Capítulo 24: Desavenencias

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Las semanas iban pasando y Clarke y Lexa vivían en su pequeña burbuja de amor. No pasaban más de dos o tres días sin verse porque era imposible para ellas estar separadas más tiempo. Prácticamente no variaban su rutina, o bien Clarke pasaba por la librería, o bien Lexa a buscar a Clarke al salir de las clases. Últimamente casi preferían quedarse en la librería porque siempre encontraban algún momento para esconderse en la trastienda y regalarse unos cuantos besos y mimos. Pero pese a todo, también disfrutaban de sus paseos, sobre todo ahora que empezaba a hacer mejor tiempo, más sol y más calor.

El fin de semana también se veían, o bien solas, o bien junto con Octavia y Raven. Ahora que hacía buen tiempo Raven había cogido el gustito de sentarse en algún parque a tomar el sol o el fresco, dependiendo de la hora que fuera, para hablar y comentar las novedades con tranquilidad.

Un lunes, de principios de mayo, Lexa fue a buscar a Clarke a la salida del hospital. Como los lunes era el día más flojo en la librería solía ser el día que Lexa aprovechaba para ir a busca a Clarke. Ese día Lexa había comprado ya la merienda, sabiendo que la rubia sin merienda no podía seguir viviendo, para pasar la soleada tarde en el parque.

Cuando Clarke salió y vio a Lexa le regaló una de esas preciosas sonrisas que tanto gustaban a la castaña y que nunca se cansaba de ver. Clarke se acercó a saludar a Lexa con un pequeño abrazo y un beso en la mejilla. Lexa le devolvió el abrazo y antes de separarse le dejó un suave beso en la mejilla.

- He traído la merienda. - Informó Lexa. - He pensado que podríamos aprovechar el bonito día para dar una vuelta por el parque.

- Me parece perfecto. - Dijo Clarke cogiendo a Lexa por el brazo para ponerse en marcha.

- ¡Eh Griffin! - Clarke puso los ojos en blanco y se giró. - ¿Os apetece venir a tomar algo con nosotros?

Clarke tuvo que controlar la cara de asco que estaba a punto de poner, al ver a Finn y tres amigos suyos con sus uniformes de las Juventudes Hitlerianas.

- Lo siento. Tenemos cosas que hacer. - Dijo Clarke dispuesta a irse.

- ¿Mejores que venir con nosotros? - Preguntó Finn sin rendirse.

- Si. Trabajar. Algunos al salir de aquí todavía no hemos terminado nuestra jornada. - Dijo Clarke para intentar quitárselo de encima.

- Bueno pues otro día. - Dijo Finn poniéndose en marcha con sus amigos.

- En tus sueños. - Murmuró Clarke ahora sí, poniéndose en marcha junto con Lexa.

- Es pesado. - Dijo Lexa.

- Mucho. - Dijo Clarke soltando un suspiro.

Se encaminaron al parque mientras se contaban su día y se sentaron en un banco a merendar mientras se regalaban tiernas miradas porque era lo único que se podían regalar en esos momentos. Después de merendar siguieron su paseo tranquilo por el parque, a veces hablando, a veces en un cómodo silencio. No necesitaban hablar para sentirse, les bastaba con estar juntas.

Pasaron por una zona de tierra y había un grupo de chicos, que no tendrían más de catorce años, jugando con el balón. Se los quedaron mirando y comentando lo brutos que eran. Apartados había dos niños jugando a canicas, Clarke los miró nostálgica.

- Yo solía jugar con Octavia. Ella siempre intentaba hacer trampas.

- ¿En serio? No parece de las tramposas.

- ¿No? Pues lo era, pero no se le daba muy bien y siempre la pillabas.

- Pues le pega más a Raven.

El Poder del Amor (Clexa AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora