Un nuevo comienzo capitulo 87

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El tiempo seguía su curso y la mañana se abrió camino en los cielos de Ryu Yuru fría y húmeda con una delgada llovizna que envolvía la cuidad y la revestía con aquel triste aspecto que no mejoraba; Kiashi no había podido dormir bien contemplaba el amanecer con tristeza haciéndose mil conjeturas del porque Hio se había espantado de esa forma luego que se atreviera ella a besarlo, se recriminaba una y otra vez el hecho de haber sido tan impulsiva sabiendo que no era lo correcto, aquella incomodidad la mantenía inquieta no tenía idea de lo que había hecho.

Mantenía el ceño arrugado, sacudía su cabeza una y otra vez, luchar contra ese sentimiento de culpa se le estaba haciendo difícil, Ling su todavía dormía, la habitación estaba silenciosa hasta que de pronto la puerta se abrió y por ella entro tigresa en ropa de cama toda desaforada corriendo a donde estaba la bebe rendida

Kiashi: ¡Princesa Ayame! - replico sorprendida al verla- no la esperaba por aquí tan temprano

Tigresa: ¿cómo crees Kiashi? se trata de mi hija, apenas nos estamos familiarizando no podía estar más tiempo lejos de ella, está dormida y yo que pensé que me estaba extrañando

Kiashi: le aseguro que su mama si le hizo mucha falta, pero yo no permití que eso la perturbara

Tigresa: gracias por estar aquí y mantenerla quieta y segura, no sé qué hubiese hecho si hubiera llorado toda la noche mi ausencia... mi pequeña tigresa panda eres tan fuerte como tu papa, mi niña hermosa.... Kiashi se me hace difícil creer que yo me haya convertido en la madre de la hija del guerrero dragón, Po y yo somos sus padres ¡que locura!

Kiashi: esa locura ahora tiene forma y está allí dormidita, paso una noche tranquila, solo se despertó unas dos veces por su biberón comió con mucho apetito

Tigresa: saco el apetito de su padre, me siento orgullosa Kiashi, de solo verla siento que cada sacrificio que he hecho por ella ha valido la pena

Kiashi: es así como debe ser princesa porque ahora ya no es como antes, ahora la tiene a ella un motivo por el que luchar y seguir adelante

Tigresa: si tienes razón ella lo compensa todo.... Te extrañe tanto mi pequeña ¡ven a mis brazos! – La tomo con mucho cuidado procurando no despertarla - por fin ya podemos estar juntas Ling su ya nadie te apartara de mi hija mía, ella abrió sus ojitos bostezando no paso un minuto y comenzó a llorar

Kiashi: creo que tiene hambre el desayuno la espera – indico y tigresa sonrió sacando su pecho para ofrecérselo a la pequeña que se amamantaba feliz cerrando de nuevo sus ojos – princesa ¿usted está bien?

Tigresa: no la verdad es que no estoy nada bien, ni cómoda, ni feliz, ni orgullosa de mi.... Kiashi me acosté con un degenerado tuve que permitir que me penetrara ¿tienes idea de lo que sentí? todavía siento que su manos están sobre mi cuerpo ya no sé cuántas veces me he bañado para sacarme su aroma y sigo sintiendo que estoy impregnada de sus porquerías

Kiashi: Lamento profundamente todo esto, usted hizo un gran sacrificio

Tigresa: Si, pero por mi hija lo que sea, Po no está conmigo, pero yo me bastare para darle a su cachorra la vida digna que merece la hija del guerrero dragón, tal como él lo hubiera soñado... es extraño de todo lo que compartimos Po nunca me hablo de como esperaba que fueran sus hijos, creo que nunca se vio como un padre, a mí me paso exactamente igual, ahora tenemos una hija y bueno sé que si algo le hubiera gustado a Po seria que su hija amara el kung fu como él lo ama y eso voy a enseñarle porque resulta que también amo el kung fu, no fue fácil hacer lo que hice tuve que callar mil voces dentro de mí, pero no creas que Key keru se salió del todo con la suya, él debe estar lamentándose, de hecho se lamentó mucho durante toda la noche... no le permití terminar lo saque de dentro de mi antes, y le di su merecido no pudo decir una palabra de lo que paso a mi padre, no iba a ser capaz de decirle que en pleno acto yo le baje los sumos y no le permitir eyacular dentro de mí nunca le daré hijos a esa bestia

Cena para DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora