Hans, el padre de Ulises era americano, siempre enviaba dinero a su familia para la manutención de su hijo y trataba de mantenerse en contacto siempre que podía, aunque no tuviese nada en común con él.
Mantuvo una relación con la madre de Ulises bastante intensa, tanto que cuando acabó, ella prefirió regresar con su familia en México, huyendo de él y todos los sentimientos que despertaba en ella, los mismos que la volvían loca de amor, como loca de celos. Una relación completamente toxica. Y a pesar de todo eso, Hans se alegró cuando ella lo llamó, sin embargo fue una gran sorpresa cuando le dijo que estaba embarazada de casi 4 meses. Él nunca evadió su responsabilidad y varias veces, mientras Ulises crecía, viajó a verlo.
Hans no era un hombre adinerado, pero se comprometió en darle a Ulises una excelente educación, como a su otra hija. Así que reunió dinero para poder pagar la universidad de ambos e hizo los trámites para que Ulises pudiese ser también Americano.
Y cuando Ulises se hizo ciudadano Americano, decidió seguir viviendo con su familia hasta terminar sus estudios en México y después estudiar la universidad en Estados Unidos, pero se enamoró y la idea de mudarse a Estados Unidos conforme se acercaban los días, más le asustaba.
No le había dicho nada a Camila, su novia de casi un año, sino hasta ese momento.
—Pero Uli... Eso es estupendo. ¡Súper! ¿Por qué no te alegras?.
—Si me alegro, pero nosotros...—dijo Ulises.
—Te amo, Uli, pero tienes una oportunidad que todos quisiéramos. No puedes desperdiciarla. Podrás estudiar lo que quieres, ¡en América!.
—¿Pero y nosotros?—volvió a preguntar.
—Nosotros estaremos bien. Vendrás para las vacaciones, podemos hablar por teléfono, video llamadas. Igual ya lo hacemos cuando no puedo salir.
—¿Hasta cuándo será así?
—¿Importa? Será así hasta que podamos, hasta que aguantemos. Disfrutemos el momento.
—Siempre me ha gustado de ti esa forma de pensar. Vivir la vida, disfrutarla, pero no puede ser así con nosotros. Lo que me estás pidiendo es que nos quedemos juntos hasta que nos cansemos mutuamente, nos aburramos, quizás consigamos a otros en nuestras vidas, y terminemos. Nuestra relación es muy importante para mí como para que me pidas que me siente a disfrutar los días y la vea morir poco a poco.
—Eres demasiado dramático.
—No podré venir siempre. No sé si podré venir en las vacaciones, no sé si podré venir ni siquiera una vez al año. Hans pagará mis estudios, me dará dinero para que viva en la universidad, pero no tendrá para pasajes y mi mamá, menos. No quiero tener una relación contigo donde te veré si acaso y con suerte una vez al año.
—Entonces no la tengas—y momentáneamente las palabras de Camila alegraron a Ulises.
Pero ella no le estaba pidiendo que se quedara como él creyó.
—Yo si estoy dispuesta a intentarlo hasta donde se pueda, pero si tú no estás dispuesto entonces no prolonguemos lo que para ti es inevitable y terminemos de una vez.
—¿Qué? Cami...—balbuceó el chico, no esperaba ese giro de los hechos.
—Si, Ulises, es lo mejor. Tienes razón, tú estarás estudiando en la universidad, con muchas gringas revoloteándote con seguridad. Fiestas. Yo estaré aquí estudiando y trabajando, no quiero estar aquí también celosa, obsesionada, angustiada. Y más si sé que no crees que podamos lograrlo. Entonces es mejor que le dejemos todo hasta acá. Yo ya no estoy para esto.
Camila se levantó con falsa convicción. Quería aparentar estar segura de lo que estaba haciendo, que no le dolía a mares en su pecho. Sus palabras quemaron su garganta porque dijo en voz alta lo que pensaba. Se había aferrado por un momento en que podrían lograrlo. Camila a pesar de su edad y de todas las desilusiones del pasado seguía siendo una romántica empedernida.
Desde que supo que Ulises era americano y que su papá estaba al pendiente de él, la posibilidad de que se fuese a Estados Unidos no era una locura, así que la noticia de Ulises no la tomó del todo por sorpresa.
Ella también estuvo contando los días sin saber que le quedaban tan pocos para que Ulises se fuese.
Si algo definía a Camila era su pragmatismo, y una relación a distancia, no era nada practico. Ni siquiera era sensato, porque después de todo ella no quería cohibirse de vivir nada, aunque le hubiese gustado vivirlo con Ulises.
—¡Espera! Por favor, Cami. Espera. Espera—Ulises se interpuso en el camino de la chica—. Ven conmigo.
—Estás loco, Ulises.
—No, no lo estoy. Mira, será difícil y dará miedo, me dará mucho miedo, pero no te quiero perder. Intentemos la relación a la distancia y reuniré dinero, conseguiré trabajo y te pagaré el pasaje. Viviremos juntos.
—Yo no soy ciudadana Americana, Ulises.
—Pero yo si, además, no serás la primera inmigrante trabajando de ilegal, ni tampoco serás la última. Y será temporal. Lo lograremos.
—No lo sé, Ulises. Suena como un sueño, pero uno imposible.
—Intentémoslo. ¿Qué es lo peor que puede pasar?
Mientras Ulises la miraba expectante, nervioso por su respuesta, Camila estaba reconsiderando la oferta.
Recordaba cómo se sintió la primera vez que besó a Ulises, y como temblaba de emoción cuando estaba en sus brazos. Había tenido varios novios en los últimos años y con ninguno había querido quedarse el tiempo suficiente como con Ulises, por algo ya tenían un año, juntos y por esa misma razón quería continuar con él.
—Pero... mis estudios, allá no podré estudiar, quiero sacar una carrera, lo sabes.
—Te enviaré dinero, puedes dedicarte solamente a estudiar y cuando te gradúes podrás irte.
—Pero tu...
—Puedo hacerlo, lo haré. Por favor...
Y Camila aceptó. Eso sí, a Ulises le costó convencerla, pero lo logró.
Los primeros meses separados fueron difíciles, adaptarse a los cambios de horario y a extrañarse, pero lo que realmente resultó difícil fue cuando Ulises conoció a otra persona y debió decírselo a Camila.
No esperaba partirle el corazón pero no la engañaría, enamorarse nuevamente en definitiva no estaba en sus planes. Aguantó con la cabeza baja todo lo que Camila le gritó, trató de consolarla mientras lloraba y pidió perdón por haber fallado en la promesa que le había hecho y las ilusiones que le rompió.
Quedaron como amigos, pero la comunicación era escasa, ella no quería verlo, era muy doloroso verlo tan feliz con otra persona porque así era como ella quería ser de feliz a su lado. Ulises siguió mandando siempre el dinero que prometió hacer, quería que ella siguiera estudiando, así que mensualmente tenían una cita electrónica donde se colocaban rápidamente al día.
Camila lo recordaba con amor, con cariño y con respeto, cada vez que entraba al salón de clases. Sabía que gracias a él podía estudiar. Ulises demostró que era el adulto que ella vio en él a pesar de su corta edad, lo encontró más adulto que cualquier otro de las personas con las que salió en el pasado.
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JUEVES CURIOSOS de No Juzgues La Portada.
Teen FictionAmelia, Rámses, Gabriel, Fernando, Karen, Mike, Hayde, Marypaz, Andy, Daniel, Stuart, Johana... siempre hemos querido saber más de cada uno de ellos... ¡Aquí podrás hacerlo!.