Capítulo 57: Los Woods

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Tres días después de marcharse Jake volvía a casa, nada más entrar por la puerta se encontró con las miradas de Clarke y Lexa que se habían asomado desde el salón al oírlo entrar. Lo miraron expectante mientras atravesaba el umbral de la puerta. Una vez hubo traspasado la puerta Lexa no pudo reprimir un grito mientras las lágrimas acudían a sus ojos y corría a lanzarse a los brazos de sus esqueléticos padres.

Clarke no pudo evitar que las lágrimas acudieran a sus ojos ante el emotivo reencuentro de su chica con sus padres. Sintió como su padre se acercaba a ella y le dejaba un tierno beso en la mejilla.

- Gracias. – Susurró Clarke con la voz ahogada por el llanto.

Su padre simplemente la abrazó. Porque haría cualquier cosa por su hija, y por la chica a la que ésta claramente amaba con locura. Y es que puede que la sociedad no viera bien el amor entre dos chicas, pero él no veía ninguna diferencia entre ese amor y su amor con Abby, es más, incluso podría decir que se amaban todavía con más intensidad de lo que él lo hacía con Abby, y eso que la amaba con locura.

- Clarke... - Se oyó un susurro desde la puerta.

Clarke se giró encontrándose a Madi mirando la escena sin terminar de comprender nada. Clarke le hizo un gesto y Madi se acercó abrazándose a la rubia, que la envolvió entre sus brazos.

- Son los padres de Lexa. – Explicó Clarke.

- Que bien. – Dijo la niña en un tono entre la emoción y el pesar.

Clarke la abrazó todavía con más fuerzas, sabiendo bien lo que pasaba por esa pequeña cabecita, su madre nunca aparecería buscándola. Y ojalá pudiera decirle que nadie iba a separarlas, pero eso no era seguro, no le podía asegurar nada, sobre todo no quería crearle falsas esperanzas, decirle que nadie las separaría y que después se la llevaran, que no la dejaran adoptarla. Una mujer joven, de veinticinco años, soltera y que había estado presa en un campo de concentración, seguro que encontraban excusas suficientes para no dársela, aunque también era cierto, que por desgracia, había mucho niño huérfano después de la guerra.

Lexa se separó de sus padres llena de lágrimas de alivio y felicidad aunque podía observar el mal estado en que estos se encontraban, pero al menos estaban allí. Se acercó a Clarke y se abrazó a su novia y a la pequeña que seguía abrazada a ella, notando el cálido abrazo que le brindaba Clarke.

- Me alegro tanto por ti. – La oyó susurrar, y no pude evitar levantar su mirada encontrándose con esos emocionados ojos azules para después bajar esa mirada a los labios de su chica y fundirse en un tierno beso.

Clarke se acercó con una sonrisa a los Woods y los abrazó para después presentarles a la pequeña Madi.

Abby apareció entonces apartando a todo el mundo y llevándose a Gustus y Becca para que pudieran darse un baño y cambiarse de ropa.

Ontari y Harper aparecieron en ese momento y se ofrecieron a llevarse a dar un paseo a Madi y Aden, cosa que a los niños pareció gustarles, aunque como siempre Madi miró a Clarke que la animó a irse. Y si, a Madi le gustaba salir y pasear y jugar, pero prefería hacerlo al lado de Clarke, no le gustaba estar separada de la rubia porque ese era el sitio donde se sentía segura.

Cuando Ontari y Harper se marcharon con los niños tuvieron la intimidad necesaria para hablar. La primera en hablar fue Luna, que dijo que ella y Aden se marcharían para dejarle su habitación a los Woods, ya que no había más habitaciones libres y ella no era de la familia, pero no pudo seguir hablando porque todos se negaron a eso, no pensaban dejar en la calle a una mujer y a su hijo. Ya encontrarían la solución.

Entonces Jake empezó a explicarles como había encontrado a los Woods. No fue muy difícil porque muchos presos ya habían abandonado el campo, los que quedaban eran los que no tenían a donde ir. Por lo que había ido oyendo, ahora los campos de concentración se estaban empezando a convertir en campos de refugiados, la gente se quedaba en ellos porque no tenía hogar al que volver o familia a la que buscar. A muchos judíos se les habían quitado las posesiones durante la guerra e iba a ser un arduo proceso que pudieran recuperar sus casas y sus tierras. Los más afortunados, como los Blake, habían conseguido mantener sus propiedades a salvo gracias a amigos no judíos que se habían quedado con ellas y que ahora se las devolvían.

El Poder del Amor (Clexa AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora