Capítulo 55: Reencuentros

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Flashback

Clarke se despertó cuando dejó de sentir el movimiento del coche. Abrió los ojos desorientada hasta que vio a sus padres sentados delante de ella en el coche familiar. También notó una reconfortante presencia contra ella y al mirar se encontró a Madi apoyada contra ella, la recolocó para que estuviera mejor y volvió a abrazarla. Entonces prestó atención a la conversación que sus padres estaban teniendo con un soldado, que por su uniforme parecía americano. Casi salta de la emoción al oír lo que decía, que hacía tres días que había liberado Mauthausen-Gusen. Tenía que encontrar a Lexa.

- ¡Vamos! – Dijo Clarke con énfasis a la vez que sobresaltaba a sus padres.

- Cariño... - Empezó a decir Abby.

- ¡No! – Estamos más cerca de Austria que de Berlín. – Se quejó Clarke.

- Pero vosotras necesitáis descansar y recuperaros. – Apuntó Abby.

- Ya descansaremos. – Insistía Clarke.

- Iremos a casa. – Ahora fue Jake el que habló. – Os dejamos con tu abuela y tu madre y yo vamos a buscar a Lexa.

- No merece la pena. – Insistía Clarke. – Porque igualmente voy a ir con vosotros.

- Cariño... - Volvió a intentar Abby.

- No. Esto no es discutible. – Dijo Clarke con vehemencia.

- Yo también voy. – Dijo Ontari, siendo ahora ella la que sobresaltara a todos. – Puede que Harper esté allí.

- Pero... - Empezó a decir Abby aunque se calló al ver la decisión en la cara de ambas. – Está bien, pero pararemos a dormir en algún sitio esta noche y ya llegaremos mañana por la mañana. Y eso no lo voy a discutir.

Ambas jóvenes asintieron con la cabeza aceptando ese pequeño retraso en su llegada.

Finalmente hicieron una pausa antes de llegar a la frontera con Austria, alojándose en un pequeño hostal donde también se alojaban soldados americanos. Clarke no terminaba de entender porque los americanos los ayudaban tanto, eran el enemigo ¿no?

Después de una buena comida, al menos para las tres personas que llevaban tanto tiempo encerradas en un campo de concentración, esa comida era sin duda un gran manjar, se fueron a dormir en la habitación que les habían asignado. La habitación contaba con dos camas de matrimonio y un pequeño baño. Lo primero que hicieron fueron bañarse. Ontari se recreó en la bañera y después Clarke se metió junto con Madi y no salieron hasta que ambas dejaron de sentirse sucias. Sus padres habían metido algo de ropa de Clarke y Lexa en una maleta y Clarke la compartió con Ontari, pudiendo por fin deshacerse de aquellos asquerosos y apestosos uniformes. Encontrar ropa para Madi fue algo más complicado, pero mientras las chicas se bañaban Jake y Abby fueron a comprar algo de comida al pueblo para el viaje y de paso mirar si encontraban algo de ropa para la niña. Finalmente compraron un par de conjuntos infantiles y un pijama que le venía un poco grande, pero que no tardaría en quedarle pequeño.

Al final las tres se sentían limpias, incluso antes del baño y mientras esperaban la cena del hotel, Abby las había ayudado a embadurnarse el pelo con vinagre para quitar los piojos y cualquier bicho que pudieran haber cogido en el campo.

Y pese a tener que compartir cama, algo a lo que estaban más que acostumbradas, por fin pudieron dormir en un sitio limpio y sobre todo, seguras.

Al día siguiente se levantaron y después de desayunar recorrieron los kilómetros que les quedaban siendo acompañados por un par de camiones con soldados americanos que también se dirigían a Mauthausen-Gusen. Hicieron una pequeña pausa para comer poco antes de llegar al campo, porque tanto Jake como Abby sabían que una vez allí no habría forma de hacer comer a su hija. Finalmente pasado el medio día llegaban al campo de concentración encontrándose otra vez con el horror.

El Poder del Amor (Clexa AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora