Era lunes y Lexa estaba nerviosa. ¿Por qué? Porque solo a ella se le ocurría invitar a Clarke para enseñarle sus más queridos libros. Su padre la había mandado a ordenar las estanterías y las nuevas adquisiciones y la había alejado de la caja porque no daba una. Y por si fuera poco su madre se había presentado más pronto de lo normal y parecía no tener intención de irse. Y no se iba a ir, Lexa lo sabía, igual que sabía que tenía muchas ganas de conocer a Clarke.
La hora en la que, en principio, Clarke llegaría, cada vez estaba más cerca y con eso aumentaba el nerviosismo de Lexa. Sus padres la habían dejado tranquila, pero no podían evitar sentir cierta ternura ante el comportamiento de su hija.
Cuando la puerta se abrió, Lexa se sobresaltó y se asomó disimuladamente entre dos estanterías para ver si era la persona que había entrado era la que ella estaba esperando. Y sí, efectivamente, era Clarke. Así que comprobar lo obvio solo hizo que la castaña se pusiera más nerviosa.
- ¡Hola Clarke! - La saludó Gustus de forma entusiasta. - Te presento a mi mujer, Becca. Becca, está es la famosa Clarke.
- Encantada señora...
- Becca está bien. - Dijo con una sonrisa.
- Encantada Becca. - Se corrigió Clarke con un ligero sonrojo.
- Lo mismo digo. - Dijo Becca. - Lexa debe andar perdida entre las estanterías. - Apuntó.
Lexa en ese momento salió de entre las estanterías con una tímida sonrisa. Clarke se acercó a donde estaba la castaña.
- Nosotros os dejamos a lo vuestro. - Dijo Gustus.
- Hola. - Saludó Lexa con su habitual timidez.
- Hola. - Dijo Clarke esbozando una sonrisa.
- Has venido. - Apuntó Lexa.
- Te dije que lo haría. - Dijo Clarke encogiéndose de hombros.
- ¿Vamos? - Le preguntó Lexa después de unos segundos de silencio entre ambas.
- Claro. - Dijo Clarke.
Lexa se puso a andar hacia la zona interior de la tienda, abrió la puerta y dejó pasar a Clarke antes de traspasarla ella también. Clarke se quedó maravillada al ver la cantidad de libros que también había allí, y la cantidad que debía haber en las cajas que también estaban por toda esa zona.
- ¡Vaya! ¡Cuánto libro! - Exclamó Clarke recorriendo con su mirada toda la estancia.
- Si. Tengo todavía algunas cajas por colocar. El resto son libros que ya están en las estanterías y los voy poniendo a medida que se van comprando los de fuera. - Le explicó Lexa.
Lexa siguió caminando hasta el fondo y le señaló a Clarke una pequeña vitrina.
- Mis tesoros. - Dijo Lexa señalando la vitrina.
- Vaya. Que cuidados los tienes. - Dijo Clarke al ver los libros tan bien colocados y protegidos en esa vitrina.
Lexa se encogió de hombros, y abrió la puerta de la vitrina para coger uno de los libros. Fue con el libro a sentarse en una pequeña escalera que tenían para llegar a los estantes más altos. Le hizo un gesto a Clarke para que se sentara con ella y Clarke hizo eso mismo.
- Este fue el primer libro que conseguí. - Dijo Lexa.
- Moby-Dick. - Leyó Clarke. - Vaya, todo un clásico.
- Si. - Dijo Lexa. - Es la primera edición que salió en alemán. - Añadió.
- La portada es preciosa. - Dijo Clarke pasando una mano delicadamente por la tapa.
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El Poder del Amor (Clexa AU)
FanfictionBerlín 1937 Clarke es una chica de dieciocho años que está estudiando en una de las escuelas de enfermería que la Cruz Roja tiene en Berlín. Clarke proviene de una familia acomodada gracias al negocio de su abuelo. Su padre es médico del ejército al...