Las Marcadas Capitulo 47 Parte XXXIII

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PASIONES DESBORDADAS I PARTE

DÍA 2 DE LA LIBERTAD OTORGADA A LAS MARCADAS

(Iniciando la Mañana en el  Valle de la paz)

La mañana se desgrano en todo el Valle de la paz con un sol radiante y alegre, las nubes blancas se paseaban por los cielos azul celeste, los canto alegres de las aves llenaban todo el lugar de armonía y el revolotear de las mariposas le daban un sutil toque colorido al paisaje mañanero...

Después de aquel desagradable encuentro con los cerdos que venían por el maestro Kioki y que atacaron a su familia, pero que gracias a la intervención de los furiosos y la ayuda extra que recibieron en ese momento cuando apareció el sustituto de tigresa, Yuno li, el zorro de las planicies demostrando gran habilidad Y terminaron de acabar con los malos esa noche; la familia de Kioki fue puesta bajo la vigilancia de Yuno y mono que se quedaron de custodios en el restaurante de Ping para que Misha y sus hijos pudieran dormir más tranquilos.

Aquella mañana Misha ya llevaba rato asomada por la ventana mirando a las personas que se paseaban por las calles, ella estaba muy pensativa meditando sobre su vida y los sucesos ocurridos la noche anterior, acariciaba el dije que Yuka le había dado y con el cual pudo percatarse del peligro que los asediaba, para Misha no era sencillo había salido de la protección de su amado bosque para darse cuenta de lo agreste que era la vida fuera de él siendo la esposa de Kioki, pensaba en el futuro de sus hijos y se estremecía al pensar que ellos también tendrían que vivir una vida errante y tan miserable como la que tuvo su padre hasta que la conoció a ella, dudaba si tenía valor para enfrentar eso y más ahora que otro hijo venia en camino, ella se sentía oprimida miraba a sus hijos dormidos indefensos y se estremecía pensando que algo malo pudiera ocurrirles, pero por encima de todo eso ella amaba a su familia y no podía darles la espalda, tenía la imperiosa necesidad de sacar valor de donde no tenía para enfrentar lo que viniera por amor de su familia, no era sencillo, pero esa era la vida que había escogido desde que acepto ser la esposa del maestro sanador Kioki, y ahora que sabía que el dije que Yuka le había entregado funcionaba muy bien difícilmente se separaría de él, ella pensaba en su esposo en lo mucho que lo extrañaba, suspiraba envuelta en una gran sensación de nostalgia, hasta que escucho que una voz suave y dulce le saludaba entre bostezos:

Kioru: ¡Hola mami!

Misha: ¡Hola mi amor! – se acercó muy sonreída y beso su frente, el pequeño la abrazo aferrándose a ella con amor

Kioru: Gracias por dejarnos dormir aquí contigo mami

Misha: Bueno debo reconocer que son una gran compañía, y yo jamás dejaría solos a mis cachorros

Kioru: ¡Te quiero mucho mami!

Misha: y yo mi cielo...

Kioru: Mami, ¿cuándo volverá papa? 

Misha: bueno amor, imagino que en cuanto pueda lo hará recuerda que está en una importante misión... él hace lo que debe

Kioru: Lo extraño

Misha: También yo, pero estoy segura que él también los extraña mucho así que deben portarse bien en su ausencia para que cuando vuelvan lo hagan muy feliz por se unos niños obedientes... mira a tus hermanos están rendidos.

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