003| Dermest.

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—Esto es una delicia —Elías terminaba de saborear la medialuna llena de dulce de leche, y se relamía los dedos

A la salida del instituto me habian traido a conocer una cafeteria, y a cumplir el antojo de Elías. Había pedido una malteada de piña y Sofía otra de fresa.

Les había contado bastante de mi vida y ciudad anterior, y también conocí más a estos chicos, los dos me parecen geniales, aunque son bastantes opuestos -y yo comparada con ellos ni que decir- Sofía era tan callada, me hacia acordar a Daria una serie que hasta ahora suelo ver, ella es exactamente así tan "Bah" como si no le importara nada de lo que pasara a su alrededor, ni mucho menos lo que pensaran de ella.

Su extrema delgadez era muy notoria, pero no queria atreverme a preguntarle si sufría de alguna enfermedad o transtorno, para mi era muy bella igual. Fumaba demasiado, aunque siempre olia a un aroma como de menta mezclado con fresas, era delicada a simple vista.

Elías, bueno él nunca paraba de hablar, nunca le faltaban temas para entretenerte, desde el triangulo de las bermudas a los teletubbies pero algunas veces prestaba más atención a sus gestos, vaya que gesticula un montón el chico. Pero muy inteligente de momentos serios y otras tan activo, no podias decirle que no, nunca. Tenia como una doble personalidad y se habia pintado el pelo tantas veces como yo, hasta en el estilo coincidímos bien.

—Chicos, ya debo ir a casa. —Digo tomando un ultimo trago de mi refrescante bebida. La verdad era que me urgia hacer del dos, y si no es el baño de casa, no podré. Asi que debia ir lo antes posible o llegaria con los pantalones cagados.

—Si, te llevamos. —dice Elías agarrando las llaves de su auto.

Bendito seas Dios. La próxima ya no comeré tantas comidas encima de la otra.

***
Había sacado a pasear a Gaspar, me puse mis auriculares y empecé a caminar sin rumbo. Le di el gusto a mi Madre y sali de mi cuarto, también dejé mis adorados libros.

Gaspar tenia tantas ganas de explorar todo- y de meár todo-. La ciudad era de Gaspar incluyendo todo los árboles y arbustos de la cuadra que caminabamos, cuantos litros de agua tuvo que haber tomado para hacer tanto pis, no lo sé.

Reproduzco una playlist de Spotify que tiene muchas canciones del momento, y empiezo a andar sin rumbo. Es hora de doblar en una esquina, pero a Gaspar le da por hacerse del dos como yo hoy, pero él si lo hace en cualquier lado. Así que lo espero mientras en mis auriculares se reproduce Bruno Mars.

Gaspar se tarda mucho, y hace popo en varios lugares. La canción se termina y se reproduce otra, delicate de Taylor Swift. Esa no me gusta para nada. En mi celular me pongo a buscar otra canción, otra playlist.

Escucho vagamente a alguien gritar, pero no le presto atención, hasta que levanto la vista y escucho mejor.

—¡Oye! ¡Oye no tengo frenos! ¡Que te salgas! —Un chico viene a toda velocidad frente a mi, en una bicicleta. Me muevo rápido y halo a Gaspar de la correa para que también este a salvo. Él chico pelinegro y blanco como papel, pasa a toda velocidad por al lado de nosotros.

—¡Lo siento! —Grita cuando todo ya ha pasado.

—¡Imbécil! ¡No se circula por la acera! — Le grito también, Gaspar le ladra. Estoy harta de los chicos con bicicleta que me hacen pasar por este tipo de cosas.

¡El chico del periodíco! ¿Podria ser él? ¡Por fin le he visto la cara! ¿Será posible?. Hoy por la mañana me sorprendió con esa nota, no sé si tal vez me habia investigado, seguido o algo así. Mi celular me sobresalta haciendome salir de mis pensamientos.

El chico del periódico | PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora