Capítulo 29. ''La Universidad Douai''

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El perfume de Liam era algo que me alteraba todo el cuerpo, era algo que me embriagaba por completo. La película que veíamos, o que mejor dicho nos hacía compañía en su habitación se había quedado de lado hace bastante tiempo atrás.

No había necesidad de palabras, amaba cada silencio que tenía junto a Liam. En ellos podía pensar tranquilamente viendo cada facción de su cara esculpida por los Dioses.

Nuestros cuerpos recostados, enfrentados, se encontraban enlazados por la parte de los pies con él del. Las sábanas estorbaban, pues el calor de nuestros cuerpos compartiendo el mismo aire era más que todo junto. Nuestros ojos, nunca se apartaron.

- Mañana, no podré estar contigo ¿Vale? –Comenzó a decir el chico de ojos miel.

- Está bien ¿Qué estarás haciendo? –Pregunté yo con algo de agudeza en mi voz. Aunque el chico intentara ser suave al decir aquello, no estar junto a Liam no era una de las sensaciones más agradables.

- No estaré aquí. Debo salir de la ciudad. –Dijo al fin.

- Está bien. –Fingí que lo estaba, pero ¿Por qué debía salir de la ciudad? ¿Qué cosas debe hacer? ¿Por qué? No. No podía preguntárselo. Debía darle su espacio, conozco a Liam, y sé que se incomodaría con el hecho de que yo fuera como un paparazzi en su vida.

- Aun así, eres mi pequeña, no estarás sola. –Repuso Liam con aquellos labios perfectamente lisos y rosa que tanto amaba yo.

- Claro que no, estaré en mi casa, junto a mi hermana, ya la extraño. –Dije mientras el acariciaba mi pelo y lo sujetaba detrás de mi oreja.

- Le diré a Zayn que pase a verte. –Susurró Liam acercándose para dejar un beso en mi frente.

Sonreí. Él también lo hizo. Liam había llegado a cambiarlo todo, desde mi forma de ser hasta mi manera de actuar o pensar, pero por alguna u otra razón no me molestaba.

Deposité mi cabeza en su pecho, rindiéndome ante todo. Ante el agotador día que pasé enterándome de muchas cosas, el sueño me vencía. Él me abrazó con fuerza y eso fue lo último que recordé… Hasta la mañana siguiente.

Eran las 9:47 am cuando desperté e incliné mi brazo en dirección al velador que había a un costado de la cama de Liam. Abrí bien mis ojos, intentando despertar completamente de aquella hermosa noche en los brazos de Liam.

Di la vuelta a mi cabeza para encontrarlo y ahí se encontraba, en dirección a mí. Aun tenía su mano posada en mi cintura, aunque yo estuviera volteada. Me dediqué a observarlo en la incómoda posición en la que me hallaba. Lo amaba.

Suavemente, me retiré de su posesión y me adentré en el cuarto de baño para tomar una ducha rápida. Dejé mis pertenencias ahí mismo, pero tomé uno de sus bóxers. No se me hacían incómodos llevarlos.

Cuando salí del cuarto de baño ya vestida, Liam seguía durmiendo, al verlo así un sentimiento de total ternura perduró en mí, sólo hasta que salí de la habitación a duras penas.

Iba en dirección a la cocina para preparar algo de desayuno, quizá unos huevos con tocino o qué se yo.

Una escasa cabellera plateada se asomó ante mis ojos. El Señor Clouston leía el periódico en la sala de estar. Torpe mente detuve mi andar pues que estuviera ahí me tomó de sorpresa. El hombre bajó el periódico e hizo un gesto con la cabeza, creo que me decía «hola».

- Buenos días, señor Clouston. ¿Ha desayunado ya? –Continué mi andar en dirección a la cocina mientras escuchaba su respuesta.

-Yo... yo esperaba a que ustedes despertaran. –Dijo  con el nerviosismo habitual en sus palabras.

Mi Debilidad |Liam Payne|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora