¿Cómo es posible que haya pasado de estar durmiendo junto a él, a estar herida por no saber qué piensa de mí? ¿Cómo pudo pasar esto en dos días? Dos días comparada a las dos semanas que llevo junto a él.
Primero está el hecho de que yo no sabía que era un soldado, que yo no sabía que tendría que irse en dos meses, a una misión en otro lugar, otro país, otro continente. Y luego está la carta de aceptación de Douai, en otro país, en otro continente.
Desde que Liam me dejó ahí, de pie viendo como se marchaba en su vehículo negro no he hecho otra cosa más en pensar en lo que ha ocurrido. Es como si un muro que se nos adelanta en el camino nos impide caminar juntos, nos impide seguir juntos.
- Hija, vamos debes comer algo. –Es la tercera vez que mi madre entra por la habitación obligándome a hablar, no quiero.
Sus palabras sólo eran un pequeño zumbido alrededor de mi oído. Toda mi cabeza daba vueltas, el dolor del pecho no se iba, Liam no se iba, no tendría porque irse de todos modos.
- Morgana Edwards –Usó tu tono de madre preocupada. –Necesito saber que está ocurriendo.
- ¿Qué no te das cuenta, mamá? –Le grité desesperada levantándome de la cama, me sentía hecha un caos. Sentía mi cabello enteramente alborotado en todas direcciones. – ¡Nada me sale bien! ¡Nada! –Mis ojos querían estallar en aquel momento, los sentía apagados, cansados de tanto derramar lágrimas, aunque, apenas habían transcurrido dos horas desde la despedida de Liam.
Mi madre abrió los ojos, yo ya estaba acostumbrada a hablarle de esa manera, regañándole por no tener las fuerzas para enfrentar a mi padre, pero en ese momento todo era súper diferente.
- Escucha hija, esta es una oportunidad única. Cumplirás tus sueños y ten por seguro que las cosas no suceden dos veces en la vida. –Susurró pacientemente, reí para mí, ella dándome consejos ¿Desde cuándo?
- Mamá ¿Quisieras dejarme sola? –Le dije cansada, no quería oírla. Yo sabía bien las cosas que quería… pero ahora quizá no del todo.
Suspiró exageradamente.
- No sé que haya ocurrido con Liam, no entiendo por qué se ha ido así sin más, pero tú, deberías estar feliz porque hay una oportunidad tocando la puerta –En aquel momento lo que más odiaba era su voz. –Deberías estar feliz. –Repitió y se fue.
La frustración que sentía lo era todo comparado a nada. Las lágrimas volvían a caer. Me encontraba en mi desahogo tendida en mi cama, sin saber nada de nada.
Mi móvil comenzó a sonar. Volteé mi cabeza y estiré incómodamente mi brazo para coger el teléfono. Zayn. Aparecía en los momentos en los que más lo necesitaba, pero en el que no quería saber nada de nada, ni de nadie.
Rocé mi dedo por la pantalla y lo acerqué a mi oído.
- ¡Hola, bonita! No he querido llamar antes, no quería interrumpir. –Dijo con un tono de voz animadamente alegre. De modo que él sabía que pasaría la noche junto a Liam.
Sólo pude articular una risa falsa, pero hasta yo logre oír mi llanto ahogado.
- ¿Qué sucede? –Pude imaginar su sonrisa desvanecerse por el otro lado. Su tono había cambiado drásticamente.
- Todo. –Admití decepcionada.
- ¿Mo? ¿Estás bien? ¿Qué te pasa? ¿Te hizo algo? –Sus preguntas bombardeaban a mi oído.
- No Zayn, no me ha hecho nada -¿Por qué lo haría de todos modos?
- Escucha niña, estaré en tu casa en diez minutos. –Su tono protector sonaba comprensivo ahora para mí.
- No Zayn, estoy hecha un asco. –Dije con melancolía, pero era cierto.
- ¿Crees que eso me importa más que oírte llorar? Diez minutos, te quiero. –Sus últimas palabras antes de sentir el tono agudo en mi teléfono comprendiendo que había cortado la comunicación.
Me puse de pie rápidamente y me dirigí a mi cuarto de baño. Mis ojos estaban negros y rojos a la vez, mi pelo desmarañado, mi ropa arrugada.
Lavé mi cara, ahora parecía más decente para una visita, pero eso no quitaba el dolor que sentía.
Zayn tocaba la bocina del auto. Sabía porque ya la conocía, no entendía si los chicos compartían el auto, ambos tenían los mimos, o se turnaban para usarlo.
Salí a abrirle, mis ojos aun pesaban en mi cara pero no me importaba. Zayn era la única cara amiga que podía comprenderme en aquel momento, además, es la única persona que yo conozco que conoce perfectamente a Liam.
Le abrí la reja y esperé su abrazo. Me dejé caer en sus tonificados músculos, en sus brazos rodeados por tatuajes. Se me pasó por la mente todos los momentos anteriores en los que me encontraba en la misma posición, protegida por los brazos de mi novio. De Liam.
Me quité suavemente de su regazo. Encontré su mirada, aquellos ojos marrones brillaban, me ayudaban.
- Necesito saberlo todo. –Pasó su dedo por mis mejillas, una de ellas seguía húmeda.
- Vale, pero no quiero estar aquí. –Le dije consentida.
Me llevó a la playa. Empezamos a caminar por la costa y la arena caliente masajeaba mis pies.
Comencé a explicarle todo el tema, desde cómo me enteré de que era un soldado hasta como se marchaba en el vehículo negro sin decirme por qué.
- ¿Por qué no me lo dijiste antes? -Le reproché.
- ¿Decirte qué? -Sus ojos marrones se encontraban con los míos.
- Tu sabes. -Fruncí el ceño »Que era un soldado« pensé.
- No me correspondía a mí. -Dijo con sincerida.
Lo entendía, Zayn era mi amigo y el mejor amigo de mi novio, no nuestro "revelador de secretos".
- Sí. Tienes razón. -Dije bajando la vista.
- ¿Por qué no lo llamas? Deben hablar, Liam es orgulloso pero jamás te dirá que no. -Sus palabraa fueron lindas, pero un conocimiento arruinó todo eso.
- No. El dijo que tendría que salir hoy, que no podría estar junto a mí. -Mi tono de voz era tan débil.
- Cierto. Hoy es 28 de Diciembre. -Lo dijo como si yo no hubiese estado con él en esos momentos.
- ¿Qué sucede hoy? -Dije riendo, no sé si inocente o ignorante por la respuesta que me daría.
- Nada. -Me sonrió.
- No sabes mentir. Dime. -Dije un poco molesta.
- Mo ¿Él no te lo dijo,verdad? -Dolió.
- No. -Dolió aun más.
- Valeri estaría de cumpleaños hoy. Él ha ido a visitarla, al cementerio. -Anunció y por alguna razón mis sentimientos se volvían fríos, tan helados que quemaban.
Valeri. De nuevo volvía a mí. No había pensando en ella desde aquella vez en que él mismo me confiaba parte de au pasado.
Bajé mi vista, estaba rompiéndome en mil pedazos, quebrándome por todas partes.
- Es algo que hace por respeto, nada más. -Sonaba a que intentaba remediar lo dicho, pero no lo hacía.
No estaba conmigo porque estaba con ella. Literalmente.
- ¿Por qué no me lo ha dicho? Él sabe que puede confiar en mí. -Las lágrimas querían escapar, necesitaban liberarse reguardando tanto tiempo en mis ojos.
- No lo sé. Hay veces en las que ni siquiera confía en mí. Duele. -Se confesaba mi amigo.
Pero a mi me dolía aun más.
- Gracias. -Le sonreí débilmente. -Por confiar en mí.
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Mi Debilidad |Liam Payne|
FanfictionTenían estilos de vida totalmente distintos, eran completamente diferentes. Pero se conectaban de una manera única, incluso, podían llegar a sentir lo mismo sin darse cuenta. Ninguno sabía exactamente que esperaban de ambos, pero estaban seguros de...