La semana más esperada había llegado. Más concretamente el uno de Agosto. Su abuela le había dicho que se marcharía con sus amigas el día dos y que no volvería hasta el seis, así que ellas habían planificado llegar el uno para ver a su abuela y se marcharían el lunes ocho, también solas, hacía su lugar habitual de veraneo, donde se encontrarían con el resto del grupo.
Ambas estaban muy emocionadas ante la perspectiva de pasar tantos días juntas, pero también estaban algo nerviosas, porque en Buckow sería la primera vez que estarían completamente solas.
Ese día uno, ambas se encontraron en la estación a la hora pactada y se despidieron de sus familias listas para coger el tren a su destino. A media mañana, tal y como estaba previsto llegaron a Buckow y fueron andando hasta la casa donde la abuela las estaba esperando con la comida casi lista. Después de dejar las cosas en sus respectivas habitaciones bajaron a comer mientras Clarke se ponía al día con su abuela.
Su abuela le dijo que estaba muy orgullosa de que hubiera terminado los estudios, pero Clarke le contó que ya no estaba tan animada, que desde que los judíos no podían entrar en los centros de salud todo lo que había estudiado le parecía una farsa. Pero su abuela, tan sabía ella, le dijo que si en su corazón sabía lo que estaba bien y lo que estaba mal y tenía claro que eso estaba mal no había nada malo. Que concentrara sus energías en encontrar una solución y no en darle vueltas a algo que ya estaba hecho.
Ese día lo pasaron las tres juntas, hablando y paseando por el pueblo. Lexa pudo comprobar que Clarke tenía razón, en esa época había muchísima gente, pero pese a todo, la expectativa de pasar esos días con Clarke merecía la pena soportar ese pequeño inconveniente.
Se fueron a dormir pronto ya que la abuela tenía que madrugar, así que se despidieron con un tierno beso antes de meterse en sus respectivas habitaciones. Ese día dormirían separadas, pero los próximos ya se vería.
Por la mañana Clarke fue la primera en despertarse así que bajó a la cocina donde se encontró con que su abuela ya estaba levantada.
- Buenos días abuela.
- Buenos días cielo.
Entre las dos prepararon un suculento y dulce desayuno mientras esperaban a ver si Lexa se dignaba a acompañarlas.
- ¿Por qué habéis dormido separadas? - Preguntó la abuela.
- ¡Abuela! - Gritó Clarke indignada. Y colorada.
- ¿Qué? Te piensas que no sé qué la otra vez dormisteis juntas. - Dijo la abuela logrando que Clarke se ruborizara todavía más.
- Solo dormimos... - Murmuró Clarke.
- Lo sé... Y no hay nada malo en dormir abrazada con la persona que amas.
- Abuela... - Dijo Clarke.
- Y en hacer otras cosas tampoco.
- ¡Abuela! - Gritó Clarke otra vez escandalizada. ¿Cómo era posible que su abuela dijera esas cosas? ¿Había sido poseída por Raven?
- ¿Qué? Tampoco hay nada malo en eso.
Clarke no dijo nada, suficiente tenía con controlar su rubor y su vergüenza. Ya parecía Lexa.
- ¿Qué pasa mi niña? - Preguntó entonces su abuela al ver la cara pensativa de su nieta.
- Nada. - Fue la escueta respuesta de Clarke.
- No parece nada.
- Es sólo que... - Empezó a tartamudear Clarke, de todas las personas que conocía su abuela era con la última que se imaginaba teniendo esa conversación. Cogió aire, lo mejor era decirlo todo seguido y quitarse el peso de encima. - No sabemos que hay que hacer.
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El Poder del Amor (Clexa AU)
FanfictionBerlín 1937 Clarke es una chica de dieciocho años que está estudiando en una de las escuelas de enfermería que la Cruz Roja tiene en Berlín. Clarke proviene de una familia acomodada gracias al negocio de su abuelo. Su padre es médico del ejército al...