—¿Me compas un icosho?
—Pero ya te comiste dos, tu mamá me va a matar si no cenas.
—Icosho.
Suspiré rendido cuando hizo un puchero. Gabriel era demasiado convincente cuando quería.
—Bien, uno solo y no más.
Cuando rebusqué en el carro y me di cuenta que no tenía supe que tendría que bajarme al supermercado. Estacioné lo más cerca que pude de la puerta y sujetando las manos de Rámses y Gabriel entré con ellos en recinto.
— icosho, icosho, icosho —canturreaba Gabriel dando saltitos.
—¿Y tú Rámses, que vas a querer?.
—Ocoton.
—¿Un qué?.
—O.co.ton, Mik—y me rodó los ojos.
Algo me dice que este es el que me dará problemas de grande. ¿Cómo puede rodarme los ojos tan pequeño?.
No lo ignoré, pero dejé de insistirle, de seguro veríamos el fulano ocoton y el me lo señalaría.
Tomé el primer carrito que vi y los senté a ambos dentro. Comencé a caminar por los pasillos escuchando el canturreo de ambos, me aturdían pero era divertido escucharlos.
—Icosho, ocoton, icosho, ocoton—canturreaban.
Salir con los chicos era una aventura que me encantaba, hoy no era mi turno para buscarlos pero yo lo hacía con gusto y hasta esperaba esos días. Los llevé a almorzar conmigo al local donde la mesera me dio su número y unos helados inmensos para cada uno, luego un rato al parque donde terminaron mugrientos e intercambié números con unas mamás, aunque no sé si estaban solteras.
—¿Puedo ayudarlo? Que niños tan bellos tiene—los chicos con sus ojos miel, sus melenas largas, sus ropitas modernas, eran una trampa segura para cualquier mujer—. Gracias, son mis sobrinos, pero los adoro—no era una mentira, pero aprendí que decirlo me daba puntos extras—. Estoy buscando los bizcochos, esos que son de vainilla y cobertura de chocolate.
—ocoton.
—Si, Rámses... y un... lo que él dijo.
Ella sonrió y Rámses le repitió su pedido. La pobre lució tan confundida como yo.
—En el pasillo 3 están las galletas, allí encontraremos el bizcocho.
—Ocoton.
—Si, preciosura. Allí veremos si está tu octon.
—O.co.ton—le corrigió.
¿Con que edad empiezan los niños a corregir a los adultos?.
Ya en el pasillo de las galletas tomé un paquete de bizcochos y le mostré a Rámses todos los paquetes que vi de lo que sea que pudiese ser un ocoton, sin tener éxito. El lucía cada vez más exasperado porque no lo entendía así que resolví comprarle un chocolate, para tratar de distraerlo.
Sin embargo, cuando vio que iba a la salida sin el puto ocoton ese, sea lo que sea que fuese, comenzó a llorar.
Lloró desconsolado e hizo llorar a Gabriel a su lado.
Desesperado, me regresé al supermercado y volví a caminar por todos los pasillos buscando el puto ocoton y nada. Rámses me llevaba los nervios de punta, las personas comenzaban a mirarme como si yo fuese un mal padre que no entiende a su hijo y francamente eso era lo que estaba pasando.
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JUEVES CURIOSOS de No Juzgues La Portada.
Teen FictionAmelia, Rámses, Gabriel, Fernando, Karen, Mike, Hayde, Marypaz, Andy, Daniel, Stuart, Johana... siempre hemos querido saber más de cada uno de ellos... ¡Aquí podrás hacerlo!.