"#37"

20.5K 2K 48
                                    

Ethan bajó delicadamente al pequeño chico, siendo muy notoria la altura de los dos.
El pelinegro aún tenía sus brazos alrededor de la cintura del pecoso y el las tenía en los hombros del mismo.

El pelirrojo río un poco y se removió con lentitud un mechón de cabello dejando a la vista un hermoso rostro sonriente.
El lobo iba a decirle algo hasta que escuchó su teléfono sonar este algo enojado tomo su teléfono y contesto la llamada resignado.

—¿Hola?...

—¡Ven ahora!, ¿Ya viste la hora que es?, En 5 minutos más estarán los padres de Cris, y sino está nos matarán a nosotros por dejarlo salir—Reclamo la chica por el teléfono—

—¡¿Que?!, ¡Voy para allá!.

El más alto colgó el teléfono y tomo la mano de su mate mientras corría hacia su auto.

—¿Eh?, ¿qué pasa?

Pregunto mientras corría el pecoso, el pelinegro al ver lo lento que era lo cargo como princesa y corrió como rayo hacia su auto dejando aún más sorprendido al chico.

—Tus padres están llegando, y ya es muy tarde.

Respondió mientras sentaba al pelirrojo en el asiento y le ponía el cinturón con agilidad.
Dió la vuelta y entro al auto, encendió el coche y arranco con ferocidad por lo que el menor no pudo evitar aferrarse a su asiento al ver lo rápido que iban.

Cuando llegaron el más alto se quitó el cinturón y bajo para abrirle la puerta a su amado.
Lo cargo como costal de papas dejando sorprendidos a Cris y sus amigos.

—Aquí esta, lo trage sano y salvó.

Respondió colocando delicadamente en el piso al pecoso.
Este tenía las mejillas sonrojadas ya que al momento de que lo cargarán como un costal de papas el peliengro por accidente tocó su tracero y a pesar de que haya sido un accidente el pelirrojo no podía evitar sonrojarse.

—No era necesario eso, pero me encanto, gracias chico.

La loca chica agradeció al lobo por traerlo y como si fuera una rata lo hecho con rapidez de la casa.

—¡Nos vemos luego Cris!

Respondió antes de que le cerrarán la puerta en la cara por el rubio.
Jessica se rió por la escena de antes y se dispuso a correr al cuarto del menor para que se cambiara a sus ropas comunes y no unas tan lindas para salir.

Pero antes de hacer algo, se escuchó el claxon del auto de sus padres. Estos se miraron entre si y desvistieron con rapidez al menor; ropas y juegos de mesa salian volando de un lado a otro.

—¡Mi niño, ya llegué!.

Grito la madre del pelirrojo desde la planta de abajo, aún no estaba vestido totalmente, así que el rubio miro a su pequeño amigo y lo encerró en el baño con la ropa, mientras jalaba a su loca amiga al suelo para que "jugara" con el a las cartas.

La madre de Cris abrió un poco la puerta del cuarto de su hijo menor al escuchar tanto silencio en la casa.
Y pudo observar a los mejores amigos de Cris jugando cartas, esta los miró con extrañeza pero antes de entrar para preguntar por su hijo, un aseado  y bien peinado pelirrojo salía del baño con una camiseta azul y unos pantalones holgados del mismo color.

La madre abrió por completo la puerta y exclamó.

—Hola cariño, ya regresé, ¿cómo estuvo su día?.

—Muy bien mamá, gracias por preguntar.

—Hey, hola señora Meller, ¡¿cómo le va?!.

Pregunto animadamente la peliazul con una dulce sonrisa en el rostro.

—Hola Jessi, muy bien, pero bueno estaré en el comedor si me necesitan.

—Si, mamá.

La madre salió de la habitación con una radiante sonrisa, y apenas se fue los tres amigos se tiraron al suelo con un estruendoso suspiro.

¡¿Mi mate, un lobo?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora