El Divorcio.

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Jamás imaginé que esto me pasaría. Cuando contraje matrimonio me comprometí con mis votos, juré seguirlos y respetarlos.

Hasta esa noche. Maldita noche. Maldito alcohol.

Fue crónica de una muerte anunciada y yo fui derechito como vaca al matadero. No tuve que haber salido y vaya que me arrepiento de haberlo hecho, y lo que es peor, una parte de mí no se arrepiente.

Porque después de esos años de matrimonio, esa fue la mejor noche que había tenido en demasiado tiempo.

¿Por qué no pude contenerme? Fácil, porque lo deseaba, porque mi esposa no me daba lo que tanto quería, porque francamente ella tampoco lo deseaba. Tan rico que es el sexo y mi carne es débil.

Tenía que ser cosa de una sola noche... y lo fue hasta que comenzaron a llegar sus mensajes saludándome. ¿En qué momento me convertí en un infiel? No lo sé... miento, si lo sé... en el momento en que accedí a una cita y le mentí a mi esposa de que estaría trabajando hasta tarde. Ni siquiera tuve que llegar a su cama para traicionar todos mis votos matrimoniales, solo con acceder fue suficiente.

—Hayd, ¿estás bien?—me pregunta Fernando en cuanto entra a la habitación.

—Si. No.... No lo sé. ¿Cómo está Monique?

—Bueno... la he visto mejor, está bastante consternada y te odia con todo su ser.

—¿Te contó su versión?—ni yo les había contado la versión completa, me avergonzaba.

—No—frunció su ceño pero la confusión se desapareció cuando Mike entró en la habitación—. No me parece.

—Bien, entonces más para nosotros—Mike lanzó en la pequeña mesa de la habitación del hotel tres pizzas enormes y colocó con más cuidado una bolsa con varias botellas de alcohol—. ¿Cuándo has visto tu que un despecho se mate conversando? Francamente Fernando, me decepcionas. Un despecho se ahoga en alcohol y se mata con colesterol.

—¿Y el helado?—me burlé, era demasiado cliché la escena.

—¿Y tú que eres, mujer?. Las mujeres matan a sus penas de coma diabético con helados y chocolate. Los machos, pecho pelúo como nosotros, nos borramos la mente con tequila y whisky barato, y comemos pizza hasta reventar.

Fernando tomó las pizzas y abrió las cajas, mientras que Mike comenzaba a servir los tragos.

—¿Pizza y Pepperoni?—Fernando torció el gesto asqueado.

—Son las tres de la mañana, agradece que conseguí algo más que la bolsa de doritos y papas fritas que trajiste.

—Bueno ¿y tú, por qué estás tan a la defensiva conmigo?.

Mike suspiró para calmarse. Hasta ese momento había permanecido sentado en la cama, viéndolos hacer todo.

Los llamé hace un par de horas, poco después de que Monique me lanzara su descubrimiento en la cara y que yo tuviese la decencia de irme sin que me lo pidiese. Tomé un taxi hasta el primer hotel que me conformó disponibilidad y cuando llegué aquí se encontraban los dos.

Mis mejores amigos, mis hermanos, mi familia. Y a pesar de esos títulos, no pude decirle lo que había pasado. Me dejaron registrado en el hotel y salieron por el resto de mis cosas a lo que fue mi antigua casa. Hacer control de daños en realidad.

—Yo también hablé con Monique—dijo al cabo de un rato Mike, en su semblante había cierta decepción que me heló la sangre.

Monique le había contado.

—Mike...—era una advertencia de Fernando.

Como siempre tan prudente, comedido, no quería exponerme, darme mi tiempo y espacio para decirle las cosas.

¡Maldición! Eso solo me hace sentir peor.

—Moni me contó que la traicionaste.

Su mirada era impasible y esperaba mi confirmación, pero necesitaba saber qué más le contó.

—¡Hayd! ¿Es cierto? ¿Con quién? ¿Cuándo? ¿Cómo?—Fernando bullía de preguntas y cuando entendió que yo no diría nada más miró a Mike.

—Moni me contó que te revisó el teléfono y consiguió que tenías a otra mujer, no una cosa de una noche, sino una relación. Que llevan meses viéndose.

—Llevábamos—contesté al cabo de un rato de silencio—. Hace un par de semanas que terminé la relación y por eso me volví descuidado con el teléfono.

En la siguiente hora respondí todas las preguntas que me hicieron. Nunca me juzgaron, por el contrario me comprendieron. No era consciente que la falsedad de mi matrimonio fue tan evidente desde afuera, fue por esa razón que ellos no se sorprendieron.

—Mike, ¿Puedes encargarte tú me divorcio?—pregunté.

—Por supuesto que sí, Hayd. La pregunta ofende, aunque... lo que de verdad ofende es que ni por un segundo ofrecieras pagarme, pero está bien, lo entiendo.

—No pienso pagarte nada, imbécil. Págame tú, todas las consultas que te doy al año, a cambio.

—¡Chico, pero que sensible!.

El teléfono de la habitación resonó y Fernando se levantó a tomar la llamada.

—Sí, sí. Si. Cárguelo a mi cuenta. Está bien, lo comprendo. Lo sé—dio un suspiro profundo que de un tiempo para acá aprendí a reconocer—. Yo me encargo. Muchas gracias.

Colgó el teléfono y masajeó su sien tratando de calmarse.

—Tenemos que ir al centro comercial, Gabriel está detenido y Rámses está tiene una lesión en la rodilla, nada grave al parecer. Siguen vivos por lo menos.

—¿Qué hicieron?—pregunté mientras saltaba de la cama a vestirme apresurado.

—Se metieron con sus amigos y las patinetas en un centro comercial y no supieron correr todo lo rápido antes de que la policía los atrapara.

—¡Joder! Una sola cosa les he pedido, que corran como Forest, corran, corran y no lo hacen. Te juro que creo que es intencional.

Salimos de la habitación con paso apresurado y nos subimos al primer taxi que conseguimos en el hotel.

—Hay algo que no entiendo...—pregunté mientras el taxista conducía como loco—. ¿Cómo hicieron para escaparse?.

—Yo tampoco lo entiendo. Estaban en la habitación de al lado, tuvieron que pasarnos por un lado para poder irse... No entiendo de verdad.

—Por favor... parecen novatos. ¿Cuántas veces nos escapamos por las ventanas de las residencias?.

Fernando y yo asentimos con el recuerdo.

—Por cierto... esa es la única noche que pasaras en el hotel, imbécil. El resto de tus cosas Monique las enviará a mi casa. Necesito ayuda con Rámses y Gabriel, y tú necesitas mantenerte ocupado y distraído.

Fernando palmeó mi espalda y se lo agradecí. Me sentí de regreso nuevamente a la universidad, a aquel primer día que quedé sin vivienda y estos me salvaron. 

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Nota de Autora:

FELIZ FELIZ FELIZ FELIZ CUMPLEAÑOS A  @Ley_Grow  Una persona con un aura especial, simpática, divertida y SUPER SUPER GENIAL! Gracias por todo tu apoyo, no sé que haría sin ti!!! Un beso inmenso desde Chile!

JUEVES CURIOSOS de No Juzgues La Portada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora