Una familia completa

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(Esto ocurre dentro de varios meses, es decir estamos viendo un adelanto de NJLP2)




—Si deja las emociones fuertes de un lado, se recuperará más pronto de lo que esperamos. Mucho reposo, nada de trabajo—el doctor apretó el hombro de Soffia para dale ánimos, antes de salir de la habitación.

—Ya lo escuchaste, como te vea un poco estresado sacaré a todos de la habitación—Soffia miró a su esposo con el ceño fruncido mientras lo apuntaba con su dedo índice.

Ameth le sonrió y ella rodó los ojos. Odiaba que él no quisiera tomarse las cosas en serio. Un infarto era algo grave, serio, y allí está él, sonriendo.

Pero era más que una sonrisa, era felicidad. Muchas veces Soffia lo había visto feliz, pero siempre era un rompecabezas incompleto, el mismo lo decía, tenía una pieza faltante, una que se llamaba Amelia.

A veces Soffia deseaba que por fin consiguieran su cuerpo, para que Ameth tuviese por fin paz y tranquilidad. Ella era de esa parte de la familia que creyó que la pequeña Amelia estaba muerta, no desaparecida. Después de todo su mamá era una loca y se podía esperar cualquier cosa.

Pero la había conseguido, se lo confirmaron los investigadores esta mañana a Ameth. Solo faltaría en dado caso una prueba de ADN, pero todos los antecedentes eran correctos. Fue la noticia de todo lo que la pobre Amelia había vivido por culpa de Rosalía, lo que le había ocasionado el infarto. Fue demasiado para él enterarse de que había sido violada y secuestrada por su padrastro.

Sin embargo, ahora, pareciera que estuviese manejando mejor la información. Estaba concentrado en querer verla, en reencontrarse con ella, en hablarle, abrazarla. Ya no era una niña y quería saber todo de lo que se había perdido.

Ameth, acostado en la cama de la clínica, imaginaba como podía ser la personalidad de Amelia. Tenía el cabello rosado, eso a él le dejaba claro que no le importaba lo que la gente dijese, debía tener un carácter fuerte. Su novio también hablaba mucho de ella.

Sintió una puntada de celos por ese chico Ramsés.

La llevaba sostenida por la cintura con cierta posesión. ¿Sería bueno para ella? Esos tatuajes lo hacían lucir peligroso e incluso violento. ¿La trataría bien?. En cambio el otro chico, Gabriel, se veía más adecuado para su hija.

Las miles de preguntas que quería hacerle lo asaltaron. Su esposa volvió a mirarlo cuando el pitido de la máquina que monitoreaba su corazón lo delató.

—Estoy bien, solo ansioso—confesó—. ¿Y si me odia? No sé lo que le dijo Rosalía, en el mejor de los casos dijo que la abandonó, que nunca la quise.

—No pienses en eso, Ameth. No importa lo que le haya dicho, tú le demostrarás lo contrario, le harás ver la verdad.

—Ella tiene su vida algo encaminada y llegaré yo otra vez a alterársela.

—Llegarás cuando más te necesita.

Ameth se aferró a las palabras de Soffia, en todos sus años juntos, nunca había demostrado equivocarse cuando de instinto se trataba.

—¡Pá!—el joven entró en la habitación y se lanzó sobre su papá abrazándolo.

—¡Con cuidado!

—¿Es cierto? ¿La conseguiste?—preguntó emocionado.

—¡Los cables! ¡La vía!—Soffia lo tomó por el hombro y lo hizo retroceder—. Tu papá está delicado ¿puedes ser más considerado?.

—Déjalo, Soffia, solo está emocionado, y sí, es cierto.

—¿Cuándo la conoceremos? ¿Tienes una foto actual? ¡Cuéntame!.

—Calma—esta vez fue Ameth quien le pidió paciencia a su hijo y le mostró la foto que tenía de ella en su teléfono—. Primero debo recuperarme, luego tengo que ver la mejor forma de acercarme a ella. Amelia ha pasado por mucho así que no puedo simplemente presentarme.

—¿Es cierto que es la chica del secuestro?.

—Si, es cierto. Es ella.

—Es guapa y tiene piercings. Si ella tiene uno ¿puedo hacerme uno?.

—No—respondió Soffia.

—Ya veremos—acordó Ameth para que no volviesen a retomar esa misma conversación.

—No puedo creer que conoceré a mi hermana mayor—se recostó al lado de su papá, haciéndolo que se arrimase un poco—, porque es mayor a mí aunque sea por unos meses. Espero que no quiera venir a mandarme.

Ameth tragó grueso. Eran muchas las cosas que él quería conocer de Amelia, pero también serían muchas otras que ella se enteraría de él. Tuvo un pasado como mujeriego. Así fue como conoció a Rosalía, pero también como había conocido a Soffia. El embarazo prácticamente simultáneo de ambas fue un dolor de cabeza para su difunto padre.

Ameth suspiró cansado de pensar tanto, esperaba que Amelia no creyese que su pasado mujeriego era todo lo que a él lo definía.

—¿Estás cansado?—Soffia acarició su cabello y Ameth asintió.

—Nos iremos entonces para que puedas descansar.

—Pero má, acabo de llegar.

—No me rezongues tanto y levántate. Dejemos descansar a tu papá un rato y venimos más tarde.

—¿Y si me quedo con él?.

—No confío en que lo vayas a dejar descansar, así que vamos.

Refunfuñando el joven se levantó de la cama y se despidió de su papá y justo antes de salir le preguntó:

—Pá, ¿Cuándo vayas a conocerla, puedo ir contigo?.

—Primero iré a conocerla solo, hijo, no quiero abrumarla, después si podrás conocerla.

El joven asintió y finalmente salió de la habitación junto con su mamá.

En la soledad del cuarto Ameth se dedicó a seguir pensando más calmadamente cual sería el mejor escenario para que se diese ese encuentro y cuando se dio cuenta estaba fantaseando en una enorme cena familiar, donde pudiese presentarle a Amelia a toda su familia, donde ella se riese con su tía, conociera a sus primos y sobre todo donde la viese riendo con su otro hijo, que bastante que les había pedido un hermano cuando pequeño.

Y por fin ahora tendría una, por eso estaba tan emocionado. Serían una familia completa.

Enrique por fin tendría a su ansiada hermana. 


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Nota de autora: 

¡@User13830863 Gracias por todo! 

JUEVES CURIOSOS de No Juzgues La Portada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora