaba me fue indiferente, hasta el dolor dejo de importar cuando todas las piezas empezaban a encajar como un perfecto rompecabezas. Apenas fui consciente de que el se sento frente a mi y me miraba verdaderamente dolido.

-Perdón. Perdoname Jane.

Lo escuche sollozar pero ya nada importaba.

Me sentí mareada pero no quise luchar, estaba cansada de luchar y deje que la oscuridad me atrapara y me quitara la consciencia.

Till Death Do Us PartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora