TE ENCONTRÉ.

2K 356 111
                                    

~~~

(segunda parte de la doble actualización de hoy; si no leyeron el anterior, háganlo!)

~~~


Años después.

Ameth, se sentó como todos los días en la silla de cuero frente a su escritorio de roble negro. Su secretaria le trajo la bandeja con su respectivo café y su desayuno acostumbrado. Al lado de él se encontraba el periódico doblado.

Tomó un sorbo del café y lo desechó desagradado. Es que estaba muy fuerte. Con un pedazo de piña en la boca se levantó a prepararse su propio café. Algunas cosas nunca cambiaban y no importaba el dinero que tuviese a él le gustaba hacer las cosas por sí solo. Por esa razón tenía el mismo horario de trabajo que todos sus empleados, un carnet identificativo igual que ellos y los días que le tocaba realizar reuniones con el personal, solía colocarse un uniforme de obrero para que viesen que él era también parte de ellos, además que se le antojan bastante cómodos.
Su hermana entró en la oficina sin tocar, venía cargada de numerosos papeles. Ella insistía en ponerse al día con todo el trabajo que dejó a un lado cuando salió embarazada de su tercer hijo. No ayudó la muerte repentina de su padre. Eso no solo dejó un vacío entre ellos, sino que les acrecentó la carga laboral considerablemente. Lidiar con una herencia era muy complicado.

—¿Quieres un poco?—le ofreció en cuanto ella se sentó agotada en una de las sillas.

—¿Lo preparaste tú?—él asintió orgulloso y ella aceptó.
Sirvió las dos tazas de café, el de él sin azúcar y canela, el de su hermana con edulcorante y un poco de nuez moscada.
Se tomaron la taza de café en silencio, era de las pocas veces que podían disfrutarlo en una empresa tan atareada como la que ellos dirigían.

Su hermana tomó el periódico mientras él revisaba algunos correos. Lo extendió cuan largo era y abrió solo para leer la sección de sociales. Las fotos del bautizo de su tercer hijo aparecerían hoy y en efecto allí estaban.

Voltéo a mirar la foto que ella le enseñaba, pero fue el titular de la página principal lo que le llamó la atención.

"Comenzará el juicio en el caso del secuestro Maggio- O'Pherer".

Había visto la noticia del secuestro, todo el mundo lo había hecho, pero siempre hablaban de los tres hijos del diplomático O'Pherer. Los 3 O'Pherer los reseñaba la prensa.

Le pidió el periódico a su hermana, intrigado por la noticia y comenzó a leerla. Mediante avanzaba en la lectura un frio bajó por su columna vertebral.

Soltó el periódico y navegó con premura en internet, colocando el nombre de todos los que en el artículo se nombraron. Consiguió fotos del diplomático O'Pherer y de sus hijos, y navegó incansablemente hasta que dio con una pequeña reseña en la sección de sociales donde lo vio con sus tres hijos.

En la foto se veía al diplomático O'Pherer con sus tres hijos, dos jóvenes y una chica de cabello rosa; esa foto ya la había visto, fue de las muchas que circulaban en las noticias. Sin embargo la leyenda de la foto indicaba otra cosa, algo nuevo para él, cuando leyó la leyenda tomó una fuerte bocana de aire que alertó a su hermana. "Así celebró su cumpleaños el distinguido Fernando O'Pherer en compañía de sus amigos, el abogado y empresario Mike Oytar, y el doctor Hayden Michia; sus hijos Rámses, Gabriel; y su nuera Amelia. En la foto, de izquierda a derecha: Gabriel O'Pherer Dusaillant (16), Fernando O'Pherer Da Silva (45), Rámses O'Pherer Dusaillant (17) y Amelia Maggio Gatica (16)".

Su corazón martilló con fuerza al leer ese nombre y ese apellido en la misma persona. Recordó aquella nefasta tarde cuando un dolor en el pecho lo hizo caer inconsciente en el piso, la misma tarde que entendió la difícil búsqueda que debería llevar a cabo.

Buscó con más interés que antes y dio con la reseña de un periódico local sobre la macabra noticia del secuestro, en su contenido usaron una foto que nunca antes había visto en las noticias, incluso el mismo artículo señalaba la exhibición de fotos inéditas.

Era la foto de una mujer, alta delgada, de rostro aguileño tomando de la mano a una niña pequeña quizás de 7 años o menos, llevaba dos trenzas castañas y le faltaban dos dientes en su sonrisa. Reconocería a esa arpía aunque pasaran mil años, pero no podía correr riesgos con la niña, después de todo Rosalía bastante que lo había amenazado con darla en adopción.

Abrió la foto y esperó que cargase el archivo, el tiempo que le tomó hacerlo lo hizo desesperarse y cuando eso ocurría sus manos debían moverse sin parar, al igual que su pierna.

—¿Pero qué pasa?—preguntó su hermana ofuscada por el ruido y el movimiento que generaba su hermano.

Él no respondió, de hecho, la ignoró. Su hermana lo apoyaba incondicionalmente en la búsqueda de su hija, pero también era la persona quien más crudamente le hablaba. No quería que ella destrozara las pocas esperanzas que comenzaban a florecer en su interior.

La foto finalmente cargó por completo y entonces soltó todo el aire que estuvo conteniendo desde que la corazonada le paralizó el alma.

Se dejó caer en el respaldo de la silla, sin despegar la vista del monitor, de esas dos trenzas, de esos ojos, de esa sonrisa.

El comentario de la foto retumbaba en su mente "Rosalía Gatica con su hija Amelia Maggio Gatica posan para la inauguración de su floristería ubicada en...."

—Ameth, estás asustándome. ¿Qué viste?.

—La conseguí. Conseguí a Amelia.

—Ameth... ¿estás seguro?.

Y lo estaba.

Levantó el teléfono y exigió a su asistente que llamase a los detectives que tenían el caso de su hija.

Pudo haber llamado a la policía, pero tantos años buscándola le demostró que no servían para nada. Además, no quería asustarla, que huyese. Quería cerciorarse primero y acercarse lentamente, planificado, organizado. No sabía que clase de mentira pudo decirle Rosalía de él.

Entonces la comprensión del juicio cayó en él. Amelia había sido abusada y secuestrada por su padrastro, la prensa se mostraba reservada en relación a Rosalía, pero él sabía en el fondo de su corazón que esa mujer tenía que tener culpa y responsabilidad en eso.

Volvió a berrear como hace muchos años no hacía, caminó enjaulado en la pequeña oficina, gritando improperios, insultos y maldiciones.

Su hermana, a quien le comentó su descubrimiento, comenzó a leerle todo lo que conseguía sobre Amelia, con lágrimas en los ojos porque no podía creer tampoco que esa, si era su sobrina, hubiese tenido que enfrentar tanto en tan corta vida; y es que aunque no fuese su sobrina, era imposible leer la historia y no llorar.

Estaba tan concentrada en la lectura que no se percató cuando Ameth se quedó callado, pero si escuchó el ruido sordo que produjo su cuerpo chocar contra el piso.

Se levantó apresurada y pidió por ayuda y una ambulancia, mientras quitaba la corbata del cuello de su hermano y soltaba los botones de su camisa para que pudiese respirar mejor.

La primera vez, Ameth había sufrido una angina, pero esta vez no correría con esa misma suerte.

Esta vez, Ameth Maggio Jr, sufría un infarto.




Curiosidad de la curiosidad:

Ameth + Rosalia = Amelia

Ameth: Nombre de origen francés.

Rosalía: significa "llena de flores"

Karen (mamá de nuestros chicos): significa "flor de loto".


JUEVES CURIOSOS de No Juzgues La Portada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora