"#10"

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¡¡MARATÓN!!

Los dos chicos se encaminaron al cine para ver una película que él pelinegro quería ver con ansias.

Mientras esperaban para que iniciara la película el más alto trato de hablarle al timido chico quien sólo asentía o negaba cuando le preguntaba algo por la vergüenza que aún no había podido pasar el pequeño, ya que su mente aún no dejaba que aquellas palabras que menciono en su escuela se fueran de su cabeza.

Cuando terminó la película en la cual él lobo no le prestó tanta atención, ya que estaba más pendiente de las tiernas risas que se le salían al pelirrojo haciendo que su mente no dejara de pensar lo lindo que se veía.

—Tengo algo de hambre, ¿te parece ir a esa cafetería?.

Le pregunto amablemente al pelirrojo quien le sonrió un poco más relajado.

Estos platicaron de cosas triviales, que para sorpresa de los dos el pelirrojo se encontraba tranquilo y carismático, como cuando hablaba con sus mejores amigos.

—¡Entonces le dije, claro! Como mí ropa que te presté!.

El pelirrojo se rió estruendosamente por el relato que le contaba el chico, lo que provocó que el más alto riera junto con él, cuando él pecoso se dió cuenta río un poco más bajo con las mejillas lijeramente sonrojadas.

Su casi "cita" había terminado ya que se hacía de noche así que el caballeroso Ethan se ofreció para llevar al más pequeño a su casa, quién gustoso acepto con una radiante sonrisa.

Se encontraban platicando tranquilamente en el auto cuando el uno de los chicos le pregunto al más pequeño.

—Oye, ¿irás a la expedición en dos semanas?—Pregunto sonriente el chico sin apartar la mirada del camino—

—¿Expedición?—Pregunto extrañado, mientras veía de reojo al ojiazul—

—¡Cierto! Eres nuevo, bueno, cada año la escuela organiza una expedición en el bosque para la clases de ciencias.

—Oh, no se... ¿el bosque no es... peligroso?.

—Eso dependerá de cómo lo veas.

El pelirrojo extrañamente se sonrojo por la pequeña mirada que le dió el ojiazul aunque trató de no darle mucha importancia.

Cuando llegaron a su hogar, este lo invito a pasar, aunque este se negó amablemente diciendo que ya era muy tarde para regresar a su casa.

—Enn ese caso, te veo en la escuela mañana—Mencionó un sonriente pelirrojo—

—Si, nos vemos mañana.

Él lobo le sonrió para luego besarle la mejilla con sus carnosos labios, haciendo que el pequeño sé sonrojara por lo visto no podía evitar estar tan nervioso cuando estaba con él. Por el contrario este solo río de su reacción y se despidió deseándole buenas noches antes de irse.

Dios mío... Pensó sonrojado el chico mientras se tocaba la mejilla con una mirada soñadora.

¡¿Mi mate, un lobo?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora