Las Marcadas Capitulo 43 Parte XXIX

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DESILUSIONES

Dejando a Ika, Tamoe y Sayira fueron llevadas a sus áreas de trabajo. esa mañana Sayira debía ocuparse de la lavandería y Tamoe de las habitaciones normales de palacio, alejada de las habitaciones reales y de los pasillos, ella laboraba muy concentrada rodeada de los guardias que la vigilaban, tenía poco ánimo, estaba distraída, cuando en su recorrido le tocaba entrar a limpiar la habitación de enfermería, la misma donde fue la revisión de ellas antes del ritual de la intimidad y donde ella e Izu tuvieron aquel encuentro tan apasionante, antes de entrar se detuvo frente la puerta y miro a todos lados, uno de los guardias la observo y le hizo señas para que continuara y ella sacudió la cabeza deseando no pensar, avanzo, el lugar estaba solitario algo desordenado, de pronto la embargaba una gran ansiedad, comenzó a imaginarse a Izu en aquel lugar con su bata blanca atareado, trabajando con seriedad y empeño dedicándose a su profesión con aquella pasión característica de él... ella sonrió y sus mejillas se coloraron centrado sus pensamientos de ambos juntos desenfrenados dando rienda suelta a lo que sentían aquel día de las revisiones, esa mañana él no estaba allí se ocupaba de otros asuntos, el lugar estaba vacío, no había nadie salvo su bata tirada sobre el asiento en el que solía sentarse, ella tomo la bata y aspiro su olor con vehemencia,

cerro sus ojos e hizo su rostro a un lado sintiéndose muy acongojada, aunque trataba de evitar pensar en lo que paso entre ellos los recuerdos de aquella revisión vinieron a su mente y como un volcán en erupción Tamoe se enervo y respiro hondo conteniendo el ímpetu de su deseo, ella corrió al baño y allí mojo su rostro repitiéndose una y otra vez así misma que debía apartar a Izu de su vida... trataba de convencerse que todo había acabado, que los dos ya no podían seguir llevando aquella relación clandestina que los estaba consumiendo a ambos, pero sobre todo a él, ya era tarde para ella, pensaba, su vida ya no valía nada estaba en manos de Mioto, aunque odiaba la idea esa era su cruel realidad y se pondría peor cuando al fin estuvieran juntos... ella pensaba en el último de los rituales y la idea de morir allí le parecía tan atractiva, para que continuar su vida si Izu ya no estaría con ella, entonces comenzó a llorar a pensarlo a él en los brazos de otra tigresa siendo feliz recibiendo hijos con los brazos abierto, hijos que ella nunca podría darle, le dolía pensar, sentir que ya no podía aferrarse a su amor por él, los malos habían ganado y ella aunque le costara tenía que renunciar a Izu, su corazón se hacía mil pedazos trataba de buscar la mejor manera para decirle allí mismo adiós de una vez por todas, pero no era fácil ella estaba concentrada cuando un guardia toco rusticanamente la puerta del baño:

Guardia: ¡Oye tú ya sal de ahí de inmediato! tienes prohibido perderte de nuestra vista, ¿Qué haces allí encerrada? sal de inmediato o abriré a la fuerza

Tamoe: (abriendo de forma presipitada)- Deje de gritar, aquí estoy no me he ido a ninguna parte, es un baño, no tiene nada de malo que lo use... o ¿Qué? ¿Tengo prohibido usar uno?

Guardia: Desde luego que no, pero notifíquelo primero, las están llamando para que tomen su desayuno se los dejaron en el cuarto de limpieza el suyo y el de la otra marcada... muévase tengo llevarla para allá

Tamoe: espere, Ika ¿no estará con nosotras?

Guardia: no, la dejaron en la cocina imagino que comerá allá, ya camine no me haga perder el tiempo

Tamoe: Ustedes son tan amables...

Guardia: No se queje, al menos agradezca que no pasara estos días encerrada... muévase señora

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