Las Marcadas capitulo 58 parte XLIV

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DÍA 3 DE LA LIBERTAD OTORGADA A LAS MARCADAS

(ULTIMO DÍA DE LIBERTAD)

ENREDOS Y PROBLEMAS

RECAPITULANDO: dejamos el valle de la paz y vamos a Ryu Yuru justo al inicio del mismo día que termino en el capítulo anterior cuando Kioki salió a toda prisa para detener a Po en su intento por intimar con tigresa usando su Shi... recordamos que la noche anterior de ese día se dieron varios acontecimientos como la celebración del cumpleaños de Tamoe donde recibió la propuesta de matrimonio por parte de Izu y esa misma noche se celebró su boda en lo secreto usando a tigresa en su autoridad de princesa para casarlos, también recordamos que no solo ellos se dieron cita al romance por ser también  el cumpleaños de Sayira, Ika recibió un encuentro romántico en compañía de Liu y por otro lado la inesperada sorpresa con que se encontró Hio al final del día enterándose que su querida Kiashi le estaba esperando y ambos tuvieron su cita entre un repentino entrenamiento y algunas revelaciones, también estaba Kana que lejos de palacio resolvía su problema de preñez en su vieja casa de crianza en compañía de key keru, pero a raíz de aquella terrible pesadilla su noche de encuentro no termino tan bien, pues estaba maltrecha y malherida al salir huyendo de la casa como loca, aquella noche algunos durmieron conflictuados y otros suspiraban llenos de emoción por lo vivido... retomemos, pues lo ocurrido luego de esa noche tan excitante para todos estos personajes...

La mañana de Ryu Yuru no era diferente a muchas otras, el cielo se mantenía nublado,  hacía  calor, el viento soplaba muy poco el pueblo se vestía con aquel triste y lúgubre aspecto que lo caracterizaba desde que Yiru Maru se mantenía en el reinad...

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La mañana de Ryu Yuru no era diferente a muchas otras, el cielo se mantenía nublado, hacía calor, el viento soplaba muy poco el pueblo se vestía con aquel triste y lúgubre aspecto que lo caracterizaba desde que Yiru Maru se mantenía en el reinado, las personas estaban de pie desde temprano, pero sus rostros no lucían alegres más bien amargados, iracundos obligados a cumplir faenas para satisfacer las necesidades de palacio y así permitirles a ellos poder llevar el sustento a sus hogares, otros lucían temerosos, inseguros incapaces de dar la cara sometidos ante las duras leyes por las que se regían y que los hacían cautivos privándolos de sus libertades de opinar o escoger; pero a fin de cuentas todos resignados de una forma adictiva a su estilo de vida tan precaria, incompleta e infeliz.

En palacio desde muy temprano muchos iniciaba sus jornadas, sobre todo la servidumbre que por fuerza lógica debían estar de pie antes que nadie. Esa mañana Kiashi abría sus ojos algo enrojecidos de tanto llorar al darse cuenta de sus inevitables sentimientos por Hio, ella se sentó en la cama pensativa, no quería volver a la habitación de tigresa tan pronto solo se sentó en el silencio de su habitación tocando su frente sintiéndose cansada y algo adolorida, su cuerpo no estaba adaptado al ejercicio físico y el entrenamiento la dejo algo pasmosa, ella suspiro recordando aquella noche sonrojándose al recordar los acercamientos de Hio, su sonrisa, su forma de tratarla, de hacerla sentir como nadie sabía hacerlo, las locuras que hizo que de alguna manera le arrancaron una sonrisa; sacudía la cabeza una y otra vez tratando de esquivar esos pensamientos, pero no podía evitar la insistencia de ellos, su mente era abordada con rapidez por el vívido recuerdo de su rostro, sus labios tan cercanos a ella... su cuerpo, ese cuerpo tan bien formado, todo su porte su forma de entrenar y la manera de dedicarse para ayudarla, ella hizo su rostro a un lado apretó sus labios y arrugo el entre cejo reprochándose así misma por sentir lo que sentía, no era justo, se sentía como una asquerosa traidora, no podía querer de ninguna manera al verdugo que le daño su vida ¡¿Cómo?! ¿Cómo era posible tolerar tal cosa? Kiashi se levantó de la cama, se quitó su ropa y entro al baño, se detuvo ante el espejo y mirándose se sintió muy decepcionada de sí misma aprender la defensa personal que Hio le mostró la entusiasmaba, pero amar a su entrenador era otra cosa, Kiashi jamás pensó en su vida en poder sentir atracción por alguien como la sentía por Hio, aquella conexión que la empujaba hacia él era fuerte, no podía seguir viéndolo, tenía que sacarlo de su corazón, pero de pronto recordó la promesa que le hizo, esa noche se verían por última vez para culminar el entrenamiento, se miró de nuevo y pensó:

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