Cuando Clarke despertó, el primer sol de la mañana entraba por su ventana. Miró alrededor ligeramente desorientada hasta que se dio cuenta de que seguía abrazada a Lexa, seguían desnudas y por lo visto el día de su cumpleaños ya había pasado. Y por primera vez le dio exactamente igual lo que sus padres pudieran pensar.
Contempló a Lexa unos instantes. Le encantaba verla dormir así, relajada y tranquila, y tan sumamente preciosa pese a los pelos alborotados. Sonrió y se movió con suavidad para salir del abrazo de oso en el que estaba atrapada, Lexa se quejó ligeramente pero no se despertó. Se colocó encima de Lexa, rozándola ligeramente pero no lo suficiente para despertarla. Lexa solía tener el sueño profundo y no se enteró de cuando Clarke se había colocado encima de ella, pero sí que empezó a moverse cuando notó que sus piernas se abrían y después notaba algo húmedo en ellas.
- Clarke... - Gimió Lexa abriendo sus preciosos y desorientados ojos verdes, para encontrarse con los azules de Clarke que la miraban divertida mientras los sexos de ambas se rozaban.
Clarke la besó sin disminuir sus embestidas, más bien al contrario. Lexa volvió a gemir y Clarke volvió a atrapar sus labios entre los suyos.
- No hagas ruido. – Dijo Clarke entre jadeos sin separar sus labios de los carnosos de la castaña.
Lexa la miró sin entender, todavía no era del todo consciente de lo que estaba pasando. Clarke siguió moviéndose, haciendo que los sexos de ambas se rozaran mientras su boca se bebía los gemidos de Lexa y de paso, la boca de Lexa, los suyos. Lexa poco a poco pareció ir despertando y empezó a mover sus caderas al ritmo impuesto por Clarke, la abrazó, para poder sentir su piel contra la suya y ambas siguieron moviéndose al mismo compás hasta alcanzar el orgasmo acallando los gemidos entre besos.
- Buenos días... - Murmuró Clarke.
- Joder... - Fue lo que dijo Lexa.
Clarke sonrió y la volvió a besar, esta vez con suavidad y ternura.
- ¿Y esto? – Preguntó Lexa que todavía no entendía lo que había pasado.
- Es mi manera de darte las gracias por el fantástico cumpleaños de ayer.
- Me gusta tu manera de dar las gracias. – Dijo Lexa con una sonrisa.
Sonrisa que se le borró a la vez que se ponía completamente colorada al darse cuenta de que era de día.
- ¿Qué hora es? – Preguntó alarmada.
- No sé. Pronto por la mañana. – Dijo Clarke encogiéndose ligeramente de hombros.
- Pero... pero... pero... tus padres... tus... padres... - Empezó a tartamudear Lexa haciendo reír a Clarke.
- Nos dormimos, seguro que llegaron y estábamos aquí, dormidas, acurrucaditas. ¿Qué más de ya? – Preguntó Clarke.
- Pero... - Repitió Lexa.
Clarke volvió a reír antes de volver a besarla.
- Pero lo único que importa es lo mucho que te amo. – Dijo Clarke mirándola con intensidad.
- Yo también te amo. – Dijo Lexa atrapando los labios de Clarke entre los suyos en un beso que esperaba que le dijera lo mucho que realmente la amaba.
Se quedaron un rato más en la cama, disfrutando de besos y abrazos antes de levantarse, adecentarse, vestirse y dirigirse a la cocina. Prepararon el desayuno para todos y cuando se iban a sentar a disfrutarlo, y puede que zamparlo porque ambas se habían dado cuenta de que estaban muertas de hambre, aparecieron los padres de Clarke que las miraron divertidos. Clarke se encogió de hombros, pero Lexa, en cambio, se puso colorada como un tomate.
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El Poder del Amor (Clexa AU)
FanfictionBerlín 1937 Clarke es una chica de dieciocho años que está estudiando en una de las escuelas de enfermería que la Cruz Roja tiene en Berlín. Clarke proviene de una familia acomodada gracias al negocio de su abuelo. Su padre es médico del ejército al...