Capítulo 5. ''¿Otra vez él?

12K 501 3
                                        

El reloj marcaba la una y media de la tarde. Venía saliendo de la ducha, con el fin de estar lista para ir a Molly's has con All y mamá. Una vez que estuve lista, fui en busca de ellas.

-Vamos que se nos hará tarde. –Le hablé a mamá quien estaba en la primera planta de la casa.

-Sí, Mo ya estoy casi lista –Me respondió agregando unos aretes a su conjunto de accesorios.

-¿Por qué te arreglas tanto mamá? –Le  reproché, no existía ni la más mínima necesidad de maquillarse, o de llevar accesorios como los que ella llevaba.

-Vamos saliendo Mo. –Me dijo como si actuar de la manera en la que ella actuaba fuera natural.

-Sí, a unas cuadras de aquí. No vamos a ningún Hotel cinco estrellas, o a un concierto de Jazz. Sólo vamos a almorzar –Mi intención no era discutir con mi madre, tan sólo quería dar mi opinión.

-Tú deberías maquillarte. Lucirías mejor esa piel tan pálida que traes. –Dijo mi madre.

-Ok. Mejor salgo porque no quiero seguir escuchándote. ¡Vamos All! -Grité hacia arriba para que la pequeña me escuchara. Realmente me molestaban esas actitudes de mi madre. ¿Cómo podía actuar así? A veces, simplemente era tan superficial, no nos parecíamos en nada. Me resultaba extraño, cuando ella discute conmigo, siempre le tiene respuesta a todo, no tiene límites, pero cuando lo hacía con papá, era un ser sin boca para defenderse, ni fuerza para refugiarse. Simplemente se dejaba maltratar. Dejaba que el abusara físicamente de ella. Era horrible oír esos golpes, los gritos, las discusiones. Mi mente recordaba esos actos, y mi cara cambiaba notoriamente. Gracias a Dios, hemos llegado aquí. Estoy segura de que él jamás podrá encontrarnos. Gracias a Dios porque estábamos lejos de él. Hace más de dos meses que no sabemos nada de él. No sé si habrá vuelto a la antigua casa, y se haya dado cuenta de que hemos huido. No sé cómo será o habrá sido su reacción.

Estuve cerca de cinco minutos ahí, parada frente a la reja de salida. Podía sentir las olas reventar a lo lejos. Olía el olor a mar. Podía ver las nubes extraordinariamente blancas y hermosas en el cielo. El día era hermoso. Me hubiera gustado quedarme allí más tiempo, disfrutaba mi tiempo a solas en este nuevo lugar. Pero oí a las dos mujeres detrás de mí cerrando la puerta. Ya era hora de irse.

Nos tomó casi quince minutos llegar. Había sido una linda caminata mientras nos dirigíamos hacía Molly's has. All le contó a Mamá sobre mi incidente que tuve ayer con aquel chico, mamá reía y yo solo asentía con la cabeza a lo que Allie decía. Nuevamente él en mis pensamientos.

Entramos al lugar. Hicimos exactamente  lo mismo que la vez anterior. Y apareció exactamente el mismo moreno que nos atendió la noche del viernes.

-Buenas tardes señoritas. Síganme por acá. -Decía el chico mientras nos llevaba a una mesa con capacidad para tres personas. Esta vez, cruzamos hacía el lado contrario, desde ahí no se lograba ver el puesto en donde habíamos cenado la noche anterior.

Se repitieron todos los actos, el nos servía amablemente y nosotras manteníamos una conversación, trataba de que Allie quería tener una mascota en la nueva casa. 

¿Qué? ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué me lo encontraba en este lugar? ¿Por qué se cruzó otra vez en mi camino? ¿Por qué lo veía otra vez?

Él estaba sentado unas seis mesas más allá de la de nosotras. Era el muchacho de ojos miel. Estaba acompañado de un hombre mayor. Solo eran ellos dos. ¿Era su padre? ¿Venía a aquí con frecuencia? ¿Cómo se llamaba? ¿Quién era? Un cuestionario de muchas preguntas apareció en mi cabeza. ¿Por qué?! Ni siquiera le conocía.

-Se podría llamar Bachi, Mo. –Escuché con claridad a All volviendo a la realidad en la que me encontraba.

-¿Cómo dices? –Le dije, ignorando totalmente de que discutían, creo que yo dejé de formar parte de esa discusión en el momento en que aquel muchacho de ojos miel se cruzó por mis ojos.

-El perrito, nuestra mascota. –Dijo prácticamente llamándome a tierra.

-Ya te dije que es muy pronto pequeña –Reaccioné rápidamente.

-Pero cuando sea el tiempo.-Contestó llevándose comida a la boca.

Ignore aquella última respuesta. Mi atención la tenía él. Me sentía intrigada, quería saber de que hablaba, de qué conversaba con aquel hombre. Creo que no lo vi reír, aunque él estaba de espaldas a mí, pude observar que no reía, ninguno de los dos lo hacía. Simplemente mantenían en pie una larga conversación.

Estaba totalmente apartada de la conversación que construyeron las dos personas a mí al rededor. No era curiosa, pero esto me intrigaba.

El momento más incómodo y vergonzoso había llegado. El acompañante del muchacho de ojos miel notó mi mirada permanente clavada en ellos. Le dijo algo al chico, le apuntó con el dedo hacía mi, y este volteó a verme. Inmediatamente giré mi cabeza, disimulando mirar a otro lado.

Sentí mis mejillas arder rápidamente, las sentía rojas, como nunca lo habían estado. La vergüenza se había apoderado de mí. Pero mi insistencia en ello, me hizo volver otra vez mi vista hacia ellos. El chico frunció el seño, sé que me reconoció. Se dio la vuelta, y pidió la cuenta, canceló el dinero y pronto se había marchado junto con el hombre.

¿Otra vez él? ¿Qué es lo que pasaba conmigo que me sentía tan molesta? ¿Por qué él actuó de esa manera? 

Mi Debilidad |Liam Payne|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora