—Michael, ¿Cómo estás? Siempre es un placer verte. Me alegras la vista.
La pelinegra se acercó hasta el abogado y le tendió la mano para que la estrechara. Como siempre, su esposo, detrás de ella, rodó los ojos. Ya estaba acostumbrado a la boca sin filtro y excesivamente coqueta de su esposa, así la había conocido y así la había amado desde el primer día. Los primeros años fueron difíciles pero con el tiempo y dos hijos después, no había celos que pudieran afectarle.
Sin embargo el abogado siempre se ponía nervioso, después de todo era la esposa de un importante cliente, y una esposa demasiado atractiva.
—Señora...
—Ningún señora, por favor, si quieres llámalo a él así, a mí no—le sonrió con picardía a su esposo, esos apelativos los usaban en la habitación, una pequeña sonrisa se coló en los labios de él.
—Vamos mi amor, ya deja a Mike. ¿Qué te trae por acá?—su cabello negro y sus intensos ojos azules invitaron al abogado a sentarse.
—En realidad estaba muy cerca y recordé que tengo el pago de las ultimas cuotas así que preferí traértelo en persona y quizás hablar de algunos otros asuntos.
—Ya te he dicho que no hace falta que sigas cancelando eso. Los daños ya fueron reparados y francamente, me reí tanto con el video de seguridad que hasta te compadezco.
—Son adorables—agregó la pelinegra, sentándose sobre las piernas de su esposo—. Me hicieron recordar tanto a nuestra niña.
—Si bueno, no dudo que tus niños sean adorables, pero los míos son... un caso serio. De hecho, es lo que me trajo realmente aquí esta mañana.
—¿Me destruyeron otro supermercado?—se burló Miguel Angel.
—No, bueno... no uno tuyo, gracias a Dios. Tengo demasiados años pagando por la crisis del melocotón, que mejor me hubiese salido comprarte las acciones.
—Esa es una idea fantástica, Michael. Ya representas a mis empresas y a nuestros intereses personales, bien podrías tener acciones dentro de la empresa que gustes y reajustamos tus honorarios, que dicho sea de paso son bien excesivos.
—Valen cada centavo y lo sabes—terció orgulloso el abogado.
—No lo pongo en duda, es el cheque que con más animo firmo—confirmó el pelinegro.
—La verdad sea dicha, mis hermanos y yo buscamos realizar una inversión, esta oferta no suena nada mal. Pero no es por lo que vine. Como bien sabes mis hijos están en Francia, pero ya es hora de que crucen el continente y estoy buscando buenos institutos.
—¿Te los traerás? ¡Qué bueno!—la mujer se alegró con sinceridad.
—Los expulsaron de Europa—confesó el abogado y la pareja estalló en carcajadas.
—¿Qué clase de instituto estas buscando? Ya sabes que hemos pasado por varios por nuestra niña.
—Busco uno muy tolerante y que puedan hacerse la vista gorda de su expediente.
—¡Oh! Ya se cual. Íbamos a inscribir a la niña en ese, pero finalmente no nos mudamos de ciudad—la mujer se levantó del regazo de su esposo y buscó su teléfono.
—Ale, ¿Tienes el numero?—la aludida murmuró que lo estaba buscando—. La directora es conocida, bien agradable...
—Bastante cachonda...—las palabras sonaron amargas y Miguel Angel volvió a rodar los ojos y se encogió de hombros.
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JUEVES CURIOSOS de No Juzgues La Portada.
Teen FictionAmelia, Rámses, Gabriel, Fernando, Karen, Mike, Hayde, Marypaz, Andy, Daniel, Stuart, Johana... siempre hemos querido saber más de cada uno de ellos... ¡Aquí podrás hacerlo!.