Capítulo 46. "La razón es nuestra peor enemiga"

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Seguía esperando a que Zayn despertara. Habían pasado ya, doce horas desde que yo llegara al hospital. Poca era la información que habíamos recibido »Está intentando estabilizarse« »Pronto tendremos más información« »Hacemos todo lo posible para que el paciente pueda recuperar la conciencia« Y así... Recuerdo que, cuando era pequeña y escuchaba a los doctores de las telenovelas, que mi madre solía ver por las tardes, decir que alguien estaba en coma; yo pensaba que estaba fuera de servicio temporalmente. Que, esa persona en coma, había decido tomarse un tiempo para descansar. Así como se usa una coma en la escritura, para descansar la idea. Y me preguntaba por qué no se le decía "Está en punto seguido" era en ese entonces, una pregunta lógica. A mi punto de vista y cuando tenía siete años, siempre decía que el punto seguido se usaba para cerrar ideas para continuar con otras del mismo tema en otro momento pero en la misma línea. Solía preguntarme porqué ellos no estaban en punto seguido en vez de estar en coma. Pensaba que, quizá lo mejor era que cerraran sus vidas y comenzaran con otras en la misma línea. Cerrar una etapa y comenzar otra en el mismo lugar, tiempo y vida.

Ahora es diferente.

Ahora tengo 18 años y sé que estar en coma no puede compararse a estar en punto seguido.  Quizá siempre estamos en punto seguido sin darnos cuenta. Cerramos etapas y abrimos otras con el tiempo, inconscientemente pero es así.  Dejamos cosas, personas y recuerdos atrás para hacer nuevas, conocer nuevas y crear nuevos. Pero estar en coma es otra cosa. Algo que no entendí jamás y no creo que pueda entender algún día a menos que yo me encuentre en esa posición.

No he salido del hospital y sé que mi aspecto es horrible. Liam tampoco ha salido de aquí. Él luce tranquilo. No sé cómo puede hacerlo. Habíamos permanecido en silencio todo el día. Sin mirarnos. Inmutables los dos ante nuestros pequeños y furtivos encuentros con la mirada. Él no había querido tocar el tema. Yo no había querido tocar el tema. No era el momento. Sólo debería importar Zayn. Que él estuviera bien.

Estaba sentada en la sala de espera. Eran casi las ocho de la tarde y no había mucha gente en el hospital. Liam había desaparecido hace casi media hora. Me alteraba no saber de él.

Mis ojos momentáneamente captaron su silueta por el medio del pasillo. Apareció de la nada y se sentó a mi lado sin decir alguna palabra. Sin mirarme. Sus ojos pertenecían a sus pies en cada paso, en cada segundo. Por primera vez después de mucho me sentía lejana a él.

Desconocida.

- Ya sólo queda mañana. Iré a Douai de todos modos. -Aunque suene loco las palabras salían de mi boca sin ser analizadas.

Liam me miró por primera vez después de mucho y comprendí que había una barrera entre nosotros. Una barrera tan grande y tan inmensa llena de obstáculos en ella misma. Nos impedía ser quienes éramos. Nos volvía ciegos y orgullosos. Prejuiciosos e irremediosos. Nada estaba bien. Absolutamente todo era distinto.

- Era el plan desde un principio. -Susurró y su voz se volvió tan tenue que se me era difícil reconocer si se sentía dolido o enojado. Tras decir eso sus ojos volvieron a caer. Sus mirada fue mia por una milésima de segundo y únicamente porque llamé su atención. Él tan solo no quería hacerlo. No quería mirarme.

- Quizá si. No lo sé. Sé que quiero ir lejos y no me importa a donde llegue. Quiero estar fuera de aquí. Por un tiempo, no sé cuánto.

No me mira pero sé que me escucha.

- Siento haberte enviado esa foto anoche, Mo. Estaba ebrio, era y no era consciente de lo que hacia.

Una descarga me recorre el cuerpo. No esperaba eso. Por alguna u otra razón sus palabras no me duelen, más bien me determinan a tomar decisiones. Ya sé: "No tomes decisiones estando enojada. No hagas planes estando feliz. No prometas olvidar estando triste" Pero quería tomar determinación y salir de todo lo malo. Expulsarlo de mí.  Sé que era posible.

- Descuida. Hay veces en que la razón es nuestra peor enemiga. -Le susurré sin procesar nada, solo expulsaba.

- Quizá pienses que soy un idiota. Un inútil. Un mal hombre. Podría entenderlo. Hasta yo me siento así.

- No pasa nada.

- Perdón.

Mi silencio me agobia pero lo entiendo todo. No puedo seguir así. Ya nada es como antes. No me gusta este sentimiento tan asqueroso, pero lo siento y nada puedo hacer. Quiero dejarlo todo e ir por nada. Quiero vaciar mis brazos y encontrar nada.

- Mo, no quiero estar así. No me gusta que me mires de esa manera. No soy un extraño. Quizá cometí errores, pero no han sido muchos. Pido perdón porque te amo y no quiero ir a ningún lado sin ti. No quiero estar lejos de ti. Nunca.

Sus ojos están tan rojos. Recuerdo que lo he visto pelear y he encontrado ese rojo intenso ahí. Pero ahora no es el mismo rojo. Es más fuerte, es más vivo y mas frío, mas sombrío y doloroso. 

- Liam, me voy. Y tú también. Los dos debemos decirnos adiós. Es lo mejor. Quizá volvamos y sintamos lo mismo de antes, quizá nos enamoremos como la primera vez o nos odiemos como el primer día. Pero tienes que descansar de mí y yo tengo que descansar de ti. Es lo mejor, es lo más sano.

Me mira. No comprendo qué siente pero imagino que está roto en mil pedazos igual que yo.

Se me ha caído el mundo encima. Y sigo permitiéndolo. Quiero permitir morir y ser derribada por ese muro.

- ¿De qué hablas, Mo? ¿Qué dices?

Guardo silencio y esta vez mis sentimientos quedan absortos de cualquier pensamiento.

Siento que tengo tanto que decirle y a la vez quiero guárdamelo todo. No sé bien cuál es el mejor camino en esta situación.

- Habíamos dicho que nos esperaríamos. Había dicho que podría esperar toda una vida por ti si fuera necesario. -Liam emite sus palabras y cada una de ellas es como una daga directo al corazón. He comprendido que, siempre siento este dolor tan lancinante es su efecto. El dolor, la culpa o la tristeza por creer que algo está cambiando.- Lo prometí cada noche en la que soñé contigo.

El mundo sigue cayendo encima. Siento un dolor tan punzante en mi pecho.

Y no duele. Mata.

- Mo, háblame.

- ¡No quiero! -Suelto entre un jadeo y el avecinamiento de un mar de lágrimas.

No sé en qué momento el mundo dejó de tener sentido. No sé en qué momento resbalé por aquella colina en la que iba escalando impecablemente.

Me puse de pie y salí del alcance de Liam y sus preguntas. Lo más probable hubiera sido que, no hubiera tenido respuestas para ninguna de ellas. Era sencillo percibir el constante vacileo de mis piernas al intentar huir. Quería correr y emprender un viaje lejos.

Dios mio, soy tan cobarde. El coraje que creía tener ha desaparecido y ya no es parte de mí, ni por sea caso.

Doy vuelta mi cabeza hacía atrás por una fracción de segundo. Liam está mirándome pero no viene por mí.

Otra daga directo a mi pecho.

Entonces tomo una decisión. Salir de ahí acomodé lugar.






















(Hola a todas. Ya sé que el capítulo les puede haber parecido corto y extraño tal vez y quizás estén algo molestas por no haber subido antes pero fue porque realmente no he podido.

Estoy en exámenes finales y ya tendré vacaciones para escribir tanto como quiera. Aunque debo decirles algo:

×Estamos en la recta final de Mi Debilidad×

Lo que quiere decir qué:

×Quedan cerca de tres capítulos×

¡Dios mio! Han pasado ya casi nueve meses desde que empecé con esto y ya he dicho gracias, pero lo repito.

Me siento muy satisfecha con lo que he logrado, los leídos que hay, los votos que dejan y los comentarios que me hacen tan bien.

El siguiente capítulo tendrá mas contenido e historia y no tardaré mucho en subirlo.

Les mando un beso, las quiero. Nos vemos en el siguiente capítulo

Fran)



















Mi Debilidad |Liam Payne|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora