En cuanto Clarke llegó a casa se vio rodeada por los brazos de su madre, que la mira interrogante, pero debido a que había más gente decidió esperar por el momento adecuado para interrogar a su hija. Clarke aprovechó para saludar a los padres de Raven y así conseguir escaquearse a su habitación.
De la que no consiguió escaquearse fue de Raven, ya que como su abuela va a dormir en su habitación, esos días se ha mudado a la de la rubia.
- ¿Qué? – Pregunta Raven entusiasmada.
- ¿Qué de qué? – Pregunta Clarke haciéndose la loca.
- ¿En serio? ¿Te envío a la chica guapa y así es como me lo agradeces? – Se quejó Raven.
Clarke se encogió de hombros.
- Ya os lo explicaré a Octavia y a ti juntas, así no me tendré que repetir. – Raven salió disparada de la habitación. - ¿Raven qué...?
Pero Raven ya se ha ido y Clarke no puede evitar negar con la cabeza. Sabía perfectamente a donde había ido la loca de su amiga.
Unos treinta minutos después, Raven volvía a entrar en la habitación arrastrando a Octavia.
- Ya estamos todas. – Informó Raven.
Y a Clarke no le quedó más remedio que contarles lo que había pasado esos días. Saltándose algunas cosas que no eran de vital importancia para sus amigas, como que habían dormido juntas.
- ¿Qué? – Dijo Clarke al terminar su relato censurado y ver las caras de gilipollas de sus amigas.
- Sois tan monas... - Dijo Raven poniendo cara de tonta, a lo que Clarke le dio con el almohadón.
¡Y para que lo hizo! Porque en ese momento empezó una batalla campal entre las tres amigas que entre risas fueron dándose almohadazos o cojinazos, en función del arma usada, a diestro y siniestro. Cuando se hubieron calmado reanudaron la conversación.
- Te ves feliz. – Dijo Octavia.
- Lo soy. – Dijo Clarke encogiéndose de hombros. – Mucho. – Añadió por si había dudas.
- Te lo mereces. – Dijo Octavia abrazándola. – No me gusta verte triste.
- Ya no estoy triste. – Dijo Clarke.
- ¡Ni que lo jures! – Dijo Raven abrazando también a su amiga.
- ¿Vas a decírselo a tus padres? – Preguntó Octavia.
- Supongo... Aunque creo que esperaré un poco.
- ¿Por qué? ¿Crees que Lexa se va a arrepentir? – Preguntó ahora Raven.
- No. Se que no lo hará. Pero con tanta gente por casa... No sé... Quiero que sea algo entre ellos y yo... Y tampoco sé cómo se lo tomaran.
- ¡Tus padres te aman! – Dijo Octavia como si eso fuera suficiente.
- Muchos padres aman a sus hijos hasta que algo de lo que hacen o de lo que piensan no va acorde con sus creencias. – Apuntó Clarke.
- Pero tus padres no son así. – Dijo Raven. – Son geniales.
- Puede... Igualmente quiero esperar al momento apropiado.
- ¿Y entonces que les vas a contar? – Preguntó Raven.
Y lo que les contó fue que Lexa se dio cuenta de que se había equivocado, sin explicarles en qué se había equivocado, y que fue a buscarla para pedirle perdón. Y que después ella la invitó a quedarse allí unos días. Si los Griffin se lo creyeron o no, su hija no lo supo, aunque creyó que no habían quedado muy convencidos con la historia. No le importaba mucho porque tenía intención de explicárselo todo más adelante. Seguramente cuando pasaran las fiestas y volvieran a quedarse los tres solos, junto con Raven, en casa.
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El Poder del Amor (Clexa AU)
FanfictionBerlín 1937 Clarke es una chica de dieciocho años que está estudiando en una de las escuelas de enfermería que la Cruz Roja tiene en Berlín. Clarke proviene de una familia acomodada gracias al negocio de su abuelo. Su padre es médico del ejército al...