Capítulo 27: Diarios

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"11 de Junio de 1938

Querido diario:

Hoy estoy muy cabreada. Te puedes creer que los gilipollas nazis han decidido que los judíos no pueden entrar en los centros de salud. ¿Qué subnormalidad es esa? ¡Como pueden obligarme a atender a un tipo de paciente! O lo que es peor ¿Cómo pueden obligarme a no atender a alguien? Sea por la razón que sea, todos tenemos los mismos derechos ¿no?

Yo me hice enfermera porque quería ayudar a la gente, cuidarlos. ¿Por qué me han de decir a quien sí y a quien no puedo atender? ¡Es que no lo entiendo!

En el hospital hasta han puesto un cartel en la entrada donde pone "Prohibida la entrada a judíos". Me da asco verlo.

Y, por si fuera poco, hoy me han ofrecido trabajo para el verano cuando haya terminado los estudios. ¿Cómo voy a trabajar para ellos? ¿Cómo voy a trabajar para alguien que me dice que mi mejor amiga desde que tengo uso de razón no tiene derecho a entrar y que yo la cuide? ¡Me niego! Les he dicho que no, que trabajaría con mi padre. No sé si lo haré, pero sin duda no lo haré con ellos. Ni en ningún hospital donde los judíos no tengan entrada.

CLARKE"


"14 de Julio de 1938

Hoy hace un año que conocí a Lexa. Iba a pasar a buscarla por la librería para invitarla a merendar, pero me sorprendió pasándome a buscar ella por el hospital. No salía muy contenta, desde el día once que no voy feliz a clase y sólo pienso a que termine el mes y no volver a pisar ese sitio.

Aunque ver a Lexa a la salida hizo que todos mis problemas se olvidaran y no pude evitar lanzarme a sus brazos, que enseguida me rodearon. Puede que fuera un gesto algo excesivo para hacer delante de la gente, pero a veces me cuesta mucho reprimirme con ella pese a que sé que tenemos que ser cuidadosas. Por desgracia el desgraciado de Finn cortó el momento, aunque ahora que lo pienso, casi mejor, no fuera a ser que aparte del abrazo hubiera hecho otra alguna otra cosa más.

Creo que Lexa se sorprendió de que me acordara del día, pero ¿cómo olvidar la primera vez que vi a esa preciosa chica tímida pero dulce y achuchable?

Lexa me invitó a merendar a la cafetería donde fuimos la primera vez, aunque esta vez sin las molestas, es broma, Raven y Octavia. Aunque lo que más me sorprendió fue que me invitara a su casa, las dos, solas. Fue una gran tarde, pude saborear a conciencia sus labios, una y otra y otra vez. Y por primera vez pude tocar su piel. Es muy suave, como ella. Me encantó poderla acariciar y que ella me acariciara a mí. Sentí cosas que no había sentido hasta ese momento y que todavía no sé muy bien cómo explicar, pero se sentía muy bien, mis manos no podían estar separadas de su suave piel.

También me atreví a tocar un poco sus pechos, por encima del sujetador, por supuesto. Son muy redonditos, no tan grandes como los míos, pero creo que perfectos para mis manos... se sentía muy bien, sobre todo notar sus endurecidos pezones contra las palmas de mis manos. Creo que le gustó y no le molestó que lo hiciera, pero la asusté. Me dijo que ella no estaba preparada. ¡Cómo si yo lo estuviera! No sabría ni que hacer ni por dónde empezar. Lo peor de todo es que tampoco sé con quien hablar. No creo que haya nadie que me pueda aconsejar y me preocupa dejarme llevar y hacer algo que la lastime, no me lo podría perdonar.

Pese a todo, y para compensar dejé que fuera ella la que tocara mis pechos. Pero mentiría si dijera que no me había quedado con las ganas de notar sus manos en esa parte de mi anatomía. Y cuando lo hizo, cuando envolvió con sus manos ambos pechos pensé que se me saldría el corazón por la boca. ¡Qué sensación más placentera! ¿Quién no quisiera tener esa grandes y estilizadas manos en sus pechos? Se sentía tan bien...

El Poder del Amor (Clexa AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora