Las marcadas capitulo 64 parte XLIX

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DÍA 3 DE LA LIBERTAD OTORGADA A LAS MARCADAS

(ULTIMO DÍA)

CONTINÚA PERSPECTIVAS

MIOGA

Como es posible que tenga que verla a esta hora, la muy descarada después de todo el mal rato que me hizo pasar ella no estaba en palacio estoy seguro de eso y para mi desgracia el comandante Hio tampoco, ellos estaban juntos maldición juntos y quien sabe haciendo que cosas, traidora, mentirosa, descarada... que decepción, yo jamás pensé que ella caería tan bajo y yo que la tenía tan en alto ¿Por qué me pasa esto?...

FLASHBACK:

La tarde no podía ser más perfecta bueno la princesa estaba extraña cierto, pero por el momento nada en su habitación había cambiado, nada decía que las cosas se pondrían peor, ella no quería ver a nadie y se negó a cenar, pero, tal vez estaba cansada, obstinada del encierro y solo decidió acostarse temprano, de todas maneras me mantendré alerta, a fin de cuentas soy yo el que debe velar por la seguridad de ella primeramente, pero esta noche tengo una cita muy importante con mi querida Kiashi, entonces manos a la obra con los últimos detalles. Me encargue de dejar a todos los guardias bien plantados y les indique que tendría una reunión con la mucama de la reina para unos reportes que debía hacerme y que no podía ser interrumpido, esa tarde no permití que nadie entrara al cuarto de vigilancia todo estaba allí y bueno mi cena era suficiente para dos, nadie sospechaba que yo tendría una cita con la mucama de la princesa. Esa tarde use mi mejor uniforme, estaba aseado, perfumado presentable para estar con la dama de mis sueños; entre a mi oficina corrobore que todo estuviera en su lugar, la comida ya estaba allí, olía delicioso tenía el obsequio que le había guardado y bueno solo faltaba ella, que seguro llegaría de un momento a otro. Y así comenzó la espera...

Me senté en el escritorio a revisar algunas cosas y pues pronto deje eso; viendo que se tardaba me levante y comencé a pasearme con cierto grado de impaciencia de un lado para otro por toda la habitación, mis manos estaban tras mi espalda y mi pie sin querer hacia este gesto de impaciencia cada vez que me detenía, creo que me estaba poniendo nervioso, me asome por la puerta y mire a todos lados lo hice a manera de supervisión para que los guardas no notaran mi impaciencia, me acerque a uno de ellos y le indique que si Kiashi llegaba la hicieran pasar enseguida y sin anunciarla al cuarto de vigilancia donde se suponía yo estaría esperándola, le dije eso y volví a entrar, pero ella seguía tardando, bajo aquella presión de su tardanza recordé el infortunio de la mañana cuando la encontré en su habitación bajo el rigor de un ataque- ¡maldición! ¿Por qué no lo pensé antes?- me asuste creí que algo le había pasado y yo como un idiota allí en vez de haber ido hace horas a verificar... me retire del área sin decir palabra y cuando estuve lejos corrí desesperado pensando lo peor; llegue al área del cuarto de los sirvientes y me cole hasta allá con precaución no me convenía levantar sospechas, lo bueno era que la habitación de Kiashi estaba apartada del resto y eso era bueno en ese momento. Cuando llegue al cuarto comencé a dar toques ligeros y la llame en tono suave y bajo

Mioga: Kiashi ¿está allí? ¡Abra la puerta por favor soy Mioga!, ¿Qué le sucede? ¿Se encuentra bien? - insistí en tocar varias veces, pero en vista de que no abría tome la manija y para mi sorpresa la puerta no estaba asegurada, más para pensar que algo le había pasado; entre con el corazón que me salía del pecho, pero cuando lo hice allí no había nadie, la busque en el baño, por los rincones de su habitación por donde pudo haber caído en caso de habérsele presentado un ataque, pero no había nada, observe su armario algo desordenado sobre su cama unos dos vestidos tirados, la toalla estaba húmeda, la habitación todavía olía a perfume, sobre la cama también habían algunos suavizantes para el pelo, eso me daba indicios de que ella se había arreglado.

Cena para DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora