El 9 de noviembre de 1938 era un miércoles cualquiera. Clarke y Lexa habían quedado para pasar la tarde juntas y habían estado en casa de castaña haciendo cosas no aptas para menores.
Clarke se fue a casa como cualquier otro día, pero a la mañana siguiente todo había cambiado. Durante esa noche se vivieron miles de altercados, todos perpetrados contra judíos. Sin duda poca gente pudo dormir en sus casas esa noche.
Durante los días siguientes los datos hablaron por si solos: casi la práctica totalidad de sinagogas de Alemania habían sido destruidas, cementerios judíos también recibieron la brutalidad nazi, así como más de 7000 tiendas y almacenes judíos. Pero la barbarie no quedó allí, se hablaba de varios muertos, dependiendo de la fuente variaba entre los 30 y los 200, algunos de ellos alemanes no judíos pero que a alguien le debió parecer que sí que lo eran. Y, además, y por si todo esto fuero poco, durante los días siguientes más de treinta mil judíos fueron detenidos y enviados a campos de concentración. Su delito: ser judíos.
La cosa no quedó ahí. A partir de esa noche los negocios judíos no podían abrir a no ser que fueran regentados por no judíos, y además a los judíos se les impuso toque de queda y en esas horas tenían prohibido salir de casa. Por si fuera poco, a los niños judíos se les expulsó de las escuelas publicas y además no podían acceder a recintos como parques y piscinas.
Por suerte los Blake no se vieron afectados, ya que el único negocio que tenían hacía tiempo que había quedado en manos de Jake Griffin. Y por suerte tampoco acabaron entre los detenidos, que tampoco se sabía muy bien cual había sido el criterio para detener a unos si y a otros no.
Clarke había pasado toda la noche angustiada por Lexa ya que ella vivía en una zona donde había mucho negocio judío, pero por suerte tanto ella, como sus padres, como la librería, estaban bien.
Lexa le comentó días más tarde a Clarke que desde esa noche sus padres estaban muy nerviosos y ella no entendía porqué y por mucho que preguntara ellos no le contestaban nada y si lo hacían eran para mandarla callar de malas maneras.
También días después llegó un telegrama de Estados Unidos, Carlos preguntaba si estaban bien e instaba a Raven a volver a Estados Unidos ya que creía que el país no era seguro. Jake le confirmó que estaban todos bien y Raven se negó a volver a Estados Unidos pese a la insistencia, no solo de su padre, si no de Clarke.
Clarke no solo estaba preocupada por Raven, no era judía, pero era de origen latino y tampoco es que estuviera muy bien visto, pero realmente la que le preocupaba era Octavia, estaba bastante alicaída después de esos últimos acontecimientos e incluso parecía tener miedo de salir de casa.
Clarke se lo comentó a su padre, porque no sabía con quien más hablar, y este le dijo que gracias a un contacto había logrado falsificar documentos para todos los Blake pero que Joshua se negaba a abandonar su país. Documentos donde supuestamente su origen no era judío por lo que lo tendrían más fácil para marcharse. Pese a todo, Jake se guardó los documentos por si en algún momento su amigo cambiaba de opinión o por si ellos lograban hacerle cambiar de opinión.
Pocos días después de los hechos, Clarke y Lexa habían quedado para merendar con Raven y Octavia, como era habitual en ellas se dirigieron a una de sus cafeterías habituales. Nada más entrar por la puerta uno de los camareros las frenó.
- Lo siento, pero no podéis pasar.
- ¿Por? – Preguntó Clarke extrañada ya que la cafetería no estaba llena ni se veía nada raro.
- Bueno... En realidad, es ella la no puede pasar. – Dijo señalando a Octavia.
Si las miradas matasen ese chico habría caído fulminado al suelo.
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El Poder del Amor (Clexa AU)
FanfictionBerlín 1937 Clarke es una chica de dieciocho años que está estudiando en una de las escuelas de enfermería que la Cruz Roja tiene en Berlín. Clarke proviene de una familia acomodada gracias al negocio de su abuelo. Su padre es médico del ejército al...