Las marcadas capitulo 71 parte LVI

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En el ojo del huracán PARTE final

PRESENTACIÓN YULAI

La hora de la presentación había llegado el evento estaba preparado a lo grande, el salón destinado para este, estaba hermosamente decorado, ataviado con toda la elegancia que Kana había ordenado cada detalla bien pensado y organizado la vigilancia cumplía todos los estándares establecidos, los sirvientes esperaban y los invitados comenzaban a llegar: los 8 tigres eran los primeros en tomar sus asientos en primera fila, el rey acompañado de la reina, el consejo de tigres, el jefe de los rastreadores Yusei, entre otros invitados importantes, ministros del pueblo y políticos. A este evento solo se daban cita tigres de alta categoría la presentación Yulai no era más que un requisito social para lucir a las competidoras previo al evento principal en la arena, no llevaba ningún protocolo en específico ellas debían divertir a los invitados con juegos, bailes dando a demostrar sus talentos y destrezas basada en sus nuevas habilidades de luchas adquiridas por la acción de la formula, podía haber  acercamiento entre ellas y sus tigres, pero se obviaba la intimidad puesto que eso ponía a la tigresa bajo los efectos de la formula a reaccionar de forma descontrolada y se corría el riesgo de que la tigresa perdiera todas sus habilidades.

A cada tigresa se le había seleccionado un traje que luciría esa noche, Kana se había encargado de arreglarlas de forma sensual, atrevidas, desparpajadas enseñando todo cuanto se podía, ellas estaban cambiadas no había vestigios en ellas de las tigresas que en realidad eran, eran chicas malas seductoras, maquinadoras, peligrosas, astutas... cada una tenía una fragancia que la perfumaba distinta relacionada con sus nuevas habilidades, pero los aromas no dejaban de ser envolventes, exquisitos para un macho, el pelaje de ellas estaba suave, suelto, brillante, sus rostros lucían la elegancia de una tigresa de bengala, sus cabezas adornadas, ellas eran seguras de sí mismas atrevidas sin vestigios de nada que pudiera estorbar su determinación, ahora le eran fieles a Kana y daban todo por su señora, pero hasta ahora nadie las había visto estaban encerradas en sus habitaciones respectivas y afuera de estas dos guardias en cada puerta, pero Liu había cambiado a uno de los guardias por uno de los suyos con instrucciones específicas, en su debido momento ellos debían atacar al otro guardia desmayándolos, para hacer entrar a la habitación al militar asignado para darle el antídoto a las tigresas y sacarlas de la habitación se suponía que si el plan se daba tal cual el oficial debía mantener su posición, esperar cierto tiempo despertar a su compañero y convencerlo de que los habían dejado dormir porque manifestaron estar muy cansados y esperar allí hasta que estallara la bomba del escape, supuestamente ejecutado a través de los ductos de aire. Según todos creían el plan perfecto, no podía fallar al menos eso era lo que todos manejaban y a la cabeza de todo estaba el comandante Hio, secundado por el capitán Liu kan.

Habían pasado unas horas y Liu kan se sentía preocupado por Ika no sabía cómo estaba ni cuál era su condición, miraba hacia el largo pasillo donde ellas estaban encerradas, pero no podía pasar todo era estricto y controlado y su deber era velar porque las ordenes de Kana se cumplieran al pie de la letra y a ese lugar solo podían entrar los sirvientes asignados y los guardias que vigilaban en las puertas, por ahora solo debía ser paciente y esperar a que Kana apareciera con las nuevas órdenes que emitiría según lo planificado por ella. La espera era algo angustiosa Liu estaba tenso, pero se concentraba en no darlo a demostrar; de pronto vio venir hacia el área todo un desfile de trajes en percheros y armas grotescas, peligrosas, filosas, armas letales que nadie podía imaginar que fueran a ser las armas que se usarían en la arena, nunca se había visto tal cosa, eran armas aberrantes; Liu abrió sus ojos como platos ignorante de lo que pensaban hacer con tales armas, es decir porque cabeza podía pasar que las tigresas que estaban en esas habitaciones encerradas podían llegar a tomar tales armas, ¿Qué era lo que se pretendía? ¿Armar una carnicería acaso? Liu tragaba saliva con dificultad estaba petrificado no podía entender hasta qué punto querían llevar el ritual Yulai en esta oportunidad. Ver aquello le revolvió la bilis era la primera vez que tales armas iban a ser empleadas en un ritual de marcadas, los trajes eran exuberantes, desafiantes, atrevidos, pero con aquel marcado aspecto tétrico para los fines mortuorios que llevaban; ahora Liu estaba más que convencido que tenían que detener el ritual, no podían permitir que ellas llegaran a la arena porque lo que Kana y el rey pretendían era armar era una masacre, una verdadera carnicería algo sin precedente en la historia de los tigres de bengala y sus afamados rituales para concebir el verdadero amor.

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