- Tal vez, sólo tal vez tú seas mi excepción. -Le escuché decir suavemente en mi oído.
No estaba molesta, sólo era que un sentimiento horrible se instaló en mi pecho al ver aquel uniforme grueso de un color verde oscuro con manchas color pardo.
Aun me recuerdo con el cuerpo horrorizado observando la insignia en la parte frontal del pecho »Liam James Payne« decía un rectangulito de género bordado.
- Liam -le susurré al oído, mi tono de voz era tan inferior a quienquiera que podría haber pensado que no oía.
- ¿Qué ocurre? -Cuestionó su voz en mí.
- ¿Qué pasará entonces? -Mi cabeza descansaba en su gran pecho, nuestros cuerpos se encontraban tendidos en su cama, conectados por el mismo aire, uno de mis pies estaba enrollado en sus tobillos. Cada contacto con Liam era algo nuevo para mí, algo que realmente disfrutaba vivir. Pero ahora... existía un obstáculo para todo esto. Estaba consciente de que en algún momento tendría que iniciar una despedida o pronunciar un »Aquí te espero, suerte en lo que sea que tengas que hacer« sólo que odiaba no saber cuánto tendría que esperar para tal despedida.
- Escucha Mo, te quiero confesar algo. -Dijo el chico de ojos miel. Mi cabeza levemente erguida hacía abajo, tomó otra dirección, pues por la seriedad al pronunciar esas últimas palabras pensé que era algo realmente importante la incliné hacía arriba, encontrándome con unos ojos increíblemente vidriosos.
Había notado cierta complejidad en los actos de Liam estas últimas horas y al encontrarme con esos ojos que irradiaban un brillo intenso, que expandían dolor, me desestabilicé un poco.
- En dos meses, tengo que irme. -Seis palabras pronunciadas con un tono tan frío se adueñaron de mi cuerpo haciéndolo gritar silenciosamente. Miles de gritos ahogados pinzaban en el interior de mi cabeza, y algo muy parecido hizo que mi corazón comenzara a latir
- ¿Dos... dos meses? -Algo ya no funcionaba bien entonces mi mente y cerebro ya no podían contener tanta información.
- El día 3 de Marzo para ser exactos. - Resultaba fácil darse cuenta de la frialdad de Liam al decir aquellas últimas palabras, pronunciándolas al hizo sin darse cuenta de que al momento de entrar en mí, se fragmentaban como pequeños pedazos de vidrio tenían como fin escapar de mi interior pinzando dentro de mí, así me sentía.
Aun no reaccionaba. Liam no se daba cuenta, incluso yo no me había dado cuenta de todo lo que lo necesitaba.
Dos semanas me han bastado para sentirlo mío, para aferrarme a su cuerpo y a sus sentimientos. Dos semanas, para sentir amor.
- Aun nos queda tiempo. -Susurró aquella voz ronca. Ese »aun nos queda tiempo« era algo que dolía aun más que todo lo anterior.
- ¿A esto te referías aquella noche en la playa, Liam? –Me volteé para mirarlo, estaba tan sorprendida e incrédula de cómo las cosas de daban vuelta en cosa de segundos, de cómo toda la felicidad de compartir segundo a segundo con él se transformaba en dolor por saber que ya nada sería como antes, que ahora existía un límite para nuestro todo.
- Sí.- Confirmó todas mis dudas. Un dolor se apoderó de mi cuerpo, un dolor que necesitaba apoderarse de mí, que estaba esperando aquel momento de una u otra forma.
Me levanté en la cama y quedé sentada mirando la puerta de salida de la habitación, por alguna razón quería estar sola, no podía creerlo pero no quería estar junto a él, estaba tan confundida, tan dolida, tan quebrada, me sentía traicionada y no quería que él me viera de esa forma, una Mo tan débil. Ni siquiera yo me había sentido así hasta hace muchísimo tiempo.
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Mi Debilidad |Liam Payne|
FanfictionTenían estilos de vida totalmente distintos, eran completamente diferentes. Pero se conectaban de una manera única, incluso, podían llegar a sentir lo mismo sin darse cuenta. Ninguno sabía exactamente que esperaban de ambos, pero estaban seguros de...