Secreto Compartido

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Amelia entró a su habitación y vio a su novio tendido en la cama, teléfono en mano. Ya había aprendido que Rámses era un tanto adicto a las redes sociales y hasta le parecía gracioso, pero siempre en cuanto ella entraba a la habitación el soltaba el teléfono o en el peor de los casos la atraía a su pecho y la hacía ver las cosas que el miraba. Esta vez no fue distinta, Rámses la vio, le sonrió mostrando su perfecta dentadura y palmeó el espacio a su lado invitándola.

Una vez acurrucados el retomó lo que veía. Amelia se reía con los memes y los videos graciosos, aprendía más cosas de él viendo sus redes sociales que de cualquiera otra manera.

A Rámses le gustaba navegar para distraerse, escapar de sus miedos y dudas, aunque desde que conocía a Amelia sentía que no tenía nada de lo que escapar. El internet fue su aliado en los momentos difíciles y ahora permanecía como un leal amigo.

Se sentía tan a gusto con Amelia a su lado que olvidó que su novia estaba allí y entró en el perfil que conocía muy bien tal como hacía más seguido de lo que reconocería.

Más de un año sin publicar, no le extrañaba no ver nada allí aunque mantenía la esperanza y la curiosidad. Todas las publicaciones tenían sus likes y comentarios, y sin embargo el borraba el like y volvía a colocarlo solo para que a su creadora le llegara la notificación. Y también volvía a comentar todo, por eso habían fotos con 3 o más comentarios de él. Hoy pondría el cuarto comentario.

Era una imagen que decía "mientras más huyes yo más te adoro" le hubiese gustado compartirla con Amelia pero ella no tenía redes.

Quitó el "corazón" que indicaba que le gustaba y lo volvió a colocar. Abrió la casilla de comentarios y escribió con una de sus manos "lo imposible siempre es más llamativo".

—Es una buena frase—murmuró Amelia y lo asustó. Fue en ese momento cuando se dio cuenta de que estaba con Amelia a su lado y que podría molestarse por todo lo que él estuvo viendo en ese perfil.

—Si—respondió nervioso.

Ella aguantó las ganas de reírse, por suerte en la posición en que se encontraba él no podía verla. Rámses había estado navegando en su antigua página de Ameliadeletrasycolores. Se sorprendió cuando lo vio hacerlo, pero más cuando notó los varios comentarios que él le había dejado. Hizo una nota mental de ingresar a la página y revisar que más le dejaba su novio en la página, sin saber que era ella.

—Ese grupo me gusta mucho—agregó Amelia.

—¿Grupo?—Rámses estaba confundido, los nervios no lo dejaban pensar con claridad.

—Es una banda mexicana. Esa es un fragmento de una de sus canciones.

Rámses la miró confundido y sorprendido. Regresó a la publicación y releyó la oración, como si haciéndolo pudiera dar con la canción.

—¿Cómo lo sabes?.

Amelia se encogió de hombros y le pidió el teléfono a Rámses. Entró a la aplicación de videos y tecleó el nombre de la banda, buscó la canción y le dio reproducir.

No era ninguna melodía que el francés hubiese escuchado antes, un ritmo que no era su estilo, completamente opuesto, distinto y hasta extraño. Pero contagioso y la letra... Rámses se identificó con la letra inmediatamente. Amelia disfrutaba de la canción, era obvio que no solamente le gustaba esa pieza, sino que conocía muy bien a la banda y su género musical.

Al ritmo de la banda, Rámses se quedó dormido, pero Amelia no podía hacerlo, porque esa música que tanto amaba le recordaba a un pasado que ya había dejado atrás. No era que le recordase a alguien o un dolor en concreto, era que la transportaba a otra época.

Apagó la música y buscó su teléfono.

Al principio le costó recordar la contraseña, pero después de dos intentos dio con la correcta.

Inmediatamente le llegaron más notificaciones de las que podría leer, así que las ignoró y buscó en las fotos que tenía publicadas, revisando los últimos comentarios.

Se sorprendió ver los comentarios de Rámses, la hicieron sonreír y enternecerse. Revisó las fechas y vio algunos muy antiguos, incluso desde antes de conocerlo. Su sonrisa se ensanchó, estaban destinados a encontrarse, estaba segura de eso.

Rámses se removió en la cama y ella cerró la aplicación y se acostó a su lado lista para dormir.

Ya le respondería después a ese acosador. Mantendría ese secreto compartido de ambos. Mientras tanto disfrutaría las últimas horas que le quedaba con Rámses, antes de que tuviese que regresar a sus clases en Atlanta.  

JUEVES CURIOSOS de No Juzgues La Portada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora