Las Marcadas capitulo 62 parte XLVII

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DÍA 3 DE LA LIBERTAD OTORGADA A LAS MARCADAS

(ULTIMO DÍA)

PERSPECTIVAS

NOTA: durante este episodio titulado PERSPECTIVAS la narrativa cambiara a primera persona, escribiré este capítulo en tanto dure a partir del punto de vista íntimo o personal de los personajes, los adentrare un poco más a la perspectiva de ellos SUS PUNTOS DE VISTA Y SUS EMOCIONES PERSONALES.

KIASHI

Tuve una tarde terrible me entere de cosas que hicieron un revoltillo en mi cabeza y que no me dejan pensar claro, antes yo no era nada y ahora resulta que todo apunta a que soy una sacerdotisa, todavía no me lo creo, me cuesta creerlo, antes de salir de la casa de mis padres tome el libro que me dio Izu y lo lleve conmigo,  no entiendo porque no me deshice de él durante mi camino de regreso a palacio lo intente, pero no pude, no era un libro de mucho tamaño así que lo metí por entre mi kimono para no tener que dar explicaciones de él, procure que no se notara y continúe mi camino... recuerdo que Izu me hablo de que al final del libro me encontraría con tres pruebas a las que debía someterme para que mis dudas quedaran una vez respondidas de si era o no una sacerdotisa, pero sigo espantada y no quiero ni mirar, solo quiero ir con la princesa necesito hablar con ella, contarle todo esto, el impacto de no ser la hija de Kyon sino la hija de un violador me ha desencajado por completo todo lo que creía era una mentira, siempre lo fue me siento golpeada, cansada, atormentada, ya no se ni quien soy he tenido esta sensación tantas veces que solo siento nauseas acerca de mi misma y para colmo este sentimiento hacia Hio que me agobia, ¿Por qué tuve que enamorarme así de Hio cuando debería despreciarlo?... todos me contaron cosas de él, de su proceder, pero no había nada con lo que pudiera repudiarlo, no dejo de pensarlo, este deseo de querer verlo, oírlo me está enloqueciendo, ahora que tome la decisión de estar con Mioga espero que eso me sirva para olvidarlo; no tengo mucho tiempo para descansar todavía debo asistir los mandados por los que Salí de palacio para justificar mi ausencia, debo darme prisa antes que sea mas tarde...

hace rato que estoy lejos de casa, me dirijo hacia el palacio estoy cansada agobiada por tantas cosas que llevo dentro, me detuve por unos instantes a pensar mientras acomodaba los vestidos por el que me habían enviado para la princesa, llegue a la perfumería y siendo amables y respetuosos me dieron todo lo que le rey envió a reservar para su hija, la marcada Ayame aunque ella sigue prefiriendo ser tigresa, yo la respeto para mi ella es alguien excepcional la reina nuestra libertadora, a decir verdad no sé porque pienso eso, pero lo siento de esa manera. Casi todas las cosas que el rey había ordenado para su hija tenían que ver con su futura boda con el general. Por fin acabe de hacer los mandados mire el tiempo y note que llegaría como se lo prometí a ella antes de cenar para atenderla, me apresure para llegar haciendo a un lado todas mis congojas

- soy la mucama de la princesa tengo que atenderla – me repetía para no perder la cordura, no me sentía muy bien, pero imagine que era por tantos sucesos, solo debía resistir para evitar ataques inesperados; hice todo cuanto debía, recogí las encomiendas que el rey había ordenado para la princesa con motivo de la preparación de su matrimonio con el general key keru,  y me di prisa para regresar, estaba a tiempo y seguro llegaría antes de la cena podía atender a la princesa sin ningún retraso y llevaba urgencia pues necesita hablar con ella.  llegue a palacio y como de costumbre los guardias me retuvieron, revisaron los encargos y cuando terminaron me autorizaron a pasar, no detalle quien andaba a mi alrededor yo solo quería llegar con la princesa, cuando note que llegando al área habían muchos guardias y Mioga hablaba con ellos, me detuve a esperar por lógica me puse algo nerviosa, me sentí preocupada, no sabía lo que estaba ocurriendo, no paso mucho cuando Mioga se percatado de mi presencia, termino de hablar con los guardias y se acercó donde yo estaba, pero en su expresión me decía que algo no estaba bien...

Cena para DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora